“Lo más importante para un pueblo es organizarse”

La 26 cumple 25 años y los festeja levantando bien alto las banderas y recordando a su Secretario General, Juan Carlos “Cacho” Scarpati. Patricia Fernández, Secretaria Nacional y esposa de Cacho, nos cuenta cómo surgió la Organización y analiza el momento político actual.

Pasaron 25 años desde que Juan Carlos “Cacho” Scarpati, junto con un grupo de militantes, fundara el 7 de septiembre de 1985 el Peronismo 26 de Julio, en el barrio de Barracas. En la actualidad “la 26 de julio” tiene un desarrollo nacional con presencia en 20 provincias. Su Secretaria Nacional, Patricia Fernández, esposa de Cacho, nos cuenta las sensaciones que generan estas bodas de plata, que significan años de lucha en busca de una patria justa, libre y soberana.

Con motivo del aniversario, mañana en el club Villa Tesei (Vergara 2121, Hurlingham), “haremos un acto, sencillo y militante para festejar con alegría”, anuncia Patricia.

¿Qué balance hace de estos 25 años de historia de la organización?

El balance es altamente positivo. Éramos alrededor de quince compañeros que vivíamos en una casa tomada del barrio Barracas y este grupo dio origen al Peronismo 26 de Julio. Allí convivíamos compañeros que habían venido del exilio, como el caso de nuestro secretario general Cacho Scarpati que pasó a la inmortalidad, y otros compañeros que habíamos pasado al exilio interno. Hoy tenemos presencia en veinte provincias y 5 mil compañeros participaron del locro por San Miguel de Tucumán. Hay una perspectiva de crecimiento porque evidentemente no somos una organización con una correlación de fuerzas que expanda todo el campo nacional y popular, pero creo que hemos acertado en el análisis de la coyuntura y eso nos permitió tener este crecimiento y además haber sobrevivido a distintos momentos políticos en estos 25 años.

¿Qué caracterización hacen del proyecto político abierto en 2003?

Pensamos que en 2003 hubo un cambio de proyecto, es decir, se rompió, no se si definitivamente, con el modelo neoliberal que justamente fue la causa del golpe de 1976 que llevó al genocidio a toda la Argentina. Luego, el modelo neoliberal continuó porque la apertura democrática en 1983 fue evidentemente condicionada. Y con Carlos Menem que, en nombre del peronismo, profundizó el neoliberalismo. Y hubo una continuidad del modelo con Fernando de la Rúa, que estalló en el 2001. Cuando se agotó ese modelo, aparece (Eduardo) Duhalde como etapa de transición. Pero luego, en 2003, ya veníamos diciendo que era necesario que volviera a ganar un presidente peronista, que en ese momento estaba dividido en tres representantes: Adolfo Rodríguez Saá, Néstor Kirchner y Menem. Y estaba muy claro que había que golpear definitivamente a Menem, y en ese momento nosotros dialogamos con los dos, con Rodríguez Saá y Kirchner, no en forma directa sino con sus equipos, y rápidamente nos dimos cuenta que todo lo que nos había entusiasmado Rodríguez Saá con el no pago de la deuda externa, era una mentira, era un circo, no tuvo ningún interés en modificar absolutamente nada y como descarte, veíamos la posición de Kirchner. Y después en esa coyuntura, cuando ni siquiera era el candidato, ni tenía el apoyo de un aparato como podía tener el duhaldismo, nosotros decidimos apoyarlo, hicimos la campaña a favor de Kirchner y fuimos parte del 22 por ciento que lo llevó al gobierno en 2003. A partir de ahí apoyamos toda la gestión, cada vez con más entusiasmo porque vimos que claramente que venía a romper con el modelo neoliberal que había sido hegemónico hasta ese momento.

En ese año y medio que duró el interinato Eduardo Duhalde en la presidencia, ¿los defraudó?

Nadie nos puede defraudar si sabemos quién es. Él representa a un sector que en 1999 era el que decía: sí a la devaluación y que había que romper con el uno a uno. La Alianza era la continuidad del modelo, en cambio Duhalde quería romper con el uno a uno y eso es lo que había que hacer para no llegar a la crisis del 2001. Entonces estaba claro que este modelo, no era más viable. Nunca le pedimos a Duhalde otra cosa, más que lo que era. Luego, apoyó a Kirchner que era lo que había que hacer, y de ahí en más jamás hemos sido duhaldistas y jamás lo seremos porque nos parece una barbaridad lo que hace Duhalde y lo que representa. Pero en ese momento lo que él proponía, dentro de las opciones, claramente era mejor opción para el país Duhalde que De la Rúa y la historia lo demostró. En el 2003 la mejor opción era Néstor Kirchner: había que ir por más justicia social, por más distribución de la riqueza. Y Duhalde no estaba dispuesto a hacerlo y Kirchner si. Esto se pudo hacer, sobre todo en la segunda etapa que fue con el gobierno de Cristina (Fernández), en la que aumentó la justicia social y por eso pensamos que debe continuar este proceso, hay que apoyar la propuesta de Néstor y Cristina. Es el camino para que creemos hay que seguir para profundizar y avanzar en las conquistas que al pueblo le sacaron a sangre y fuego.

¿Qué cree que falta para consolidar el modelo?

Fundamentalmente falta que el campo popular encuentre formas organizativas, que sean representativas y que tengan poder real. Los gobiernos son consecuencias de los procesos históricos, de los niveles de organización y de correlación de fuerzas que hay entre los campos de la nación y el campo de la antinación o antipueblo. Por lo cual, más que pensar lo que tiene que hacer Néstor o Cristina o quién sea el representante en el 2011, lo que más nos tiene que preocupar, es construir la autocrítica de por qué el peronismo revolucionario de la década del ’70 fue derrotado, y lo fue antes del golpe. Por eso es importante aclarar que es una mentira la teoría de los “dos demonios”, no sólo porque es perversa, sino porque es una falacia. Las organizaciones políticas militares ya estaban derrotadas antes del golpe. Ya era inviable la propuesta y no teníamos manera, ya nos habían derrotado. Política y militarmente. El golpe, lo que vino a hacer es a romper y hacer desaparecer a los mejores cuadros porque ya, dentro de Montoneros, había un movimiento de cuadros, que estaban planteando una crítica y una autocrítica sobre lo que vino a llamarse el montonerismo, que la crítica no pasa porque nos militarizamos, sino por un error en la caracterización de la etapa y el método principal de lucha. Cacho, en el ’79, junto a otros compañeros, escribe la crítica y la autocrítica de la etapa de las organizaciones político-militares, fundamentalmente de Montoneros. Para la organización Peronismo 26 de julio ese es uno de los documentos doctrinarios. Y lo que nosotros creemos es que hay que construir una autocrítica, superarnos. Porque en realidad, el enemigo actuó sobre las organizaciones más importantes del peronismo revolucionario y no lo hizo por los errores, si no por los aciertos, por el grado de compromiso, organización y de nivel político-ideológico de sus integrantes.

¿Con el peronismo solo alcanza?

Nosotros pensamos que con el peronismo sólo no alcanza, hay otras identidades, y esto es un cambio respecto a los ’70. Lo que sí, no se puede ser gorila; en este país no se puede ser antiperonista, y si sos antiperonista, estás objetivamente en el campo del enemigo, consciente o inconscientemente. Pero con el peronismo solo no alcanza. Hay compañeros no peronistas que son objetivamente revolucionarios y están aportando a este proceso de transformación. Nosotros ya en el ’85 dijimos que había un gran frente que atravesaba a todo el campo nacional y popular.

Por otra parte, dentro del peronismo revolucionario, lo que hay que encontrar son otras formas organizativas, que no pongan la lucha de la hegemonía por encima de la unidad. Ni dentro ni fuera de la identidad. Deberíamos estar más juntos. Lamentablemente, en eso estamos atrasados y estamos perdiendo oportunidades.

¿Y quiénes integran el campo nacional y popular para ustedes?

Está el socialismo de Jorge Rivas, están radicales que no son gorilas, el Partido Comunista, algunos compañeros que vienen de la izquierda, muchos que son lo que uno llama social demócrata o social cristiano, la organización que hoy representa Martín Sabattella. Los partidos siempre son problema para los movimientos populares. No creemos en la partidocracia. El PJ te puede servir o no. El 26 de Julio en la mayoría de los lugares está afiliado al PJ, pero porque Néstor Kirchner es el presidente del PJ y nosotros no le vamos a regalar la equidad a un montón de tipos que como son caballos ganadores del peronismo se erigen ganadores del peronismo y capaz lo son. Ya dijo lo Evita: “le tengo más miedo a los traidores del movimiento que a los que vencimos el 17 de octubre del ’45”.

Hay compañeros que, no los consideramos enemigos, pero no podemos ir juntos ni a la esquina, como Claudio Lozano o Víctor De Gennaro. Están convertidos en gorilas totales, importa muy poco lo que digan que quieren hacer, lo importante es que no pueden estar aliados con la Sociedad Rural, mucho menos proviniendo del peronismo. Ahora, esto no significa que los compañeros que están con Pino Solanas o que están con De Gennaro sean enemigos, pero le están haciendo el juego…

A la derecha

Derecha, izquierda, en los países dependientes es relativa, hay mucha izquierda en este país que fue muy traidora, así que por eso no nos gusta hablar de derecha o izquierda. Decimos del campo nacional o del campo antinacional. Sobre todo en la Argentina, que la llamada izquierda, la verdad que ocupó roles bastante tristes, y desde el punto de vista ideológico el peronismo ocupó ese lugar.

Entonces ustedes plantean que la cuestión es liberación o dependencia.

Nosotros no tenemos una posición clasista. Para nosotros la contradicción no es burguesía-proletariado, sino Nación- oligarquía o Nación-imperialismo. Ahora, como peronistas, tampoco somos románticos. El campo de la Nación, para nosotros tiene que estar conducido por los sectores más dinámicos de la sociedad: los trabajadores.

Y en cuanto a Cacho, ¿cuál es la impronta que les dejó?

Cacho para nosotros no es sólo un referente político por haber sido el fundador de nuestra propia organización, sino que está vinculado con la lucha del campo nacional y popular, como compañero que participó en la década del ’60 de las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP), que además fue parte de la organización Montoneros. Cacho estuvo detenido desaparecido en Campo de Mayo en la última dictadura cívico-militar. Y fue el testigo principal en la causa “El Campito” (uno de los peores centros clandestinos de detención que hubo en Argentina).

Lo que demuestran con su historia es que lo más importante para un pueblo es organizarse. Y si hubo errores y fracasos hay que volverse a levantar para seguir organizándonos popularmente. La liberación nacional y popular es posible, no sólo es necesaria, sino que es viable. Cacho nos ha dejado toda esa experiencia, mística y convicción profunda, que hizo que naturalmente cuando falleció surgiera espontáneamente el tema de “Comandante Scarpati”, ya que fue un comandante de la vida, de la historia de este país y para nosotros trasciende lo que puede llegar a ser el Peronismo 26 de Julio.

En ese sentido, el testimonio de Cacho sirvió para confirmar que Francisco Madariaga había nacido en Campo de Mayo.

Claro, el hijo de Abel Madariaga. Cacho sobrevivió porque se fugó. Probablemente si él no se hubiera escapado, y no hubiera aprovechado un momento de descuido de un guardia en un traslado de Campo de Mayo hacia La Plata, lo habrían matado en esa época. Cuando cayó en Campo de Mayo herido de 9 balas, la madre de Francisco, que era médica, fue quien le salvó la vida. Él estuvo prácticamente un mes y medio convaleciente, y cuando empezó a recuperar fuerzas, junto a otros secuestrados, con lo que tenían a mano hizo camas para nueve embarazadas que también estaban detenidas.

Él fue testigo de la cesárea que le realizaron a la mamá de Francisco Madariaga. A Silvia la llevan a la maternidad clandestina que funcionaba allí y cuando vuelve, Cacho tiene la oportunidad de verla y ella le dice: “es varón, está bien”. Entonces Cacho después se escapa y con la ayuda de algunos compañeros que por suerte estaban vivos, le ayudaron a salir del país. Primero a Brasil y de ahí a España. Cuando el gobierno español lo reconoció como exiliado político, en ese momento, es el primero que empieza a denunciar en los organismos internacionales a los campos de concentración y empieza a registrar toda esa experiencia. Cuando desarmaron el Campito, él pudo -junto con los organismos de derechos humanos, el Equipo de Antropología Forense y la UBA- reconstruir todo el campo de concentración. Y ahí es donde con Abel Madariaga, que ya se conocían con Cacho porque los dos militaban en el partido y hacían propaganda de Montoneros, tiene una reunión, y Cacho allí le dice “tu hijo nació y fue varón”. Durante 23 años nadie supo dónde estaba, pero sí se sabía que había sido un varón, que había nacido bien y que había sido apropiado.

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