Ni políticas sin energía, ni energía sin política: Kirchner, Lula y Chávez juntos en Brasil para sumar a Bolivia al MERCOSUR

Por Causa Popular.- El llamado Gasoducto del Sur que apuntalará la integración de los tres países más grandes del sur de América fue la nota sobresaliente de una semana signada por la víspera de la asunción de Evo Morales como primer presidente indígena de Bolivia, una de las mayores reservas gasíferas del continente. Hugo Chávez, Luiz Inacio Lula da Silva y Néstor Kirchner se reunieron el 19 de enero en Brasilia y reafirmaron la intención de avanzar en la estratégica unión sudamericana. Pero no sólo de este “tubo” de más de 8 mil kilómetros de longitud trató la cumbre presidencial. La situación política de América Latina a partir del triunfo de Evo Morales y la conformación del Banco del Sur también fueron parte de la agenda de los tres mandatarios. En relación al presidente electo de Bolivia, Chávez expresó que es “importante para nuestro grupo, para los que proponemos cambios profundos en lo económico, en lo político y en lo social. Se quedó atrás el tiempo de las derechas, se quedó atrás el Consenso de Washington, ahora viene el consenso de Suramérica, un nuevo tiempo”.

Fue el cuarto encuentro de los tres mandatarios que, aunque con diferencias inocultables, batallaron con más decisión contra el ALCA en la IV Cumbre de las Américas.

En el tercero de ellos, que se realizó en Montevideo durante el mes de diciembre, circuló por primera vez la idea de la construcción de un gasoducto que atraviese los territorios que presiden. La iniciativa venezolana había sido discutida con anterioridad por Kirchner y Chávez, durante la última visita del presidente Argentino a la primera reserva de gas de la región y la quinta del mundo.

En declaraciones difundidas por la prensa del presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Chávez resumió los beneficios que traerá el Gasoducto del Sur para la región: “Este gasoducto, son como 7 mil kilómetros, generará casi un millón de puestos de trabajo, una buena parte en Venezuela. Por otra parte, va a dinamizar de manera asombrosa las empresas del hierro, el acero, la fábrica de tubos, las empresas de construcción y cuántos otros impactos dinamizadores, (…) eso en la primera etapa, la etapa de la construcción, eso dinamiza mucho el empleo, la ingeniería. Además, en el mediano plazo nos va a permitir colocar, yo digo que durante doscientos años, el gas que tiene Venezuela, de manera rápida, segura y limpia a través de gasoductos, (…) el norte de Brasil y el Río de la Plata”.

En el fondo una inversión de semejante magnitud -según cálculos del ministro de energía venezolano rondará entre los 17 y los 20 mil millones de dólares- tiene como objetivo por el lado de Venezuela diversificar su economía para progresivamente dejar de depender del petróleo.

“Vamos a dejar de depender sólo del petróleo, y además la Revolución Bolivariana viene apuntando a eso casi siete años, deben recordar que una de las primeras leyes que hicimos fue la de hidrocarburos gaseosos”, apuntó Chávez.

Para Brasil, en cambio, su intención es continuar la modificación de su estructura energética para depender cada vez menos del petróleo, y para la Argentina terminar con el desabastecimiento de un producto que escasea en nuestro país, y que hoy depende de endebles acuerdos con Bolivia.

Al llegar a Brasilia, como ya es una costumbre, el presidente Hugo Chávez puso la mirada en el largo plazó y dejó en claro el carácter estratégico del proyecto: “en Venezuela nunca se explotó el gas, se quemó y todavía lo estamos quemando: hubo falta de visión estratégica.

Está calculado que si Venezuela y Brasil sustituimos todo el consumo de gasolina por gas y la gasolina la exportamos con los precios de la gasolina, ¿sabes cuánto estaríamos ganando? No menos de 15 mil millones de dólares, además de reducir el impacto ambiental, menos contaminación, y ése es uno de los grandes proyectos”.

La posible incorporación de Bolivia

Según expresó el mismo Chávez al llegar a Brasilia Venezuela cuenta con una reserva de gas que alcanza los 130 trillones de pies cúbicos, mientras que Bolivia, con 48, 7 trillones es la segunda reserva de la región.

“Ese gasoducto para nosotros es vital, es necesario. Allá en el norte de Sudamérica, en Venezuela hay gas para 200 años…lamentablemente Brasil, Argentina, los países del cono sur no tienen grandes reservas de gas y Venezuela las tiene: 130 trillones de pies cúbicos», expresó Chávez.

Venezuela y Bolivia juntas alcanzarían reservas de gas que estarían entre las más grandes del mundo, de allí el interés que manifestó en especial el presidente de Venezuela para que del proyecto sea parte también el país que presidirá Evo Morales a partir del 22 de enero.

Las posiciones que vuelcan en público el presidente de Brasil y de la Argentina con respecto a las posibilidades estratégicas que podría deparar la construcción de una mega obra de estas características, no sólo que no abundan, sino que brillan por su ausencia.

Sobre todo si se toman en cuenta el fuerte discurso latinoamericanista del presidente Chávez. Mientras que para Lula y Kirchner, un gasoducto desde Caracas tiene beneficios prioritariamente internos, la Revolución Boliviariana, además de la posibilidad de continuar con la diversificación de su economía, encuentra en el mismo un elemento más de integración y unión sudamericana fundamental para romper con la dependencia económica con los Estados Unidos que aún tiene la región.

Es en este sentido, Chávez declaró a la prensa que “con ese gasoducto no se trata de hacer el tubo de siete mil kilómetros y mandar el gas siete mil kilómetros, y que pase el gas, fuente de riqueza y desarrollo, a lo largo de caseríos y pueblos llenos de pobreza y de miseria. No, hay que llevarles desarrollo integral a esos pueblos, hay que acompañar eso con proyectos integrales de vivienda en algunos lugares, hay que tomar gas de ese que viene para acá y dejarlo en el camino para sembrarlo en forma de desarrollo industrial”.

No sólo con gas y petróleo se construye la integración

Es difícil refutar la afirmación de que de los tres mandatarios que se reunieron este jueves en Brasilia el comandante bolivariano es el más activo. Era de esperar que Chávez no iba a dejar pasar este cuarto encuentro con Kirchner y Lula para continuar con el apuntalamiento del eje estratégico del sur conformado por Caracas, Buenos Aires, Brasilia.

La Comunidad Sudamericana de Naciones, Petrosur, Telesur, el ALBA, y el Banco del Sur son los proyectos con los que el comandante bolivariano busca hacer realidad el sueño de Simón Bolivar de la Patria Grande. En Brasilia, la posibilidad de crear un Banco del Sur con la mitad de las reservas de los tres países, fue otro de los temas de la agenda del conclave.

La idea que se discutió fue la de un banco de fomento público para Sudamérica con el cual se apoye proyectos de desarrollo social y económico, adquiriendo la independencia financiera que estos tres países han demostrado buscar en la relación que actualmente mantienen con el Fondo Monetario Internacional.

Unos “100.000 millones de dólares en reservas internacionales tenemos entre Argentina, Brasil y Venezuela, eso supone que lo podemos crear hoy mismo, mañana (…) Coloquemos allí 50% de nuestras reservas”, propuso Chávez. “Con esas reservas podemos empezar a hacer lo que llaman ingeniería financiera, comprar bonos unos con otros.

Si un país entra en crisis, le compramos bonos. Con los intereses que ese dinero gana, podemos hacer hasta donaciones”, expresó Chávez para luego concluir: “Estoy seguro, más que convencido, de que ahora sí llegó el día de la unión de América del Sur y lo estamos viendo”.

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