Los juegos del hambre de Pettovello

El juego macabro con el hambre de millones de argentinos. La ministra Pettovello, banaliza en sus shows mediáticos la asistencia a los comedores comunitarios. Qué opinan los principales referentes de los movimientos sociales (UTEP, FETRAES, Movimiento Evita y Movimiento Octubre) y la Conferencia Episcopal Argentina. Por Eduardo Silveyra.

DECAPITAR. Si algo caracteriza tanto a Milei como a sus funcionarios es la violencia discursiva que se corresponde también con sus acciones, esa praxis que arremete con todo y contra todo, cuando se trata de cumplir objetivos trazados, no solo es agraviante a los derechos, sino también a las prácticas democráticas. Esto se vio claramente en esos tres días de marchas y represión en el Congreso, donde no solo se reprimió a manifestantes, sino también a transeúntes, jubilados, periodistas e incluso a diputados que bajaron del recinto, para tratar de detener la salvajada de las fuerzas federales comandadas por Patricia Bullrich. En el transcurso de esos sucesos, donde la oposición se manifestaba en la calle, la ministra de Capital Humano (el nombre del ministerio bien podría llamarse «Decapitar Humanos»), Sandra Pettovello, que por su accionar perverso decidió cortar la provisión de alimentos a los comedores de las organizaciones y realizar una auditoría en todos los comedores y merenderos, para saber el destino de «cada paquete de fideos entregado», el jueves 1 de febrero se negó a recibir a los referentes de las organizaciones sociales y, en un hecho inaudito en democracia, expreso con soberbia: «Yo voy a atender uno por uno a la gente que tiene hambre, no a los referentes» de organizaciones sociales. Dicho esto, se dedicó a un acting siniestro, en el que no faltó el gas pimienta por parte de la policía, para apartar a los referentes que esperaban su presencia. «Vengan de a uno que les voy a anotar el DNI, el nombre, de dónde son y van a recibir ayuda individualmente», dijo ese día. Acto seguido se sentó en una mesa en el patio del frente de la Casa Néstor Kirchner, con un escribiente que portaba una planilla. Pero nadie se acercó porque, ya es parte de la conciencia formada a través de los años que, el hambre no se resuelve de modo individual sino de manera social y solidaria y con políticas públicas.

RESPUESTA. Ante el obsceno desparpajo de la funcionaria del gobierno, la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP) convocó a una nueva jornada nacional de «ollas vacías» bajo la consigna «La única necesidad urgente es el hambre» para el lunes 5 pasado, donde entregaron petitorios a Sandra Pettovello y a las sucursales de las grandes cadenas de supermercados, según informaron los distintos voceros de las organizaciones. «La falta de alimentos en comedores, merenderos y ollas populares a lo largo y ancho del país representa una situación crítica y de extrema urgencia. No hay ninguna respuesta del nuevo Gobierno Nacional a la demanda más básica de millones de personas que asisten en nuestros espacios: el pueblo no tiene para comer», advirtieron desde la UTEP al hacer pública la convocatoria. La jornada se complementó con una larga fila de unas 20 cuadras, que comenzó en la puerta de Capital Humano y llegó hasta Belgrano en su cruce con la 9 de Julio con integrantes de las organizaciones, los cuales no fueron atendidos por Sandra Pettovello, tal como había prometido.

«La falta de alimentos en comedores, merenderos, y ollas populares a lo largo y ancho del país representa una situación crítica y de extrema urgencia. No hay ninguna respuesta del nuevo gobierno nacional a la demanda más básica de millones de personas que asisten en nuestros espacios: el pueblo no tiene para comer», advirtieron desde la UTEP al hacer pública la convocatoria. La protesta también se desarrolló en diferentes puntos del país denunciando la inacción por parte de ese ministerio en la lucha contra el hambre. Pero, mientras la protesta continuaba y la fila crecía, otra vez la ministra salió a provocar con una declaración en la cual se desdijo de lo expresado el jueves: «No los voy a recibir porque no los convoqué». Palabras dichas antes o después de reunirse junto con Pablo De La Torre, secretario de Niñez, Adolescencia y Familia para firmar un convenio de asistencia alimentaria que distribuirá una cifra que ronda los $177.000.000 con la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la Argentina (ACIERA), en la Fundación Promesa Eterna, para que los pobres reciban ayuda sin intermediarios. En todo el desarrollo de las acciones el enunciado «promesa eterna» resuena como una aporía kafkiana, si tenemos en cuenta que hay 10.000.000 millones de argentinos con graves problemas de seguridad alimentaria y que comen en los más de 50.000 comedores y merenderos de todo el país. Podemos imaginar a la ministra Pettovello, tan predispuesta al absurdo, sentada en el patio anotando a los integrantes de una fila de unos 100 kilómetros de largo, con la ayuda de un escribiente y dejando de lado a los intermediarios. Porque en realidad, lo que busca el gobierno, no es solucionar el hambre, sino romper el tejido social y la contención solidaria de otros problemas que circundan a la pobreza y que las organizaciones sociales solucionan en esos ámbitos compartidos.

IGLESIA. No por sabido se tiene que dejar de lado, hablamos del compromiso del Papa Francisco con los movimientos sociales y campesinos de todo el mundo, pero en especial con los latinoamericanos, a cuyos referentes y referentas, siempre les dio la misión de ser guardianes de los recursos naturales y de la construcción de un mundo mejor sobre la base de la solidaridad, la justicia social y donde lo colectivo esté por encima de lo individual. En sintonía con ese mandato y en un apoyo indirecto a las organizaciones sociales, la Conferencia Episcopal Argentina emitió el jueves un comunicado cuyo encabezado comienza con la cita de una frase bíblica: “Tuve hambre y me diste de comer”, Mt. 25.35. En el texto, se destaca el trabajo de las demonizadas organizaciones durante la pandemia, el trabajo de las mujeres para llevar adelante la tarea de cocinar todos los días (con las que muchas pagaron con sus vidas dicho compromiso). En la misiva también se destaca que la comida de los pobres no debe ser una variable de ajuste y que la lucha contra el hambre, no es tarea de uno solo, es una tarea de las iglesias evangélicas, de las iglesias cristianas y de los movimientos sociales. En cuanto a las auditorias propuestas desde el gobierno, el documento es claro y preciso al decir: «sin interrumpir la actividad de los espacios que continúan brindando asistencia alimentaria, se los puede auditar al mismo tiempo para que den cuenta de su transparencia y de este modo, contribuir a optimizar la ayuda sin descuidar a nadie». Y cierra con una declaración de principios: «Toda esta comunidad, verdadero ejército de amor y servicio, está dispuesta a dar de comer ahora porque hace falta, pero sin renunciar a seguirse poniendo la patria al hombro, para que en nuestra querida Argentina se haga realidad el sueño de Tierra, Techo y Trabajo para cada familia».

VOCES. En cuanto a las actitudes de la súper ministra Sandra Pettovello y la misiva de la Conferencia Episcopal Argentina, varios referentes de las organizaciones populares en cuestión expresaron su mirada sobre la discusión de los hechos planteados. El presidente de la Federación de Trabajadores por la Economía Social (FETRAES), Eduardo Montes, dijo:

«Ante todo, merece una reflexión la acción de la ministra. ¿Es sostenible en el tiempo una situación de pauperizacion de nuestro pueblo, de los más necesitados, de pibes y pibas que necesitan ser alcanzados en forma urgente por políticas alimentarias del Estado? La respuesta es clara, no hay tiempo. Es urgente. Entendemos claramente que no es una situación que se generó en 60 días, es una situación que lleva años, agravado por la pandemia, la sequía y políticas que no van al nudo, para abordar en forma integral políticas de trabajo y empleo que satisfagan las necesidades de las familias. Ante este panorama, creemos que es imprescindible abordar las necesidades urgentes. Las organizaciones somos en parte vehículos organizados que están en los territorios, allí donde no alcanza a llegar el brazo del Estado. Ningunear a nuestras organizaciones es dejar el terreno más que fértil para que siga avanzando el narcomenudeo y hacer más vulnerables a nuestros pibes y pibas».

Y en relación al documento eclesiástico, Montes agregó:

«La iglesia palpa cotidianamente la realidad de la gente. En las barriadas se acercan a los comedores de las iglesias y las parroquias. No solo por comida, sino por medicamentos, abrigo y por sobre todo por una contención psicológica donde son tratados con amor, con profundo amor por el prójimo. Nuestro trabajo muchas veces se cruza con curas que pisan el barro, caminan los asentamientos, escuchan las penurias de nuestro pueblo. La posición de la Iglesia debe ser escuchada y atendida por el actual Gobierno Nacional. No hacerlo es condenar a millones de personas a la indigencia. Tenemos como nación una historia de lucha, desde ahí nos afianzaremos para buscar una salida colectiva».

Por su parte el ex diputado y referente del Movimiento Octubre, Gastón Harispe, dijo:

«La ministra, siendo funcionaria del Estado, debería aplomarse y salir de esa posición antiestatal que tiene. Las consecuencias de la crisis productiva y social son grandes y con el ajuste, se profundizarán. La única forma de atender toda esa demanda, eficientemente, es a través de la conexión con las organizaciones intermedias, que es como se organiza la sociedad. Las organizaciones sociales, que nosotros definimos como movimientos populares, tienen 50 mil comedores extendidos en cada rincón de Argentina. Atienden a 4 millones de personas, muchas de las cuales están en la indigencia y otras que haciendo trabajos eventuales, complementan su déficit alimentario yendo a un comedor, porque no le alcanzan sus magros ingresos diarios».

Y en referencia al documento de la iglesia católica, expresó:

«El comunicado de la Conferencia Episcopal Argentina es la muestra de que la Iglesia tiene la posición más madura en esta sociedad desolada, donde gran parte de la dirigencia política no practica la solidaridad, porque no está en los barrios ni en la práctica sindical por reivindicaciones concretas, ni empresarial, en la gestión de soluciones a los problemas económicos. La Iglesia que conduce Francisco, tiene una visión política y social del mundo actual, enmarcada en la doctrina social de la iglesia, que promueve la justicia social. Dice que todos los comedores populares de la iglesia católica, evangélicos y de los movimientos populares pueden ser auditables, y que no hay que sacarle la cara a los pobres ni dejar de atender al principal problema actual, que es que falta un plato de comida en algunas mesas. Ese es el problema principal de nuestra sociedad. El más urgente, habiendo tanta riqueza concentrada».

Por su parte Jonathan Thea, dirigente del Movimiento Evita de CABA, hizo su valoración y dijo:

«Me parece que la actitud de la ministra de Capital Humano, muestra un cinismo, un desconocimiento, un desprecio por la gente que asiste en todo el país a comedores y merenderos y que cada vez lo necesita más en este contexto de aumento de precios y de inflación que no para y que encuentra en esos lugares, un lugar donde comer al menos una vez al día. Lo cierto es que, en todo el país hay miles y miles de comedores y merenderos que asisten a millones de familias y la verdad que la actitud que tuvo la ministra en este último tiempo, deja mucho que desear, porque por un lado corta la asistencia: hace ya más de dos meses que asumió el nuevo gobierno y no se ha entregado alimento a ningún comedor y merendero de nadie, ni de las iglesias, ni de las organizaciones, ni de las asociaciones civiles, por lo cual muestra mucho desprecio por la gente al no entregar la comida y después, por la actitud que tuvo la semana pasada planteando de que la gente vaya de a uno a anotarse, a pedir, a inscribirse, todo es un show bastante despreciable. No hace las entregas, todo el tiempo ningunea y les falta el respeto a todas las familias que necesitan la ayuda del Estado».

En cuanto al documento episcopal Thea refirió:

«El comunicado de la iglesia es muy importante y se suma a distintas manifestaciones de sectores sociales y económicos, que vienen reclamando la asistencia del Estado vinculado a este tema. Las iglesias de todos los credos, tienen muchos espacios comunitarios en barriadas populares de todo el país y cumplen un rol social indispensable y la preocupación que muestra va en esta sintonía, por lo cual celebramos y no nos sorprende, porque la iglesia está muy comprometida con este tema y al igual que otras instituciones, tampoco ellos vienen recibiendo alimentos para sus propios espacios comunitarios y con una mirada histórica la iglesia se posiciona con mucha sensibilidad social con respecto a este tema».

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