Como decíamos en un artículo anterior sobre la situación energética mundial, existen en el mundo dos grandes preocupaciones, ambas relacionadas directa o indirectamente con las energías: el calentamiento global y la guerra nuclear. Mencionábamos también a autores ubicados desde la crítica al capitalismo hasta su defensa, como Noam Chomsky, M. T. Klare o Henry Kissinger, como analistas de estos problemas.
Problemas nacidos y crecidos en el mundo del norte, en cuya generación poco tienen que ver los países del antes llamado tercer mundo. Pero los intereses hacen que la responsabilidad sea adjudicada a muchos o a todos para que no se evidencie la incumbencia de pocos.
Además de las noticias preocupantes del gobierno de Estados Unidos, replicando a las locas amenazas nucleares de Corea del Norte, se agrega otro conflicto que nos toca muy de cerca por el hecho de ser sudamericanos. La amenaza de Donald Trump, acompañado por el secretario de Estado Rex Tillerson, hasta hace poco presidente de ExxonMobil, de invadir Venezuela nos trae a la memoria el conflicto irresoluto con Belice (ex Guyana Británica) sobre la extensa y petrolera Esequibo. Este apriete es indudablemente petrolero, donde ExxonMobil tiene una concesión marítima otorgada por Belice sin haberse aún expedido la Corte internacional sobre el dominio territorial y marítimo de dicha región.
Por eso las fuertes campañas contra la combustión fósil, las grandes represas, la energía nuclear en los países de menor desarrollo, alentadas, a veces, por ingenuas que parezcan, a no admitir energías tradicionales proponiéndose a instalar solo energías eólicas y solares, y algunos tipos de bioenergías. Es decir, hacerles pesar a los países menos culpables del calentamiento la necesaria transición energética que se debe recorrer con gran presencia de solidaridades nacionales y generacionales (transición y solidaridad invoca acertadamente la denominación del ministerio ambiental de Francia).
Ante los dramas de Tres Millas, Chernobil y Fukushima, parece que somos los habitantes de los países latinoamericanos los responsables del riesgo nuclear, cuando hay en la región operando siete centrales, que llegan apenas al uno y medio por ciento mundial de la generación nucleoeléctrica.
“La crisis tiene sus orígenes en las privatizaciones de las empresas y de los recursos energéticos, lo que permitió que hoy sean gestionadas por las empresas extranjeras”
Si hay calentamiento por combustión de carbón, petróleo crudo y gas natural, somos los países menos energizados los culpables. Si las grandes represas modifican peligrosamente el ambiente natural y original, somos los sudamericanos culpables porque Brasil genera casi el 80 por ciento hidroeléctricamente, y Venezuela tiene el Gurí y Argentina-Paraguay la central Yacyretá. Mientras tanto América del Norte y los países europeos generar al cien por ciento de su potencia hidroeléctrica.
Sin solidaridad no se podrá impedir a países como Japón, que importa el 95 por ciento de sus energías, desarrollar cada vez más la generación nuclear, la importación de las fuentes térmicas, y que se decida a usar el muy contaminante metano entrampado en formaciones de hielo.
El problema es de todos, pero hay algunos que son más responsables, los que a menudo son los menos solidarios, como lo demuestra una vez más los Estados Unidos de Donald Trump al retirarse del Acuerdo Climático de París. Y otros utilizan formas farsantes como cuando Alemania no localiza centrales nucleares en su territorio pero subsidia la venta de plantas y equipamientos nucleares o sigue importando energía eléctrica originada en el átomo. O como Francia que hace propaganda del cierre de diez centrales envejecidas pero al mismo tiempo capitaliza fuertemente a su empresa de energía nuclear, para desarrollarse tanto en el territorio propio como en el comunitario. Con la responsabilidad compartida sin distinciones, se quiere llegar al “todos somos culpables”, es decir que los inocentes también. Esta lógica la prueban en los delitos de la corrupción para llegar al resultado de que nadie es culpable.
Estas consideraciones van dirigidas a no ser ingenuos y no ser útiles a los grupos financieros que utilizan a la energía como instrumento de su capitalismo financiero, sin preocuparse realmente de la casa universal que incluye los intereses de las poblaciones más débiles y pobres como advierte la encíclica Laudato Si.
Los problemas que nos aquejan
Son muchos. Obviamente si no hacemos una política nacional que tenga en cuenta la realidad y la política internacional quedamos en una versión parroquiana, como decía un presidente argentino fallecido en el siglo anterior. Sin dudas, son problemas el calentamiento al que no incidimos pero sufriremos igual que todos, y la guerra nuclear de dirigentes enloquecidos, ya sean del norte de América o del sudeste asiático que ponen en vilo a todo el mundo. El ejemplo que podamos dar en nuestra América Latina es no energizar nuestras sociedades “a lo loco” y mantener los vigentes acuerdos contra la proliferación bélica nuclear que son ejemplos para el mundo.
Nuestros problemas inmediatos son otros, y aparecen con la simple mirada de nuestros faltantes:
1) Plantas hidroeléctricas y nucleares.
2) Ausencia de empresas públicas y de Planificación sectorial.
3) Pérdida de dominio y renta.
4) Pérdida de autoabastecimiento.
5) Sistemas energéticos caros y de baja calidad.
6) Subsidios a los que no los necesitan.
7) Ausencia de tarifas igualitarias.
8) Abandono de políticas de integración.
9) Falta de inversiones
10) Dominio debilitador.
Estos son algunos de los problemas afligentes que requieren soluciones a corto, mediano y largo plazo.
“En la continuidad de los gobiernos en estos esquemas, se dio la paradoja de instalarse un ministerio denominado de planificación pero que no planificó y hoy un ministerio de energía que no la tiene”
Cuando corresponda, el principio rector debe hincarse en el reconocimiento de que la determinación debe estar en manos de los vecinos, no de lo políticos ni de las personas que se ubican en cualquiera de las posiciones respecto a estos temas. La decisión acerca de la instalación de una planta nuclear debe respetar a que sean los vecinos quiénes decidan.
Por lo general, en estos temas (nuevas plantas, extracción de fracking y otros) se confrontan dos principios importantes para cualquier sociedad, se encuentre donde se encuentre: por una parte, el cuidado del ambiente y, por otra, la creación de empleo. Sin duda, los que más sufren el deterioro ambiental son los que más cerca viven del foco que provoca la contaminación o el riesgo ambiental; respecto al trabajo, directa o indirectamente, también están involucradas las poblaciones cercanas. En estos días surgió un nuevo anhelo en el sentido de que las provincias vecinas a la que localizaría las plantas también deben participar en la decisión: en resumen, la propuesta extiende la decisión, y de hecho la dificulta más.
Los enemigos de los plebiscitos lo critican porque exigen gastos, pero ¿por qué no se consultó a la población para decidir el destino de las represas del río Santa Cruz, la elaboración de combustibles en Formosa y la nueva central electronuclear de Chubut o Río Negro en ocasión de las elección de agosto y octubre de este año? En vez de destinar corruptamente millones de pesos para la impresión de listas inexistentes de partidos ilusorios pero que permiten lucrar con las presentaciones electorales se hubiera extendido el llamado electoral en esas provincias. Claro, la política vacía se hubiera llenado y aparecerían los intereses y problemas reales, que muchos políticos quieren que se mantengan latentes.
El endeudamiento de YPF es parte del creciente endeudamiento nacional (más de 300 mil millones de dólares, según coinciden Héctor Giulano y Alejandro Olmos Gaona) alcanzado en año y medio de gobierno, similar monto al que produjo la última dictadora militar, pero en ocho años. La inflación imparable es parte del aumento excesivo de las tarifas energéticas y, en gran participación, de los precios del gas natural y del barril criollo. La desocupación se agrava porque el país no aumenta su producción. El empobrecimiento de su pueblo, la pérdida de ambiente no contaminado, y otros problemas son causa y efectos de la crisis energética.
En resumen de estos problemas, todos sabemos que el país permite extraer petróleo crudo y gas natural con riesgos graves para el ambiente (casos de fracking y utilización de solventes fuertemente contaminantes para extracción secundaria o terciaria), pero la oposición de las poblaciones se hace evidente. El rechazo social y la conciencia por las energías más limpias de nuestro país quedan demostrados por la prohibición del fracking por una provincia y 61 municipios. Pero, ¿cuál es la causa de la extracción del fracking en el país, conocida por YPF desde 1981 pero aplicada ahora sin límites por las empresas extranjeras?
1. Plantas hidroeléctricas y nucleares
Quizá sea el tema más vigente de los diez mencionados, por ello le damos mayor extensión en su consideración.
Hay muchas organizaciones sociales y económicas que no tienen origen vecinal involucradas en este tema: ellas deben seguir con sus trabajos de concientización, haciendo conocer las opiniones para la formación del pensamiento, como también sus actividades (demostraciones, declaraciones, etc.) destinadas a potenciar las manifestaciones antinucleares de Río Negro. Para ir a los referendos populares la población debe estar informada de la mejor manera, pero la democracia vecinal no puede ser reemplazada por las opiniones, permisivas o prohibitivas, de sectores pertenecientes a jurisdicciones ajenas aunque sean de jurisdicción superior, y las que no pertenezcan al sector geográfico donde está instalada la cuestión.
Se nos dirá que hay fenómenos que se generalizan, porque el ambiente no está limitado por fronteras políticas: entonces se tratará de decidir por plebiscitos en jurisdicciones superiores, pero siempre afirmando la democracia de los involucrados, en cualquier orden que se crea más conveniente. Debemos pensar que la continuidad de la política establecida por el kirchnerismo y luego por el macrismo con los préstamos de la República Popular China, está destinada a establecer plantas de generación nuclear y centrales hidroeléctricas en el Río Santa Cruz. Para mantener la política de préstamos, China exige mantener la Estación espacial en Neuquén y las dos centrales hidroeléctricas. Exigencia que el actual gobierno nacional argentino ha consentido. En los dos casos, y también en las plantas nucleares, y en el proyecto de planta procesadora de dióxido de uranio en Formosa, es necesario para asegurar la salud de la población y el cuidado de la soberanía nacional que lo decidan las poblaciones afectadas y no los políticos con relaciones de conveniencia personal o empresaria.
Debe tenerse conciencia que los problemas energéticos son causa y efecto del gran número de las complicaciones sociales actuales, también debido a los errores políticos generales.
2. Sin empresas públicas ni planificación sectorial
La más visible de las privatizaciones fue la de YPF. A diferencia de los países extractores de hidrocarburos o de mediado desarrollo que siempre tuvieron la necesidad de contar con una petrolera estatal (YPF fue la primera en el mundo en 1907, y la segunda en 1923 cuando se constituyó como empresa), fuimos el país que, teniendo una empresa petrolera pública puramente nacional, primero la privatizó totalmente y luego parcialmente quedando endeudada y con poca inversión. ¿Es la causa de que se consumieran nuestras reservas de gas y petróleo? Hoy es una empresa mixta, que tiene el 51% de la gestión (en la práctica el 100%), la mitad de sus activos (51%), la mitad de sus deudas (51%), y la mitad de las reservas concesionadas recibidas por los estados provinciales, pero sufre situaciones empresarias que nunca fueron ni siquiera pensadas.
El modelo privatizador argentino se encubrió como un cambio de la función del Estado, que pasaría de uno productor en algunos sectores a uno regulador de los sectores concesionados. Se perdieron las empresas públicas, y se eliminó el sistema de planificación sectorial. Se hizo evidente el fracaso del modelo regulador donde el Estado no logró cumplir su función relevado por funcionarios, en general interventores, en los entes que respondían más a las compañías que a los usuarios y consumidores. En la continuidad de los gobiernos en estos esquemas, se dio la paradoja de instalarse un ministerio denominado de planificación pero que no planificó, y hoy un ministerio de Energía que no la tiene. En resumen se creó un sistema disgregado y desarticulado. ¿Cuáles son las causas de semejantes desatinos?
“La ausencia de tarifas igualitarias ha provocado la desindustrialización de extensas zonas y crisis de economías regionales”
3. Pérdida de dominio y renta
Somos un país donde el dominio de los yacimientos, la renta petrogasífera y la gestión empresarial que estuvieron en el país han pasado total o parcialmente a grupos extranjeros. La renta petrolera que sirvió para el gran desarrollo de todo el territorio nacional hoy no es fuente de nuestra inversión porque en gran parte es llevada por las compañías petroleras internacionales. El país ha llevado a la práctica en el sector público la figura de la propiedad desnuda de renta, figura propia de derecho privado. Son muchas las provincias que teniendo el dominio petrolero son deficitarias. Luego nos quejamos de la falta de inversiones, pero ¿cuál es la causa?
4. Pérdida del autoabastecimiento
Cuando un país que tuvo autosuficiencia energética la ha perdido y pasa a ser importador neto de algunas energías, ¿cuál es la causa?
5. sistemas energéticos caros y de baja calidad
Los años no nos terminan de acostumbrar a los altos precios y elevadas tarifas, a la provisión discontinua con cortes y apagones de gas y electricidad que impiden niveles satisfactorios para el bien vivir y el bien producir. ¿Cuál es la causa?
6. Subsidios a los que no los necesitan
Sistemas de subsidios a los empresarios (petroleros internacionales, generadores y transmisores sin riesgo, etc.) alejados de la equiparación social y geográfica (subsidios al transporte de la capital y provincias más ricas). El barril criollo del petróleo crudo está perdiendo sus exagerados beneficios por el aumento de la cotización en el mercado mundial, no por una política correctora del continuo kirchne-macrista. El precio privilegiado del gas natural mayorista también. ¿Cuáles fueron las causas de su instalación?
7. Ausencia de tarifas igualitarias
Muchos empresarios, tarde ya, recuerdan que antes de las privatizaciones la equiparación tarifaria (combustible, gas natural, electricidad, agua, etc.) en el territorio nacional no era causa de localización de empresas e inversiones. La ausencia de tarifas igualitarias ha provocado la desindustrialización de extensas zonas y crisis de economías regionales, Además de perderse un precio de combustibles igual en todo el país y de los más baratos del mundo, se pasó a poseer diferencias garrafales de precios y tarifas entre las provincias. Por ser un país con petróleo tenía naftas de las más baratas de la región (excluida Venezuela) para convertirse en la segunda más cara en América Latina y una de las más caras del mundo. ¿Cuál es la causa?
8. Abandono de políticas de integración en América Latina y con países vecinos
Pocos son los avances para la conformación de nuestra región integrada. Los proyectos binacionales hidroeléctricos y el fracaso de los ocho gasoductos para exportar gas natural son manifestaciones del error de no continuar con las políticas de integración o de realizarlas según los intereses extrarregionales. Estos gasoductos a Chile hoy dramáticamente se han convertido en importadores desde Chile, que a su vez lo trae como gas licuado desde varios lugares del mundo. El grave error, cometido con el gas como con el petróleo crudo, de exportar sin límites lo que no se tenía para ser exportado con el objeto de obtener ganancias en el corto plazo, provocó el desabastecimiento presente. ¿Cuáles son las causas?
9. Falta de inversiones
Todos coinciden en señalar como la causa de las caídas de extracción, reservas y generación, la ausencia de inversiones, incluso las públicamente prometidas, pero no todos coinciden en el porqué de ese abandono. Para nosotros es resultado de las privatizaciones y de un Estado concedente que no controla y de compañías que no cumplen. Es de tal grado esta responsabilidad, que algunos estados provinciales se quieren desligar de su responsabilidad, revirtiendo permisos y concesiones, e incluso multar, por la falta de inversiones (recientemente Chubut, Mendoza y Tierra del Fuego). Para sectores que se adecuan a pensamientos liberales o a intereses determinados, no hay inversión porque los privados no quieren hacerlo donde hay demasiadas regulaciones o intervencionismo estatal, lo que llama la atención cuando el Estado está gestionado por sectores que lo utilizan en beneficio propio, no para el bien común, sino en pro del interés de particulares, sean políticos o empresariales.
La caída de las inversiones que los concesionarios están obligados a cumplir por sus contratos de concesión del derecho administrativo provoca lo que ya sabemos: caída de las reservas, falta de inversiones en el transporte y transmisión eléctrica, aumento de las importaciones de energías, falta de trabajo, etc. Son faltantes de inversiones que provocan muy seriamente, a mediano y largo plazo el aumento de la desocupación. ¿Cuál es la causa verdadera de la caída de las inversiones?
10. Dominio provincial
Una nación que perdió su dominio petrolero nacional al pasarlo en 1994 a las provincias (algunas con menos del 2% del PIB nacional), que dan concesiones a empresas internacionales que en un año tienen ingresos similar al valor de un PIB argentino. Pensemos en la relación de negociación que puede tener provincias como Tierra del Fuego cuando concede a compañías internacionales. Somos un país que se debilitó distribuyendo el dominio en diez provincias con petróleo mientras que las empresas multinacionales petroleras siguen el proceso de concentración empresaria a través de fusiones (Exxon/Mobil, Chevron/Texaco, British Petroleum (BP)/Amoco, Shell/British Gas (BG), etc.). ¿Cuáles son las causas de la dispersión nacional?
La gravedad de estos diez temas se profundiza con la situación actual de YPF.
El presente de YPF, la desocupación energética y la caída de las condiciones laborales
De todos los temas, que no existían cuando YPF era la empresa pública, con inversiones en todo el territorio, y con desarrollo tecnológico que nutría a muchas empresas estatales de nuestra región, es muy preocupante la situación actual de la empresa, que sufrió los avatares de ser privatizada para los estadounidenses primero, para los españoles después, terminando en una mixtura cada vez más endeudada.
En primer lugar existe una YPF que tiene resultados por demás comprometidos. En el primer semestre de este año (1°S17) respecto al del año anterior (1°S16) las inversiones cayeron en un 14,6%, mientras que la extracción de crudo bajó un 7,8% en el segundo semestre de 2017 (2°S17) respecto al período anterior (2°S16) y 10,7% respecto al segundo semestre de 2015 (2°S15) explicando el aumento del 400% en la importación de petróleo crudo entre primer semestre de 2017 (1°T17) respecto al trimestre anterior (1°T16).
La extracción de crudo del país cayó 10,1% en el primer semestre de 2017 respecto al mismo semestre del año anterior, mientras que la del gas natural disminuyo un 0.5%, pero mientras tanto YPF invierte en el sector de la energía eléctrica. Para las actuales autoridades de YPF la caída de utilidades e inversión es debido al exagerado endeudamiento y a las perforaciones verticales en Vaca Muerta, mientras tanto el valor de las acciones de YPF en julio bajó un 12% en la Bolsa de Buenos Aires y un 3% en la de Nueva York.
“¿Cuál es la causa de la extracción del fracking en el país, conocida por YPF desde 1981 pero aplicada ahora sin límites por las empresas extranjeras?”
La caída de las inversiones comprometidas y publicadas es tan grande que las provincias concedentes en varios casos se han visto obligadas a revertir los permisos de exploración. Lo hizo Mendoza, Chubut y Tierra del Fuego, pero para seguir con la calesita, es decir conceder nuevamente para que dentro de unos años sigamos viendo y oyendo anuncios de inversiones y ausencia de ellas.
Aquí están las causas del despido de 250 trabajadores por parte de Tecpetrol, y el fenómeno no solo es de Chubut, donde Tecpetrol en asociación con la china Sinopec intentaron suspender a 30 trabajadores, igual que San Antonio (con telegramas de suspensión) también de Chubut. La desocupación petrolera alcanza a la mayor parte de las cuencas productivas del país. En Neuquén los despidos son por demás preocupantes y el acuerdo firmado en la Casa Rosada con el objetivo de limitar los derechos sociales de los petroleros está en plena discusión y sin posibilidades por ahora a extenderlo a otras actividades económicas ni ampliarlo a la mayor parte de las cuencas productiva del país. En la petroquímica con los 137 despidos de la uruguaya Carboclor en Campana también se produjo la caída del empleo.
No bastó la firma que hace siete meses (10 de enero de 2017) hicieron el sindicato de Neuquén y Mauricio Macri en la Casa Rosada destinada a limitar los derechos sociales de los trabajadores, y con el intento de extenderlo a otras actividades económicas. Este acuerdo de productividad, que ha sido rechazado por la mayoría de los trabajadores, utilizó el pretexto de Vaca Muerta para instalarlo, para luego extenderlo a todo el sector, similar a lo que se hizo con el barril criollo para subsidiar a las petroleras, justificados en las dificultades en aumentar la demanda laboral y a los costos más elevados que Vaca Muerta tiene respecto a la extracción convencional.
En resumen, la crisis tiene sus orígenes en las privatizaciones de las empresas y de los recursos energéticos, lo que permitió que hoy sean gestionadas por las empresas extranjeras. Que sus dirigentes sean CEOs de la competencia de la YPF nacional, y que la mayoría de sus responsables principales tiene colocados sus inversiones y ahorros fuera del país, son solo consecuencias, casi lógicas, de la privatización y extranjerización de las empresas públicas argentinas.