Es archiconocida aquella frase que habla sobre lo distinta que se ve la misma realidad según el cristal con que se la mire. Ahora bien, cuando ese cristal se ve empañado por la visión parcializada que esgrimen los grupos de poder, tratando de disfrazar sus intereses detrás de “sesudas” reflexiones, es cuando el conjunto de los trabajadores, de la mayoría del pueblo en definitiva, corre serio peligro para la consecución de sus reclamos. Todo esto viene a cuento de las declaraciones que efectuaron un “grupo de empresarios”-reunidos en la bolsa de Rosario para “analizar la marcha de la economía”-sobre el conflicto planteado en la empresa Kraft Foods (ex Terrabusi). Conocemos sobradamente que tipo de visión tienen la mayoría de estos sectores (quizá sea injusto incluir absolutamente a todos) pero nunca debemos pasar por alto la importancia que tienen para esos grupos aquellos comunicadores que los apoyan; ya sea por convencimiento o por conveniencia del momento. De todos modos no es este el núcleo central sobre el que quise escribir hoy, sino sobre la naturaleza de las frases que esgrimen hoy por hoy los empresarios mencionados. Todos parecieran coincidir en dos puntos: La condena de la protesta social; so pretexto del orden y la “libertad de tránsito”; y su preocupación por las “malas señales hacia los inversores” que; dentro de su mentalidad individualista y extranjerizante, es lo que más les importa. He leído frases como la preocupación que sienten por las posibles “peleas sindicales poco civilizadas”, sobre “comisiones internas que parecen más poderosas que la CGT ” (Hugo Biolcati), en cuanto a que “debemos reflexionar sobre el avance de las protestas en espacios públicos” (Amadeo Vázquez, director de Gas Natural Ban y Tenaris, ésta última del grupoTechint) o bien «Es una muy mala señal para las inversiones de todo tipo porque en ningún lugar del mundo es posible tomar una planta por 40 días y que no pase nada», (Daniel Artana, “célebre” economista de FIEL), etc etc. Se ha leído inclusive sobre la “preocupación” porque “el conflicto ha escalado hasta casi dejar sitiada a la ciudad de Buenos Aires” Nada de esto es casual, ni traído de los pelos. Es una retórica tan conocida como recurrente. Sin embargo, nada se dice en los pasillos del poder económico, sobre los derechos de los trabajadores, ya no solamente desde el punto de vista salarial, sino sobre la dignidad de las condiciones laborales y el derecho que nos asiste para contar con una representación sindical que contrapese el poder de las patronales. Por todo esto; una vez más; la unidad, la concientización y la lucha son la única garantía para enfrentar este rebrote conservador que pretende, en definitiva, hacernos regresar a las décadas nefastas de La Forestal o la Semana trágica. Pretenden tener trabajadores sumisos y dóciles que, en lugar de defender el trabajo como uno de los polos de la ecuación productiva,un contrato mutuo en definitiva, estén “agradecidos” por la dádiva patronal, mientras los “inversores” bailan felices por las ganancias obtenidas. Mal que les pese a los Grondona, los Morales Solá y sus defendidos de turno, la premisa de la dignidad y la legitimidad del reclamo en las formas que sean oportunas, siempre tendrán vigencia en la cabeza y el alma de los trabajadores pensantes y concientes de la realidad que nos toca vivir.