Mauricio Macri es, según él, la «nueva forma de hacer política». Pero el ciclo que está culminando Macri en Boca es la contracara de la «nueva política». En octubre de 2006, la Justicia le vetó el ansiado proyecto de reforma de los estatutos del club; Macri pretendía su reelección indefinida. Aunque le gusta hablar del «recambio de los hombres de gobierno», despedazó a los sectores de la directiva que intentaron frenar su manejo personal de los negocios del club, como Digón, Crespi y Abatángelo.
Todos ellos efectuaron terribles denuncias sobre los manejos financieros de Macri. ‘Cometas’ sobre las ventas y las compras de jugadores; la «recompra» de los viejos jugadores de Boca que emigraron a Europa, que Macri negocia personalmente, no de club a club, a cambio de una parte de las transacciones (como los casos de Delgado y Bermúdez, que alcanzaron una gran resonancia).
Después de doce años en Boca, Macri se va con muchos títulos futbolísticos y con un pasivo escandaloso, a pesar de ser el club argentino que más jugadores vendió a Europa de los últimos diez años. El endeudamiento de Boca es un tema judicial: hay compras y cuentas fantasmas que no aparecen en los balances (Ver Página/12, 31/12/06). El caso de las compras de Belluschi y Garay, dos jugadores de Newell’s que Boca compró, pero que nunca se pusieron la camiseta del club, en cualquier otro país terminaba con los responsables en Devoto. La alianza de Macri en estas operaciones con el presidente de Newell’s (López, un hombre que hace mucho debería estar preso) es un ejemplo de este «nuevo» modo de hacer política.
Con la Bombonera, el estadio, se vivió una situación parecida: lo primero que hizo Macri fue refaccionarla con unos palcos lujosos que se vendían de por vida y cuyos aportes gastó en su gestión, favoreciendo a que el club más popular -y más relacionado con los sectores humildes- determine una parte importante de su espacio para que vayan magnates y pudientes. Algo parecido sucedió (sucede) con las agencias de turismo que se aseguraban de vender plateas para extranjeros a valor dólar, prohibiendo a un sector de los argentinos a adquirir su ubicación en pos de devisas que poco se sabe a qué se destinaron (y se destinan) .
Palcos para visitas especiales, como las hijas de George W. Bush, a quienes llevó a su palco personal, el palco presidencial de Boca, y las vistió con las camisetas del club. Situación que enojó mucho a Maradona
Bajo su presidencia, además, el club se apropió de unos terrenos linderos, cerrando una calle, para hacer un estacionamiento, con la excusa de que mejoraban la calidad visual de uno de los barrios más pobres de la ciudad y que, claro, como Boca hace mucho por el barrio, el barrio puede hacer algo por Boca.
Macri, quien ha perdido en cierta forma el control de la situación sobre su propia tropa -en el Gobierno definen la situación interna del club como «un lío infernal»-, tampoco está solo, en cuanto a compañías políticas se refiere, en la comisión directiva. Algunos ex funcionarios menemistas lo apuntalan desde distintos puestos en la conducción del club.
Testimonios de futbolistas
Antonio Barijho: «En Boca siempre hubo cosas turbias. Pero las cosas hay que decirlas en su momento. Lo peor que le puede pasar a Boca es que estas dos personas (Macri y Delgado) lo estén ensuciando como club. Yo me fui porque no me gustaba lo que había. Al estar este clima me quería ir a cualquier lado. Después de que se fue Bianchi, que mantenía todo controlado, porque eran él y los jugadores quienes manejaban todo, el club es un desastre.»
Marcelo Delgado: «Macri hace negocios personales con Boca.»
Jorge Bermúdez: «En cada negocio con Boca siempre tenía que quedarle algo a Macri para que lo apruebe, una coima, sino era un rotundo no. Y cuando Macri no esté se van a conocer más casos. En el 2000, un club europeo (el Barcelona) quería llevarme y desde Boca salió un fax donde se pedían 5 millones de dólares. Pero a la noche, desde la residencia de Macri salió otro exigiendo dos millones más y dejando de lado al representante. Ahora hay que pensar aquello que se hizo mal, hay que buscar quién estuvo detrás de todo eso. Yo estuve en Boca y lo viví. Me fui porque estaba en desacuerdo en cómo se trataba al ser humano, el club se había convertido en un negocio personal y un club como Boca no se puede manejar como un negocio personal, tiene que estar abierto a la gente, tiene que haber claridad, con un manejo diáfano, con todo abierto para que el socio sepa qué pasa con la gestión.