Por Causa Popular.- Que el duhaldismo puede estar vinculado con el tráfico de drogas en nuestro país, es uno de esos secretos a voces del que todos comentan pero nadie denuncia. Que haya sido el diputado provincial y principal dirigente de la Federación de Tierra y Vivienda (FTV) Luis D’Elía el primero en hablar públicamente de esta relación, no sorprendió a muchos en el marco de la interna del peronismo bonaerense. D’Elia, uno de los aliados incondicionales del presidente y pieza clave a la hora de dividir al diverso movimiento piquetero entre “duros” y “blandos”, se ha convertido para el gobierno en una piedra en el zapato de la que le constará mucho deshacerse. Hasta ahora, sólo se despegó de las denuncias que éste ratificó ante la justicia, pero amenaza con desprenderse de una figura clave en la ingeniería electoral del Frente para la Victoria en la Provincia de Buenos Aires. Los cuatro balazos en la puerta de su casa pueden ser el principio de una escalada de la que sólo octubre podrá dar una última palabra.
El primer infortunio de Luis D’Elia que produjo un distanciamiento del gobierno fue ponerle un porcentaje a los “intendente mafiosos” que se sumaron al Frente para la Victoria, y rompieron con el duhaldismo. Pero cuando parecía que desde la presidencia lo habían puesto en caja, tiró “la bomba” sobre la vinculación del ex presidente Eduardo Duhalde con el tráfico de drogas en la Argentina.
“El duhaldismo es un gran cartel de la droga desde hace tantísimo tiempo, no solamente en la producción sino además en lo que es la distribución, en lo que es el transporte hacia y desde países vecinos de esa mercancía», manifestó D’Elía el 17 de agosto pasado en una entrevista que concedió a FM La Isla.
Inmediatamente Alberto Fernández, el vocero preferido del kirchnerismo, una vez más se apuró en diferenciarse e indicó que ése “es el parecer de D’Elía” y es él quien “debe explicar por qué dijo lo que dijo. En lo que a nosotros concierne, las diferencias con Duhalde son muy otras”.
“Las diferencias que tenemos con Duhalde son diferencias de contenido político, grandes sin duda, importantes, pero que no tienen que ver con eso” que dijo D’Elía, aclaró el funcionario.
Para Aníbal Fernández, el otro vocero de prensa que acostumbra a dar la voz oficial ante los medios, expresó que “esto es agarrarse de una situación particular para agredir al doctor Duhalde, cosa que es absolutamente injusta”.
En declaraciones a radio 10, el titular de la cartera política dijo que “cuando uno tiene una campaña por delante, los agravios son terribles, porque normalmente lo que buscan es lesionar. Yo no agravio. No tengo vocación de agraviar. Yo trato por todos los medios de no agraviar».
Pero lo cierto es que el kirchnerismo ha resuelto alejarse de quien fue el principal puntal para desembarcar en el movimiento social y polarizarlo por medio de los acaudalados tentáculos de la Casa Rosada. Es probable que D’elía ya no le resulte útil a las estrategias que tanto defendió, pero nadie olvidará que todos los años de lucha que acumuló le han servido para desprestigiar y dañar al movimiento social que alguna vez integró.
Ese papelón llamado denuncia
Tras aparecer vociferando denuncias por los medios, D’Elía juró ante la prensa que iba a aportar pruebas contra la maquinaria subterránea del duhaldismo. Pero cuando apareció en tribunales la primera vez, requerido por el fiscal Paulo Starc, D’Elia se amparó en sus fueros para negarse a aportar pruebas o contestar preguntas.
En la segunda oportunidad y amparado en sus fueros para declarar por escrito entregó un documento de 12 carillas en donde ratificó su certeza de que “el duhaldismo es un gran cartel de la droga”, “organizado y financiado” por el ex presidente Eduardo Duhalde. El fiscal federal Paulo Starc, llamó a declarar a D’Elia para saber si el dirigente piquetero mantenía en pie lo declarado en una entrevista radial en cuanto a que “droga y duhaldismo son dos caras de la misma moneda”.
No obstante, descontento con los escasos datos brindados requirió nuevamente al diputado bonaerense que brinde “precisiones” sobre sus imputaciones en un oficio dirigido al presidente de la Cámara de Diputados bonaerense, Osvaldo Mércuri, que es duhaldista. Para Starc D’Elia debería precisar “circunstancias, tiempo, modo, lugar, fecha y personas, que concretamente” tengan vinculación con los hechos denunciados.
Según el fiscal, los datos aportados se basan en investigaciones de periodistas e informes que ni siquiera fueron aportados. Por esa razón, exigió “precisiones” antes de requerir la apertura de una causa judicial contra Duhalde y enviar el expediente a sorteo para designación de juez.
Starc se refiere a que el dirigente piquetero apoyó su denuncia contra Duhalde en publicaciones y libros, que tienen por autores a nueve periodistas, algunos de ellos responsables de libros sobre el duhaldismo, y en declaraciones de ex funcionarios y familiares de Carlos Menem.
Por eso, en el escrito que presentó luego de ampararse en sus fueros tras la citación de Starc, D’Elía propuso como “pruebas” que cite a declarar a los periodistas Hernán López Echagüe, Román Lejtman, Raúl Kollman, Horacio Verbitsky, Jorge Lanata, Javier Romero, Christian Sanz, Daniel Ortíz (en realidad el autor del libro «El Entorno», al que D’Elía recurre como fuente es Daniel Otero) y Ricardo Ragendorfer. También pidió que sean convocados la ex esposa de Menem, Zulema Yoma; sus familiares Amira Yoma e Ibrahim al Ibrahim; Mario Caserta y el comisario bonaerense retirado Edgardo Mastrandea.
Como prueba, además, D’Elía sugiere que se libren exhortos al juez español Baltasar Garzón; al juzgado federal 1 de Mar del Plata; y a una fiscalía de Lomas de Zamora, para conocer lo investigado en estos ámbitos sobre hechos de narcotráfico.
“El principal imputado es el doctor Duhalde”, respondió el dirigente piquetero a la pregunta de Starc sobre si podía “individualizar en concreto las personas que conforman el cartel de la droga”.
Aseguró que el ex presidente “cuenta con una inextricable red de corrupción política y policial en la que cada personaje desempeña un rol determinado”. “En cuanto a las actividades que desarrolla cada una de ellas (quienes integran el cartel), abandonó a las destrezas investigativas del señor fiscal la difícil tarea de ‘alambicar’ los roles que le corresponda asumir a cada uno de los personajes que irán surgiendo de la pesquisa”, manifestó en el escrito.
D’Elía apuntó que “surge de la bibliografía” que recomendó consultar al fiscal que “el estupefaciente es ingresado al país desde Bolivia y Colombia, procesado y acondicionado en laboratorios del Gran Buenos Aires, y exportado a Europa vía España”.
Casi como otra de las respuestas a sus denuncias, pero esta vez de quienes estarían directamente imputados por ellas, el pasado martes, por la noche el frente de la casa del dirigente matancero recibió cuatro disparos, mientras este se encontraba cenando con su familia.
A la mañana siguiente, el titular de la comisaría distrital de Gregorio de Laferrere, del partido de La Matanza, Oscar Sequeiro, consignó que los peritos que actuaron frente a la denuncia realizada determinaron que se efectuaron “cuatro disparos de armas de fuego contra la puerta de su domicilio”.
D’Elía indicó que el ataque ocurrió, cuando en su barrio había un corte de luz, razón por la cual la calle estaba “absolutamente oscura”. Sequeira comentó que algunos de los impactos de bala en la vivienda de D’Elía “son de calibre 38 y se pudo secuestrar otros plomos que están siendo periciados en estos momentos en la Policía Científica de La Matanza”.
“Hoy la casa de D’Elía está custodiada y queremos además llevar tranquilidad a sus familiares y a los vecinos”, aseguró Sequeiro. Extrañamente, tras realizar la denuncia correspondiente, D’Elía prefirió no vincular este ataque con ninguna de las circunstancias políticas y judiciales que vivió en los últimos días, en especial las relacionadas con sus denuncias por narcotráfico contra el ex presidente Eduardo Duhalde.
Es evidente que una denuncia contra Duhalde sin elementos contundentes hace un flaco favor a todos los periodistas que llevan más de una década denunciando la enorme maquinaria duhaldista que combina a policías bonaerenses, punteros e intendentes del conurbano.
Pero a la luz de sus palabras y de sus desaciertos políticos es notable que D’Elía juega lo poco que le queda en una coyuntura que a pesar de las promesas recibidas, nunca le fue favorable.
La historia lo recordará como el hombre que hizo todo lo que pudo por polarizar al fértil movimiento social argentino en pos de la interna del Partido Justicialista.
Hoy ya no resulta útil, pero como reza el dicho: “la culpa no es del chancho, sino del que le da de comer”.