Las vacaciones opositoras

Se termina el receso invernal y los que parece que nunca se toman vacaciones son los K. Ayer la Presidenta sorprendió gratamente a todos con los anuncios en materia de seguridad social, actualizando la AUH y aprovechando el aumento en las jubilaciones que rige por ley (impulsada meses atrás a solas por el oficialismo, cabe aclarar) para poner blanco sobre negro quién es quién a la hora de discutir sobre presupuestos previsionales.

La Presidenta y su gobierno juegan muy fuerte a la política de seguridad social como reasignador de recursos, como ningún otro gobierno argentino antes. “La suma de todas esas inversiones de carácter social (jubilaciones, asignaciones familiares, asignación universal), junto a la armonización de las cajas a las cuales aporta la ANSES, y sus gastos propios, significan un 11,88 por ciento del PBI y un 57 por ciento del presupuesto total de gastos aprobado por el Congreso”, dijo textual y categórica Cristina.

En resumen, un Ejecutivo que gestiona y que empuja, que avanza en una salida consensuada por la ex Botnia, que no deja un día sin hacer agenda y pelear palmo a palmo el relato con los sectores hegemónicos de la información.

Mientras tanto, lo que podríamos llamar oposición o grupo A o como se lo quiera llamar, continúa discutiendo en distintos laberintos: que Carrió vs. Binner, que Stolbizer vs. Carrió, que Alfonsín sacándoles una pequeña diferencia al resto (es el único que maneja los códigos de la política), y el peronismo federal buscando candidato casi casi en los avisos clasificados.

Un capítulo aparte requiere el jefe de gobierno porteño, quien hace una semana se había autoinculpado, por decirlo de alguna manera, para que sus legisladores le hicieran un juicio express, salir absuelto y chau: seguir impune con la rapidez y limpieza de quien se rasura el bigote. Al día de hoy, esa solución parece cada vez más lejana de la realidad política de la legislatura. La comisión investigadora, en su tiempo y forma, aparece como la salida que se impone, aplicando una derrota política más a Macri. Mauricio parece que no escucha a los hombres de la política de su sector y sigue prefiriendo el canto de sirena de Durán Barba.

La semana pasada hablábamos de lo trabado que podría ser este último semestre del año. Aun resta conocer el desenlace de los debates con que el grupo A puede complicarle las cosas en el Congreso al gobierno. Si eso no sucede, el año que viene nadie se acordará del 82% móvil ni de las retenciones y todos saldrán a dar la batalla final por el sillón de Rivadavia. Por suerte, los que sentaron allí los últimos siete años hacen que a algunos ese lugar les quede grande. Por cierto, ¿alguien sabe cuánto mide hoy el otrora terrible Cleto?

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