Iniciado septiembre, el complejo sojero era el feliz protagonista del sector agroexportador argentino. El Ministro de Economía había anunciado un nuevo esquema para los exportadores de soja que sembraba altas expectativas de ingresos a las arcas del Estado para engrosar las reservas. El comunicado de Massa consistía en que el productor pueda vender la soja a un tipo de cambio de 200 pesos por dólar, pero al comprar insumos, lo hacía a un precio de 140 pesos. Todo esto en el marco de un Programa de Incremento Exportador. Esta medida “dólar soja” fue bien recibida por el sector (a diferencia de la que rigió hasta el 31 de agosto y a excepción de aquellos productores rurales que liquidaron toda su cosecha al principio de año). Sin embargo, transcurrido más de la mitad del mes, el Banco Central anunciaba que aquellos productores que accedieron a este dólar soja, no podrán acceder a compra dólar bursátil (contado con liquidación o dólar MEP) como así tampoco al dólar solidario/ahorro.
Desde hace tiempo que la comunicación no es el fuerte del gobierno, pero particularmente con esta medida que es de por sí controversial, el mensaje nació con ruido. Ocurrió que luego de que se anuncie: “el BCRA dispuso que los agentes económicos que hayan vendido soja en el Programa de Incremento Exportador no podrán acceder al mercado de cambios para la compra de moneda extranjera” un mensaje del Secretario de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación (Juan José Bahillo) generaba confusión: “quiero aclarar que la resolución del Banco Central no incluye a los productores y las productoras que con tanto esfuerzo vienen acompañando el Programa de Incremento Exportador”. La idea detrás era intentar “aclarar” que la medida apuntaba a empresas y no a personas físicas. Se estima que aproximadamente el 60% de lo que ingresó por “dólar soja” corresponde a personas físicas.
Con el dólar soja, en concepto de derechos de exportación, según las ventas declaradas al exterior (solo en los diez primeros días) se obtuvieron cerca de 774 millones de dólares. Teniendo en cuenta que la alícuota de derechos de exportación es de un 33% del valor FOB (libre a bordo) y teniendo acceso a un dólar de 200 pesos, el equivalente es de 154.800 millones de pesos.
Si bien la vorágine en la caída del precio de los bonos, la brecha cambiaria y la escasez en las reservas fueron variables que se empezaron a revertir en septiembre, todavía ninguna tiene garantía de estabilidad durante demasiado tiempo. Luego de esta nueva reglamentación del BCRA, el dólar paralelo subió casi diez pesos. Esos pesos que iban al CCL o al MEP, buscan refugio en el mercado paralelo. El contexto económico de Argentina mantiene dos problemáticas centrales: inflación y reservas. Éstas seguirán siendo el eje primordial en tanto y en cuanto no haya un plan antiinflacionario claro y sea constante la presión de las metas por cumplir con el Fondo Monetario Internacional. El último dato del IPC – INDEC arrojó 7% de inflación para el mes de agosto (alimentos y bebidas alcanzaron un 7,1% y el rubro más alto fue el de prendas de vestir y calzado con 9,9% de aumento mensual), y las perspectivas para el mes de septiembre no son sustancialmente menores a ese valor. En este mes, además de entrar en vigencia la segmentación tarifaria (reducción del 20% de los subsidios a los sectores de mayores ingresos), la medicina prepaga se incrementó un 11,34% y el relanzamiento de Pre viaje puede también tener un impacto en el nivel de precios (que podrá analizarse a partir de octubre), a pesar de que se lanzó con un acuerdo de precios máximos en las publicaciones turísticas. Más allá de algún acuerdo de precios específicos con algunos sectores particulares (como lo supo ser Precios Cuidados y sus derivados, en alimentos en supermercados) no existe un proceso de coordinación de precios dentro de un esquema integral antiinflacionario. Recientemente se renovó el acuerdo de precios (por sesenta días más) en el sector de medicamentos, que desde julio pautaba que la industria farmacéutica incremente los precios por debajo del nivel de inflación. En otras palabras, los aumentos autorizados de este rubro se pueden incrementar hasta un punto por debajo del IPC. En agosto, los precios de los remedios se ubicaron casi tres puntos por debajo del índice, cuestión que contribuye a “aliviar” un rubro de necesidad básica, pero que no basta cuando el nivel inflacionario es tan alto (la variación interanual en el nivel general de precios fue de 78,5% para agosto).
En cuanto a las reservas del Banco Central y en línea con las metas acordadas con el FMI, post reunión de Massa con el organismo, la segunda revisión va camino a la aprobación. Sin embargo la inestabilidad macroeconómica avista…
En el tercer martes del mes, INDEC dió a conocer el informe sobre el avance de actividad para el segundo trimestre del 2022. Para el período conformado entre abril y junio de este año, el crecimiento fue del 1% comparado con el primer trimestre (datos desestacionalizados). Haciendo la comparación interanual (mismo período del 2021), el dato arroja un 6,9% de crecimiento. Sin embargo, no hay que olvidar que en el segundo trimestre de 2021 el Producto Bruto Interno (PBI) decreció un 0,6% respecto al ciclo anterior. Para ese entonces, la actividad todavía se veía resentida por los efectos de la pandemia por Covid -19. Esta desaceleración se vincula al consumo que para el primer trimestre había crecido un 3,2% y en este segundo trimestre avanzó sólo un 1,8%. La inversión por su parte, sí logró una mejora y pasó de un crecimiento de 3,3% a 7,8% en el segundo trimestre. Analizando por rubros, un marcado y único descenso tuvo Agricultura y Ganadería (5,2% interanual). Los rubros con mayor crecimiento son Hoteles y restaurantes con un crecimiento del 53,9% interanual, Pesca (+24,1%), Minas y canteras (+15,5%) y Transporte y logística (+11,5%).
Aldana Montano es tesista de la Licenciatura en Economía por la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP – FCEyS). Integrante del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO).