Los que no quisieron compartir

El año pasado precisamente a mediados del mes de marzo. El gobierno, ante la suba extraordinaria y fuera de lo normal de los precios de las materias primas, instrumentó por decreto una resolución consistente en la aplicación de retenciones móviles para la Soja. Estas retenciones que todos conocen como resolución Nº 125 aumentaba su alícuota si la Soja seguía aumentando y disminuía si esta bajaba de precio. La respuesta del campo, asociado de facto en lo que denominó “la mesa de enlace”, fue la implementación del paro agropecuario más virulento que recuerde la historia desde “el grito de Alcorta” que diera nacimiento a la Federación Agraria Argentina. Tanto el paro, pero más la modalidad de los cortes de ruta dañaron gravemente por varios meses, fundamentalmente a los consumidores y al pueblo en general y también a las arcas del Estado. Las retenciones móviles estaban bien diseñadas en su espíritu y hoy con precios casi de la mitad de los precios record del año pasado, puede verse que estarían del 8 al 10% por debajo del 35 %. Los discursos encendidos y las acciones violentas, más el voto no-positivo del representante del Poder Ejecutivo en el Senado echó por tierra un proyecto de Ley con media sanción de Diputados que contemplaba ampliamente las aspiraciones de los pequeños y medianos productores del campo. La no aprobación de la Ley dejó el nivel de las retenciones en el nivel que tenían antes de la resolución Nº 125 es decir en un 35%, que es lo que satisfacía a los sectores del campo. Luego de este triunfo que en realidad solo convenía a los sectores más concentrados de la actividad, los integrantes de la mesa de enlace se mostraron ganadores de la contienda con el gobierno, ante el resto de la sociedad. A solo dos meses y debido a la explosión de las finanzas en los EE.UU los precios de la Soja se derrumbaron en un 50%. Habiéndose perdido el campo la oportunidad de vender a precios extraordinarios, evaporándose la mitad de su cosecha de un momento para el otro. En la cima del mejor de los momentos para la Soja, los productores se negaron a participar al Estado de sus ganancias extraordinarias, manifestando que esa plata la querían los Kirchner para asegurar “la caja”. Este “la caja”, termino peyorativo utilizado para categorizar los fondos destinados al Estado para ser destinados a su funcionamiento con saldo positivo, es decir con superávit fiscal, parece molestar ideológicamente a los representantes del campo y a la oposición política. Este “la caja” en los labios de los opositores y de los representantes del campo, dejaban traslucir la idea descalificadora de que esos fondos iban a los bolsillos de los gobernantes, en el peor de los casos. O que esos fondos eran usados para disciplinar a los gobernadores e intendentes, que los comandantes del campo pretendían que dejaran de obedecer al gobierno central (abandonando sus obligaciones gubernamentales) para sumarse a sus filas en el reclamo, generando una indisciplina generalizada, desde abajo hacia arriba. Desde entonces, una sequía persistente y voraz azota nuestro país causando enormes perdidas en todas y cada unas de las producciones. Los que solo hace unos meses no quisieron por ningún motivo compartir absolutamente nada de sus ganancias extraordinarias a través de los mayores aportes establecidos en las retenciones móviles. Hoy pretenden que el Estado ponga todos sus fondos a disposición de su sector en crisis. A este respecto la población debe saber que los fondos con que el Estado Nacional o los Estados provinciales auxilien a las explotaciones privadas del sector del campo, se lo tendrá que sacar a los demás sectores y actividades que dependen directamente de los fondos del Estado como son: la educación, la salud, la administración de justicia, las fuerzas de seguridad, etc. El país tiene un sin fin de actividades y funciones que no puede desatender bajo ningún aspecto. Lo que sucede es que estamos entrando en un año político donde los reclamos y los tironeos hacia los fondos del Estado estarán a la orden del día. Esto debe saberlo la población que se conmueve con la terrible imagen del ganado moribundo. Aún restan por vender de la cosecha anterior de Soja ocho millones de toneladas que los productores se niegan a vender esperando que el precio aumente. Es decir que le exigen al gobierno fondos que ellos les están negando, porque al no vender no se pueden recaudar ni las retenciones ni los demás impuestos. Esta en manos de los productores proveerle al gobierno los fondos necesarios para que pueda destinarlos a paliar la crisis provocada por la sequía. Cosas vedere Sancho.

Atentemente JUANCHO MILITANTE

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