Convertir todo lo público en privado conlleva una estrategia fundamental: la privatización, concepto que ha ido modificándose a lo largo de los últimos 30 años.
La primera generación del concepto de “privatización” se enfocó principalmente a los activos de los Estados, a sus empresas productivas agrícolas o industriales.
La segunda, en el sector de algunos servicios.
La tercera generación se ha enfocado en los recursos naturales y estratégicos: oxígeno (servicios ambientales), genes (biodiversidad) y agua. En el caso del proceso de la privatización del agua ésta se ha iniciado desde hace más de una década de manera silenciosa. Y es que, como lo afirmó la revista Fortune: “el agua promete ser en el siglo XXI, lo que el petróleo lo fue en el siglo XX: una preciada mercancía que determina la riqueza de las naciones”.
La agenda de la privatización del agua inicia con más claridad en la década de los 90. Es en 1990 cuando en la Declaración de Nueva Delhi se estableció como una nueva ordenación global que las políticas de gestión del agua estuviera basadas en las cuencas. En 1991 la ONU crea el Secretariado Internacional del Agua.
Un año después, en 1992, en la Cumbre de Río sobre Biodiversidad se define como horizonte el año 2000 como meta para establecer nuevas estructuras institucionales y jurídicas en torno al agua bajo el diseño, apoyo y financiamiento del BM y del FMI quienes serían los acicates por medio de los cuales se presionaría a los gobiernos a modificar sus legislaciones y preparar el terreno para el mercado abierto del agua.
El posterior encuentro en Dublín ya sólo es dedicado al tema del agua. Estos son los eventos previos a la creación de la OMC en cuyo amparo se crean otras instituciones que promoverían la privatización del agua como el caso de la Coalición de las Industrias de Servicios con sede en los Estados Unidos, y el Foro Europeo sobre Servicios de la Unión Europea.
Al mismo tiempo en que nace la OMC y se firma el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (NAFTA por sus siglas en inglés) en 1994, nace el Banco de Desarrollo de América del Norte (BND) para financiar proyectos del sector público y privado en materia de agua.
Sin embargo, hay tres instituciones globales claves del agua -apoyadas e impulsadas por el BM, el FMI y la Organización de las Naciones Unidas (ONU)- encargadas de diseñar la agenda mundial privatizadora del agua e imponer las condiciones necesarias a los gobiernos, condicionar préstamos y modificaciones legales, presionar para lograr las concesiones privadas, crear una infraestructura y cultura de pago del agua, otorgar créditos endeudando a las instituciones publicas encargadas de hacer los cambios e inversiones necesarios antes de rematar la infraestructura y el negocio del agua.
Estas instituciones las componen las IFI’s (Instituciones Financieras Internacionales), las grandes corporaciones privadas y los gobiernos:
– Consejo Mundial del Agua (WWC por sus siglas en inglés). Creada en 1996 con el fin de diseñar la estrategia privatizadora de la gestión del agua a nivel mundial. Su financiamiento proviene de las IFI’s, de las corporaciones multinacionales, de organismos multilaterales y gobiernos.
– Asociación Mundial del Agua (GWP por sus siglas en inglés). Creada en 1996 por el BM, por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y por la Agencia Sueca para el Desarrollo Internacional. Dirige la estrategia para promover el agua como “bien económico” e impulsar las reformas en los sistemas públicos de agua potable, drenaje y saneamiento. Es financiado por las ACE’s (Agencias de Crédito para la Exportación), la Fundación Ford, el PNUD y del BM cuyo Vice-presidente Ismail Serageldin es el primer presidente del Comité Directivo de la GWP.
– Comisión Mundial del Agua para el Siglo XXI. Creada en 1998. Es financiada por las ACE’s de Canadá y Holanda así como de organismos multilaterales de la ONU (PNUD, FAO, UNICEF y UNESCO). Apoya e impulsa la agenda diseñada para abrir el agua a los mercados y está conformada por 21 personalidades de todo el mundo entre ellos el Director William J. Congrove quien fuera asesor del BM y actualmente trabaja para Vivendi; e Ismail Serageldin que fungió como presidente del Consejo Directivo.
Inmediatamente después de la creación de este andamiaje institucional, se constituye en 1997 el escenario de imposición de la agenda privatizadora del agua creándose el Foro Mundial del Agua (FMA) donde las grandes transnacionales y sus gobiernos aliados depositan la agenda a seguir en torno al recurso agua. En el FMA se dan cita las principales CT interesadas en el recurso económico del agua, las IFI’s, los organismos multilaterales, representantes de los gobiernos y científicos y especialistas que, junto con algunas Organizaciones “No” Gubernamentales que hacen eco de las políticas neoliberales.
En el FMA se lleva la agenda previamente discutida, las conclusiones, los diagnósticos y las futuras líneas estratégicas sólo para que sean formalmente avaladas incluso por el espejismo de que la sociedad civil ha sido consultada.
En torno a cada FMA se intensifica una fuerte campaña por parte de los gobiernos y empresas sobre la necesidad de la inversión privada y el correspondiente pago que la población debe hacer para tener acceso al agua. A todas las voces que critiquen este proceso y reivindiquen el agua como un derecho humano es señalado incluso por especialistas e intelectuales de “paternalismo”, discurso que en otrora no se justificó.
Desde 1997 y cada tres años se lleva a cabo el FMA. El primero se realizó en Marruecos, luego en Holanda, el tercero en Japón y el cuarto en México.
En el 3er FMA las multinacionales propusieron la creación de seguros de riesgos y programas de garantías a sus inversiones cubiertos por el BM y el FMI, ACE’s y otras IFI’s. Ya desde hace muchos años el BM elabora sus diagnósticos en torno al agua para justificar la protección de las inversiones privadas.
En estas mismas fechas, en 1998, el BID informó de otros actores involucrados en las estrategias del mercado del agua. Entre ellos la Organización Mundial Meteorológica y el Global Water Partnership entre otros.
Luego del 1er FMA, el BID definió en 1998 la estrategia para el recurso agua que sintetizó así: “(…) el Banco apoyará y estimulará la participación del sector privado y de un sector público con capacidades de fluidez y regulación en todas las actividades y servicios referentes al agua; como componentes importantes de acciones ampliadas para la modernización de subsectores de suministro de agua y sanidad, hidroeléctricas e irrigación, así como del sector de recursos hídricos como un todo”.
En ese mismo año la CEPAL diagnosticó la agenda privatizadora del agua: “(…) casi todos los gobiernos de América Latina y el Caribe han anunciado una política de aumento de la participación privada en los servicios públicos relacionados con el agua (…) solamente en algunos países se ha traspasado al sector privado la función de administrar los servicios de abastecimiento de agua y saneamiento, si bien otros funciones dentro de esos servicios, de carácter más técnico, efectivamente se han traspasado en muchos países”.
En este marco, las modificaciones constitucionales que se han impuesto a los países desde la década de los 90 a la fecha para crear nuevas leyes de aguas tienen las siguientes constantes:
– Se modifica legal y constitucionalmente el concepto de “bien público” y “bien natural”, a “bien comercial”, “bien económico”, “bien privado” o “bien estratégico”.
– Se crea una campaña publicitaria pública y privada en varias direcciones: “hay crisis del agua”; “millones de personas en el mundo mueren por falta de agua o por su mala calidad”; “el agua se está acabando y en un futuro será incierto para la humanidad”; “la culpa la tienen los indígenas por talar árboles, y la población en general por no cuidarla”; “el gobierno ya no tiene dinero”; “el cambio climático y la contaminación del agua agrava la situación”; “es justo que todos paguen por el servicio”; “el subsidio es paternalismo”; “sólo la inversión privada puede salvar la situación”; “la inversión privada mejorará el servicio, lo garantizará a toda la población y reducirá sus costos”; “es necesario legislar sobre el agua”.
– El Estado permite la concesión de la gestión del agua de un país en manos privadas nacionales o internacionales. La concesión puede ser hasta de 30 años y con posibilidades de renovación. Las concesiones van ligadas a leyes de privatización de la tierra, los bosques y las selvas.
4) La concesión incluye todo el ciclo del servicio: propiedad sobre mantos, pozos, ríos y otros acuíferos (asociado con la propiedad de la tierra); propiedad sobre la extracción del líquido desde donde esté y su transportación; propiedad sobre el almacenamiento (embalses); propiedad sobre la infraestructura (canales y sistemas de riego, presas, ductos, tuberías urbanas y alcantarillado); propiedad sobre la distribución y comercialización o cobro al usuario (público, domiciliario o industrial urbano o agropecuario); propiedad sobre los sistemas de reciclado y venta tratamientos de aguas antes de volverlos a la cuenca.
En el año 2000 el FMI otorgó los préstamos a 12 países bajo la condición de privatizar del agua.
Entre ellos estaban Angola, Benin, Guinea-Bissau, Honduras, Nicaragua, Nigeria, Panamá, Rwanda, Senegal, Tanzania, Yemen y Sao Tomé y Príncipe.
La misma condición impuso el BM entre 1990 y 1995 al conceder 21 préstamos que aumentaron a más de 60 entre 1996 y 2002 con un fondo de 20 mil millones de dólares para proyectos de agua. En este tiempo México, El Salvador, Honduras, Argentina y Bolivia entre otros países viven diversos procesos y niveles profundos de privatización del agua. En septiembre del 2005 en Guatemala más de 15 mil personas se movilizaron frente al Gobierno Departamental de Totonicapán para rechazar la nueva Ley de Aguas.
El proceso de privatización del agua va también asociado a la financiación de represas en todo el mundo. En este caso, los recursos prestados por bancos multilaterales y la financiación bilateral para hidroelectricidad con grandes represas en el mundo fueron más de 4 mil millones de dólares anuales. De sumar a todos los bancos multilaterales y bilaterales, a final del siglo XX se habían destinado 125 mil millones de dólares.
El proceso de privatización del agua también tiene que ver con el negocio del agua embotellada y otros sectores empresariales que consumen grandes cantidades del líquido.
Entre ellos el sector petrolero, automotriz, de cervezas y refrescos, minero, textil, aluminio, hidroeléctrico, del papel y el cartón, agroindustria y en especial las grandes extensiones de monocultivos para la exportación, entre otros.
Las principales multinacionales de agua embotellada son:
Coca-Cola (Ciel, Dasani, Bonaqua). Entre 1998 y 2003 incrementó sus ventas en un 81% y en 2004 vendió 8 mil millones de dólares. Coca-Cola-FEMSA, la embotelladora más grande de América Latina, vende 30 millones de litros diarios de refrescos en América Latina que equivale al consumo normal de agua diaria de 14,5 millones de personas.
Pepsi-Cola (Aquafina, Electropura).
Nestlé (Santa María, Pureza Vital, Nestlé Pure Life, Aquarel, Viladrau, Peñaclara, Perrier, Vittel, Sn. Narciso, Imperial).
Danone (Bonafont, Pureza Aga, Evian, Font Vella, Lanjarón).
El mercado del agua embotellada representa anualmente un valor de más de 22 mil millones de dólares y el equivalente a 113 mil millones de litros de agua con un incremento del 7% anual.
En el caso de México el proceso inició desde 1992 con la nueva ley de aguas y en ese mismo año el BM otorgó un crédito de 250 millones de dólares al gobierno para impulsar su privatización previamente con el mejoramiento de la infraestructura de las ciudades mayores en el país. El proceso se ha profundizado hasta la fecha donde las trasnacionales como Suez, Vivendi y Bechtel -camuflajeada como Unites Utilities- han sido las más beneficiadas aunque el proceso no ha tenido todo el éxito deseado.
Por su lado, a inicios del 2000 el BID aprobó a El Salvador un préstamo de 46 millones de dólares del cual el 75% son fondos para la reforma empresarial con el fin de promover la inversión privada y crear las condiciones para que se apropien del negocio.
Las principales Corporaciones Trasnacionales del Agua son:
-Vivendi/US Filter (Francia/EE.UU.)
-Lyonnaise des Eaux-Suez (Francia)
-RWE/Thames Water (Alemania/U.K.)
-Bechtel (EE.UU.)
-Abengoa (España)
-Suez, Vivendi y RWE dominan más del 70% del negocio de abastecer el agua en el mundo.
El futuro que nos depara
El agua dulce será el motivo de muchas guerras en el mundo por disputarse su acceso y control. Esto no es nuevo. Hace 4,500 años las Ciudades-Estados Sumerios de Lagash y Umma negociaron para dar fin a su confrontación por el agua del río Tigris.
Desde el año 805 se han firmado entre naciones aproximadamente 3.600 tratados relacionados con el agua, la mayoría de ellos sobre navegación y límites nacionales, pesca, irrigación de cultivos, delimitación de fronteras, accesos a manantiales, etc. Alrededor de 300 se refieren a aspectos relacionados con la cantidad de agua, su calidad y la hidroenergía.
Muchos de ellos se limitan a aspectos relativamente restringidos y no establecen principios para la gestión integrada del recurso en toda la cuenca. Pero si tomamos en cuenta desde los años previos a la Revolución Industrial a finales del S. XX, se puede observar que desde 1820 al año 2000 se firmaron más de 400 acuerdos que consideran al agua un recurso precioso, caro, limitado y finito.
Después de la II Guerra Mundial, entre los años de 1948 al 2002 se registraron 1.831 interacciones provocadas por el agua, de las cuales 1.228 fueron de carácter cooperativo que terminaron en la firma de 200 tratados de reparto de aguas y la construcción de nuevas represas.
También se registraron 507 conflictos, de los cuales 37 fueron violentos, 21 con intervenciones militares y 30 han sido protagonizados por Israel y sus vecinos. Sin embargo, todo parece indicar que la incorporación del bien agua como recurso económico será el detonador de los mayores conflictos en el mundo durante el Siglo XXI.
Ismail Serageldin, Vicepresidente del Banco Mundial lo expresó afirmando que “la próxima Guerra Mundial será por el agua”.
Curiosamente, en algunos de los países con recursos hídricos escasos, están muchas de las empresas transnacionales que andan tras la producción de energía hidroeléctrica y la privatización del sector agua.
Entre los 15 países con mayor “estrés de agua” (crisis de agua) están, por orden de importancia: Arabia Saudita, Yemen, Egipto, Israel, Corea (Hyundai), Irak, Madagascar, España (Unión Fenosa, Endesa, Iberdrola), Irán, Marruecos, Pakistán, Alemania (Siemens), Italia, Sudáfrica y Polonia.
Esto contrasta con otra realidad: Brasil tiene el 17% del agua dulce del mundo; Rusia tiene el 11%; Canadá el 7%; China el 7%; Indonesia, Estados Unidos y Bangladesh tienen cada uno el 6%; India el 5%; y el 35% está en el resto de los países del mundo.
Si los conflictos por el agua ya se daban antes de incluirla como un “bien comercial”, en la medida en que se acelere el proceso de privatización éstos serán los niveles de conflictos:
– Dentro y fuera de las naciones. En el mundo hay 261 vertientes que cruzan fronteras políticas de dos o más naciones las cuales se encuentran en 145 países. Estas cuencas abarcan un 45% de la superficie terrestre del mundo, contienen un 80% del caudal fluvial global y afectan a un 40% de la población mundial. De 261 vertientes, 80 se encuentran en el Continente Americano donde está el 14% de la población mundial y el 41% del agua del mundo. Sin embargo, la tendencia no es sólo la privatización de la superficie terrestre donde escurre o se estanca el agua, sino la privatización del subsuelo ya que las reservas de agua se concentran básicamente ahí en forma de acuíferos y equivalen a 60 veces más de la que circula en la superficie.
– Entre poblaciones rurales y urbanas. Se han registrado guerras y conflictos de diversa índole en Israel, Jordania, Siria, Palestina, Egipto, Yemen, Irak, Kuwait. Estados Unidos también le disputa el agua a México y lo hace en la Triple Frontera con Argentina, Uruguay y Paraguay. También hay conflictos en las cuencas del Mar Aral, Jordán, Nilo y Tigris-Eufrates.
– Entre intereses río arriba y río abajo. De seguir la tendencia, podremos encontrar en un futuro conflictos en torno a los ríos Lempa, Bravo, Ganges, Kunene, Río de la Plata, Mekong, Orange, Senegal, Tumen, Zambeza, Limpopo, Han, Incomati, Usumacinta, Lago Chad, entre otros.
– Entre los sectores agrícola, industrial y doméstico. La agricultura consume el 67%; la industria utiliza el 20% (el equivalente a toda la producción mundial hidroeléctrica); y los usos municipales y domésticos un 10%.
– Entre las necesidades humanas y los requisitos de un medio ambiente sano. En las ciudades de los países pobres el 70% de pobres no tienen agua potable. Además, se calcula que para el año 2025 el 70% de la población mundial no tendrá acceso a agua suficiente, esto equivaldrá a 3 mil 500 millones de personas que vivirán en países con estrés de agua.
En la medida en que se agudicen las políticas neoliberales, la demanda y la violencia en torno al agua aumentarán.
La demanda de agua potable crece por varias razones: incremento de la población; mayor concentración de la población rural en áreas urbanas (actualmente más de la mitad de la población mundial se concentra en las ciudades) provocada por los tratados de libre comercio, la pobreza y falta de apoyo al campo; incremento de la privatización de la tierra y la consecuente expulsión de población indígena y rural; construcción de infraestructura (carreteras, aeropuertos, acueductos, oleoductos, canales secos, represas, etc.) que implican necesariamente la misma expulsión; mayor contaminación de ríos y mantos acuíferos y pozos por la industria; uso intensivo de agroquímicos; plantaciones de transgénicos que demandan más agroquímicos y grandes extensiones de monocultivos para la agro exportación; y el incremento de la producción minera extractiva, entre otras consecuencias.
Esta demanda de agua potable hace cada vez más atractivo el negocio de la creación de infraestructura privada y del consumo de agua embotellada.
Además de la pérdida de soberanía de los países sobre sus recursos estratégicos, el recurso agua en manos privadas llevará a una mayor pobreza. Los cada vez más pobres no tendrán acceso al agua por la imposibilidad de pagarla una vez que el agua no sea un derecho humano y un recurso natural sino un recurso económico.
En todas estas ciudades será donde las colonias y barrios populares ya no contarán con cuotas fijas en el servicio del agua sino que se elevarán aumentando la pobreza en los mismos cinturones de miseria. Esta situación ya ha traído múltiples movilizaciones sociales en todo el mundo. Se calcula que más de 600 conflictos existen actualmente por el agua.
Y ya nos encontramos con muchos ejemplos. Las protestas en Bolivia por la privatización del agua impulsada por el BM en manos de Bechtel y Abengoa son ya conocidas. Desde comunidades campesinas en Chiapas hasta en Soweto se han instalado ya medidores para el cobro del agua pero al mismo tiempo el descontento ya ha cobrado vidas humanas. En este país africano la represión ha llegado a la detención de manifestantes contra las multinacionales.
En Argentina el FMI exige que las empresas multinacionales del agua y la electricidad aumenten sus tarifas hasta en un 30% en un país donde un 50% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza. Por su lado los israelíes desvían agua de Gaza a sus regiones agrícolas. En Irak, Bechtel logra importantes contratos sobre el agua.
En Uruguay la lucha se centra contra la privatización en manos de Aguas de Bilbao. En Chile por la privatización del agua en manos de Endesa. En Perú contra el alza de los precios del agua. Y así podemos seguir recorriendo el mundo lleno de brotes que reclaman el agua como un derecho humano.
En términos ambientales, la comercialización del agua llevará a justificar la construcción de más represas, infraestructura que mayor impacto medio ambiental ha provocado en el mundo y que aporta grandes cantidades de gases de efecto invernadero acelerando el cambio climático.
Por si fuera poco, es la infraestructura que más población ha desplazado en el mundo (entre 80 a 100 millones de personas las más de 45 mil grandes represas que han bloqueado el 60% de los ríos del planeta).
La contención de grandes volúmenes de agua en los embalses ha provocado una agudización en las condiciones de vida de los desplazados y han provocado graves enfermedades. Esta presión sobre la tierra y los recursos hídricos ha llevado a la conformación del Movimiento Mesoamericano contra las Represas, del Frente Guatemalteco contra las Presas, del Movimiento Mexicano de Afectados por las Presas y en Defensa de los Ríos (MAPDER), del Movimiento Latinoamericano e internacional contra las represas.
Paralelamente a los FMA se han conformado otros procesos de resistencia global como el llamado Foro Mundial Alternativo del Agua que en su tercera versión en marzo del 2005, en su Declaración Final, reafirmó el derecho al agua como derecho humano, el estatuto del agua como bien común, el financiamiento colectivo del acceso al agua y la gestión democrática del agua en todos los niveles.
Al mismo tiempo se reafirmó la necesidad de fortalecer la campaña contra el Acuerdo General de Comercios y Servicios de la OMC (GATS por sus siglas en inglés), contra la privatización y por la defensa de los servicios públicos de distribución del agua. Del mismo modo, en el V Foro Social Mundial llevado a cabo en enero del 2005 se lanzó la Plataforma Global de Lucha pro el Agua refrendando el líquido como un derecho humano y un recurso público.
La Plataforma se comprometió a una campaña contra las multinacionales como Vivendi, Suez y RWE; luchar para que el agua no sea incluido en el GATS; luchar contra las políticas privatizadoras de las IFI’s; preservar las aguas de la naturaleza y defender el Acuífero Guaraní; hacer énfasis en la cuestión de género y los grupos más débiles y ampliar las alianzas para la unidad de la lucha mundial contra la privatización del agua.
No cabe duda que los procesos organizativos que surgen por todo el mundo son signos de esperanza de que podemos construir un mundo donde quepan todos los mundos, un mundo donde el agua alcance para todos y sea signo de paz.