Periodista de Telesur y ex combatiente de Malvinas, en 1993 publicó Iluminados por el fuego, basado en su experiencia en el conflicto del Atlántico Sur, que luego fue llevado al cine por Tristán Bauer. En diálogo con ZOOM se refirió al conflicto con Gran Bretaña por el petróleo en las islas y el camino recorrido por el canal de noticias latinoamericano.
– ¿Cuál es tu opinión con respecto a Malvinas y la cuestión del petróleo?
– Es parte de un proceso histórico del imperialismo y de aquel que tiene más poder en el planeta o puede manejar a libertad las decisiones políticas, hasta en la propia estructura de Naciones Unidas. Escuchaba al presidente Lula Da Silva diciendo que como un país como el Reino Unido, integrante permanente del Consejo de Seguridad, puede decidir o manejar a su antojo y que nadie le diga nada en el organismo, como se planteaba después de la Segunda Guerra con el Pacto de Yalta. Acá los poderosos deciden y manejan y este proceso viene de mucho tiempo atrás. En 1833, las peleas por las disputas del Atlántico por la conquista de la ballena y ese conflicto que tuvo Argentina con Estados Unidos por la pesca de unos barcos, deriva en la recuperación de las islas por los británicos. Argentina, por sus conflictos internos, en ese momento no pudo pelear esa soberanía, pero es algo que sigue vivo y latente. Acá hay una cuestión de principio de reclamo de soberanía nacional de un país. Malvinas marca un proceso de identidad, es parte de nuestra historia. Esto se potencia con lo que significan los estudios que vienen desde los años 70, que hablan de que potencialmente las reservas de las islas son de 12.600 millones de barriles de petróleo u otros que hablan de 60.000 millones. Sea la cifra que sea, quien acceda a esas reservas se podría convertirse en la cuarta o quinta potencia de petróleo en el continente y eso marca el interés geopolítico y económico que tienen las islas. Primero fueron las regalías por la pesca, después todo lo que significa la reserva del agua dulce y la cercanía con la Antártida. El Reino Unido está peleando el mismo espacio de Argentina y Chile de lo que sería el sector antártico. Argentina, a través de la construcción de un país serio y fuerte, puede en los Foros internacionales reclamar su derecho de soberanía, como pasó en México con la cumbre del Grupo de Río, en donde Argentina fue a buscar ese respaldo. Es increíble que en los mapas que salen de la Comunidad Económica Europea, aparezca un territorio que pertenece a la Argentina y a América Latina. Esto es una contradicción y es ese planteo que hace el presidente Lula, la presidenta Cristina y América Latina: que el poderoso se puede manejar con total libertad y buscar petróleo del otro lado del continente, de un país y de su plataforma marítima sin respetar, ni mantener los acuerdos firmados entre los 2 países.
– ¿No te parece irresponsable que algunos medios digan que puede haber una guerra?
-Es parte de la campaña de estos multimedios, que siguen mezclando la situación y sorprende de periodistas que han escrito con profundidad del tema de Malvinas y que uno los tuvo como referencia. Que se plantean comparar una dictadura con un gobierno democrático, que se maneja en función de los derechos internacionales y del reclamo de la soberanía. Cuando hay un gobierno que hacen bien las cosas, hay cuestiones que van más allá de los intereses comerciales de los monopolios y lo que le importa a Clarín como multimedio y tienen que ponerse en función de una cuestión de Estado. Así pasa en países lógicos y previsibles, en donde los medios acompañan esas cuestiones de Estado. Yo he trabajado para medios norteamericanos y se como cuando hay un atentado vos tenés ciertos códigos por el tema de la soberanía. Acá seguimos dándole prioridad a los negocios de los multimedios, que a las cuestiones políticas, de apoyo y respaldo a un reclamo de soberanía y a los intereses que tiene Argentina como Nación. Me parece muy lamentable y pobre que periodistas a los cuales yo respetaba, hoy están vapuleando y manipulando una terminología, como es la del periodismo independiente.
– ¿Vos decís específicamente por Eduardo Van der Kooy?
– Es que no acompaña lo que él siempre dijo y lo hablo de mi experiencia, yo lo he entrevistado. Me parece que el periodismo independiente es otra cosa. Estos mismos colegas que trabajan hoy en Clarín, militaban con nosotros en la UTPBA en los años 80 y en esa época había compromiso político, si vos eras militante todo el mundo sabía quien era peronista, radical, del PI, del PO o del MAS y trabajabas en campañas políticas. Hubo algunos que apoyaron a gobernadores y hasta fueron sus voceros de prensa. Como los que fueron funcionarios de Carlos Grosso, manejaron Radio Ciudad de Buenos Aires, echaron a compañeros y que hoy hablan de periodismo independiente. Son esas las contradicciones que indignan, porque uno tiene que luchar por la libertad de prensa, el respeto a las miradas. Acá si a vos te gusta o acompañas o crees que debe haber una ley de medios, ya sos chavista o kirchnerista y no, sos un tipo que tiene una posición tomada. Y eso también pasa en Malvinas, hay tantas miradas como ex combatientes o argentinos, lo importante es darnos cuenta que todos tenemos una misma causa y hay que respetar los matices. Lamentablemente por cuestiones económicas o de intereses no se respetan los matices, se les da prioridad a los negocios y a las empresas.
– Como periodista de Telesur, ¿cómo viste la repercusión que tuvo el conflicto en Latinoamérica?
– Es otro tiempo en América Latina y esta unidad que hubo en la cumbre de México marca el respaldo y el crecimiento. Me parecieron interesantes los discursos que planteaban los matices, las cuestiones ideológicas si son de izquierda o derecha, es decir acompañar un proceso de cambio y de integración regional, que va más allá de los movimientos políticos. En la época del conflicto de Malvinas, en medio de dictaduras militares, era muy difícil ver esa transparencia y solidaridad que uno siente, hoy hay que profundizar mucho más esas alianzas. Los ingleses dicen que los argentinos pueden invadir las islas y ellos hace 4 meses atrás trajeron aviones de última generación y que han fortificado mucho más la estructura militar de la base de Mont Pleasant. Además, tienen que hacer entrenamiento desde la base de la Isla Ascensión hasta la base de Mont Pleasant para ver si se autoabastecen los aviones, ya que tiene la preocupación de que los aeropuertos del continente no los acepten. También en función a esta base de lo que es la estructura de la OTAN y lo que está pasando en países como Colombia donde hay bases norteamericanas o la militarización de lo que ocurrió en Haití. De cómo se van moviendo esas estructuras y de como hay que hacerle frente con movimientos como el Unasur, en función de los propios intereses de la región. Malvinas es parte de este continente y parte de esos intereses.
– Entonces, en Latinoamérica la cosa está más unida, que acá en Argentina.
– Malvinas es parte de una identidad, no hay un pueblo donde no haya una calle o una escuela y uno se pregunta: ¿qué nos pasa con Malvinas? Que se puede usar mal, como la dictadura militar que en medio de una crisis económica buscó la causa Malvinas, llevándonos a una guerra y tratando de perpetuarse en el poder. Y esa sociedad que acompaño, después de la derrota no quiso hablar más. Sin embargo, más allá del tema de los ex combatientes, es una asignatura pendiente que todavía quizás tenga esta sociedad.
– El apoyo que logró Cristina en la cumbre ¿es un paso positivo en el conflicto?
– Es un paso importante, ya que hubo islas del Caribe, que tienen vínculos y que fueron colonias británicas, que votaron también apoyando a la Argentina, en eso hay un cambio en estos tiempos. Esta posibilidad de este proceso de que la presidencia la tenga Chile y la próxima vez se haga en Venezuela. A la vez unirnos en estas situaciones, como pasó en la cumbre de Unasur en Bariloche, que generó ciertas rispideces por el tema de Bolivia. Como también se luchó y se defendió que no haya estado el presidente electo de Honduras, que le entregó el mando la dictadura. Es un cambio y una transformación hacia un cuidado más militante de los dirigentes políticos de la región.
– En estas cuestiones, ¿cuál es la mirada y el aporte de Telesur?
– Es el primer canal pan-regional que tiene la región, que ha sido resistido porque uno ve que siguen apareciendo canales que tienen su público para la audiencia de Estados Unidos y como siempre esta esa dependencia de los EEUU. Obviamente que hay un proceso de integración y de cambio en que Telesur es un proyecto que es parte de esa integración. Está dándole voz a los que no tiene voz y ha dado la posibilidad de contar historias que estaban escondidas, de las comunidades aborígenes o de lo que va pasando con nuestras sociedades. Ahora estamos trabajando una historia sobre el paco y vamos a ir a una villa para ver como es esa problemática. Por ahí, otros medios están viendo como se ataca al gobierno y nosotros estamos en contar cosas más profundas, humanas, más de lo que le pasa a la gente. Se ha armado una estructura de muy buenos profesionales, es un canal que tiene 6 dueños multinacionales, que tiene un nivel de exigencia muy alto. A nivel de texto, de la construcción de las imágenes y de la calidad de cómo llega la edición. Acá se lo resistió, se habla de un canal que no se ve, lamentablemente, se lo prejuzga porque en Capital Federal no se ve, ya que el multimedio Clarín no lo quiere poner. Por una campaña en contra, los medios argentinos ponen a Telesur como barrera y no permite que esa gente pueda ver y juzgar si le sirve o no o si es bueno o no. Y es un canal que se trabaja con comodidad, en función del respeto profesional y que significa que podamos ser la voz de aquellos que han sido cercenados por mucho tiempo, por intereses económicos, y no han tenido posibilidad de contar su historia.
– ¿Qué le falta a Telesur para salir por aire?
– La ley de medios al ser parte el estado argentino va a tener ingerencia y peso propio de poder verse en los medios y en los proyectos que hay de las antenas y de la distribución a nivel masivo, Telesur va a estar. Esto también pasa en Paraguay, nadie había visto Telesur. Esto es como cuando se habla de cuestiones éticas, hay un libro de Fernando Savater que se llama Ética para Amador que habla de Robinsón Crusoe cuando estaba solo en la isla y le aparece Viernes y ahí le aparecen sus dilemas existenciales y éticos, de que hace: si se come a Viernes o si convive con él. Acá se comen a Telesur y no quieren convivir, después hablan de ética. Hay un problema existencial, entre seudos periodistas independientes, que no son éticos en el momento de convivir con Telesur y quieren matar al mensajero.
– ¿Eso pasa en otros países de Latinoamérica?
– Depende, en Chile y Paraguay hay dificultades, pero en otros países de América Latina ha sido apoyado, ya que son parte de este proyecto. En Argentina falta ese empujón para llegar, pero a la larga se va a desarrollar. Cuando fue el golpe de Honduras todos los canales de Argentina se colgaron o retransmitieron Telesur porque había 2 canales: CNN estaba con la muerte de Michael Jackson y Telesur que estaba en el golpe de Honduras. Algunos decían el derrocado presidente y acá siempre quedó claro de que fue un golpe militar. Hay que tener claro que hay dos construcciones sobre las miradas para que todo el mundo vea y saque sus conclusiones, pero si vos escondés una, a la larga cuando hay noticias que hablan de un golpe militar tenés que recurrir a esa mirada.
– ¿Hubo un quiebre en Telesur a partir del golpe de Honduras?
– Marcó una inflexión, Telesur tiene una perspectiva de llegar a millones de espectadores y de llegar a 120 millones en el 2014. Ha crecido y le ha ganado en algunos países a la CNN y a partir de ahí es una marca, que todo el mundo sabe que está y uno siente que marcó un camino, como fue All Jazeera cuando apareció con los discursos de Bin Laden. Telesur tuvo eventos importantes como fue la ayuda humanitaria y todo el tema de las FARC, Honduras y Haití, que sigue estando presente como el primer día y donde muchos medios ya se han ido. Telesur tiene mucho camino por recorrer y tan solo tiene 4 años.
– Estuvo también presente en el golpe prefectural contra Evo, en Bolivia.
– Ahí también se mostró la otra campana, no solamente la que uno ve de las empresas o de los medios. Yo decidí a hacerme periodista cuando volvía de Malvinas en un barco que se llamaba Canberra, que la prensa había dado como hundido. Me acuerdo de la tapa del diario Crónica que decía que habíamos hundido al Canberra y Clarín lo mismo. Y yo volví en ese barco, entonces vos decías como hay tanta hipocresía, tanta mentira, y sí, eran los medios de la dictadura. Ahí decidí hacerme periodista y creo que muchos medios podrían decir hundimos el Canberra. Muchos periodistas platean esa misma duda en función de pegarle al gobierno y no de ser independientes, como dicen que son.
– La presencia de Telesur certifica que al Canberra no lo hundieron.
– Que el Canberra no lo hundieron y está. Me parece que es eso lo que pasa, uno lee los diarios todos los días ve que se están hundiendo Canberras y que cuando los vas a buscar, no los encontrás. Eso no es el periodismo que quise construir y duele que son muchos de lo que yo sentía que eran mis referentes periodísticos. Y que a la hora de comparar lo hacen entre este gobierno y el de Menem, que puede haber tenido muchos errores, pero también muchos logros y a veces uno no lo ve.
– Se lo ataca por sus logros y no por sus errores.
– Exacto. La ley de Medios, Aerolíneas, el tema de los Derechos Humanos hoy tenemos una historia maravillosa en la casa de las Abuelas con el nieto 101, Francisco, que gracias a esta posibilidad de los juicios contra los represores. En medio del odio y la bronca que machacan los medios, lo del fútbol para todos y las AFJP. Me duele y me indigna ver tantos Canberras que se hunden y que están ahí a la vuelta.
– ¿Telesur cumple un rol de integrador de culturas?
– Falta tiempo por la dinámica de Argentina, que es un país donde siempre pasan cosas. Nosotros tenemos estas experiencias de contar historias de vida, de buscar esos personajes que están ahí. Cuando se debatía la ley de medios íbamos a ver como funcionaban las radios comunitarias. Estaba la crisis del campo, vamos a ver a los pequeños agricultores que no siembran soja, ni son grandes terratenientes.
– Es un medio que mira Latinoamérica desde Latinoamérica.
– Para mí eso es fundamental porque siento que puedo contar historias desde acá. Nosotros cuando fuimos a Chile, por las elecciones, contamos las historias de cómo llega Piñera a la presidencia o como gana Pepe Mujíca en el Uruguay. Cuando uno ve los otros medios profundizan poco estas cuestiones.
– Pareciera que todo es producto de la casualidad.
– Si es cierto. A veces como argentino, uno va a Chile y están preocupados por los culos y las tetas o por Tinelli y no por lo que le pasa acá a la gente. Telesur es la gente, esa mirada que estuvo escondida por mucho tiempo y molesta porque cuando se los ve molestan. Porque uno va a Caracas y ves esos barrios pobres que han crecido a los costados de las grandes ciudades, ahí está la respuesta de porque aparecen estos cambios sociales. Tenes que ir al conurbano para ver lo que es Argentina o al interior del país, no te quedes en Barrio Norte donde están los turistas paseando. Es tomar conciencia de que hay otro país y que hoy con el crecimiento de las comunicaciones te va a dar esa pluralidad que hace tiempo atrás no existía. En la dictadura militar había 5 canales y 2 diarios importantes. Hoy Clarín es un medio y un diario más y eso me parece que es lo importante.