Luego del canje Argentina abre un nuevo round con el FMI: ¿habrá más endeudamiento para mantener los vencimientos?

Por Causa Popular.- No pasaron 48 horas del anuncio de los porcentajes del canje de deuda en default, y ya el ministro de Economía Roberto Lavagna, tomaba un avión para reanudar las negociaciones con el acreedor privilegiado de la Argentina. Luego de la quita obtenida con la emisión de los nuevos bonos, el país mantiene una deuda con los organismos internacionales de crédito que alcanza los 78.000 millones de dólares. Mientras que este año ya se comenzaron a cancelar vencimientos con Fondo Monetario Internacional con reservas del Banco Central, durante el 2004 la Argentina desembolsó más de 10.000 millones de dólares al Fondo y otras instituciones similares. La estrategia del gobierno para las nuevas negociaciones con el FMI no variará la implementada en el 2004. Mientras intenta reducir su exposición con el principal organismo de crédito, emblema del neoliberalismo y las políticas imperiales, pagando religiosamente la deuda que lo une al mismo, el gobierno mantendrá un discurso opositor con la mirada puesta en las elecciones de octubre.

Una vez concluido el proceso de canje, el monto global de la deuda se redujo en más de 40 mil millones de dólares, ubicándose en 134.000 millones. A los organismos multilaterales se les deben unos 78.000 millones de dólares, mientras que el resto -unos 36.000 millones de la misma moneda- corresponden a títulos emitidos en el mercado interno con posterioridad a diciembre de 2001. Tanto estos títulos post-default como las obligaciones con los organismos oficiales se pagan desde entonces en tiempo y forma. De hecho, el año pasado la Argentina desembolsó más de 10.000 millones de dólares al Fondo y otras instituciones similares.

Numerosos analistas dan cuentan de que la administración Kirchner busca “desendeudar” a la Argentina, al menos en relación con el FMI. Para ello, durante todo este período en el cual la Argentina no mantuvo acuerdo alguno con el Fondo, se ha cumplido con los pagos sin ninguna refinanciación. Es que la estrategia oficial se basa en depender cada vez menos del organismo con sede en Washington -un hecho sin dudas, positivo- pero a costa de pagos altísimos para reducir esta deuda “oficial”.

Pero el camino del desendeudamiento además de no ser nada fácil económicamente, tampoco lo parece políticamente.

Existen fundadas dudas sobre si el FMI como representante de los principales países industrializados del planeta, estará dispuesto a perder influencia sobre la economía nacional para beneficiar a las empresas multinacionales

En el plano económico, a pesar de los pagos realizados, la deuda con el FMI -que en diciembre de 2001 era de 13.952 millones- se redujo poco: está en 13.444 millones de dólares. Y eso se debió a que, por la suba del euro, se revaluó la moneda especial (Derechos Especiales de Giro) en la que están expresadas las deudas con el Fondo. Nada indica que este año no suceda lo mismo.

En lo que a la política se refiere, con el viaje de Lavagna a Washington apenas terminado el canje, se reabrieron las negociaciones con el FMI suspendidas desde agosto del año pasado. Pero a diferencia de otras instancias similares con el organismo ninguna de las partes parece estar preocupada por apurar el ritmo de esas negociaciones.

Mientras que el gobierno trata de no comprometerse en avanzar con las reformas estructurales que le pide el organismo en un año electoral, en el fondo no se apurarán mientras la Argentina cumpla con sus obligaciones.

Una de las dudas para este año es si las arcas del Estado alcanzaran para mantener el pago con el organismo sin endeudarse. En el ministerio de economía confían en que llegarán a pagar los 11.500 millones de dólares, que se vencen en el 2005 con el Fondo y los otros organismos. Sin embargo, no pocos economistas dan cuenta que para alcanzar este monto el gobierno necesariamente deberá tomar nueva deuda ya que, aunque se mantengan variables bastante inestables como un precio internacional alto de los granos, el superávit fiscal alcanzará los 10.000 millones de pesos.

Lo que falta saldría finalmente de la colocación de nueva deuda en bancos locales y las AFJP’s especulan algunos, algo que Lavagna no desea pero a lo que puede verse obligado.

Mientras la nación cumple con los pagos en cada vencimiento, el presidente Néstor Kirchner parece decidido a mantener un estilo confrontativo de negociación, más aún cuando se trata de la relación con un organismo tan desprestigiado para la población en el año electoral más importante para el gobierno desde que asumió.

Los primeros chispazos se produjeron el pasado miércoles cuando Kirchner aseguró que Argentina «no necesita los consejos» del Fondo Monetario Internacional (FMI), sobre cómo tratar a las empresas radicadas en el país al día siguiente que el titular del organismo Rodrigo Rato, en alusión al boicot a la empresa Shell, reclamara «reglas claras y respetuosas» para la iniciativa privada desde China.

El primer mandatario subrayó que la Argentina «es un país independiente», y que no necesita «los consejos directos o indirectos» de Rato, a quien reclamó «un gesto de solidaridad con este pueblo que está saliendo por sí solo de una de las peores situaciones que le ha tocado tener». Y luego agregó, “a ver si de una vez por todas tiene un gesto que lo empiece a reconciliar con este país que tanto los ha sufrido a ustedes».

Como ya están acostumbradas las dos partes, pese al contrapunto verbal, las negociaciones para lograr un acuerdo que permita refinanciar los vencimientos de capital de este año con el organismo siguieron su curso el mismo día con la llegada de un nuevo grupo de técnicos argentinos a Washington.

Los funcionarios que se sumaron a las negociaciones en Estados Unidos están encabezados por el gerente general del Banco Central, Carlos Pérez, y el economista jefe de la entidad, Claudio Irigoyen, quienes trabajarán exclusivamente sobre las metas monetarias.

El cambio de escenario de la negociación -habitualmente los funcionarios del FMI visitaban la Argentina- fue consensuado dos domingos atrás en la cena que mantuvieron en Washington Rato y el ministro de Economía, Roberto Lavagna.

Bajo esta nueva modalidad, también arribarán a la capital estadounidense el subsecretario de Programación Económica, Sebastián Katz, y el director nacional de Política Macroeconómica, José Luis Maia, quienes se sumarán al grupo encabezado por el subsecretario de Presupuesto, Raúl Rigo.

Este último fue el encargado de presentar un minucioso detalle de los números fiscales proyectados para el corriente año, que se complementarán con los datos que aporte el Central sobre la política para controlar la inflación.

Las negociaciones con el FMI tienen un final abierto. Lo más probable es que mientras se continúe pagando, con acuerdo o sin acuerdo, el gobierno evitará retomar el discurso de la deuda interna con el pueblo Argentino, la misma que con los 11.500 millones que se proyectan pagar durante el 2005 se vería aliviada en gran parte.

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