“La unidad es una necesidad imprescindible y un deber moral”

Eduardo Ezequiel Epszteyn es uno de los principales animadores de la Legislatura porteña. Proveniente de la más que diezmada “juventud maravillosa” del peronismo, este economista recibido en su exilio madrileño integró desde el vamos el Frente Grande y el Frepaso liderados por Chacho Álvarez y fue uno de los principales colaboradores de Aníbal Ibarra. Ya antes de las últimas elecciones, sigilosamente, propuso una alianza de Ibarra con Fernando Pino Solanas. Dice ahora que Pino es el único que está en condiciones de convocar a la formación de un frente opositor, que, a su juicio, debe incluir a todos los sectores que en el plano nacional respaldaron la media sanción en Diputados de la Ley de Medios Audiovisuales.

Orador elocuente y socarrón, Eduardo Ezequiel Epszteyn es uno de los principales animadores de la Legislatura porteña. Proveniente de la más que diezmada “juventud maravillosa” del peronismo, este economista recibido durante su exilio madrileño integró desde el vamos el Frente Grande y el Frepaso liderados por Chacho Álvarez y fue uno de los principales colaboradores de Aníbal Ibarra. Ya antes de las últimas elecciones, sigilosamente, propuso una alianza de Ibarra con Fernando Pino Solanas. Dice ahora que Pino es el único que está en condiciones de convocar a la formación de un frente opositor, que, a su juicio, debe incluir a todos los sectores que en el plano nacional respaldaron la media sanción en Diputados de la Ley de Medios Audiovisuales. Y agrega que esa unidad es “tanto una necesidad imprescindible como un deber moral”. Con Pino o sin Pino.

–Debemos ser lo suficientemente inteligentes como para construir una alternativa a Macri. Tenemos alguna ventaja. Por ejemplo, que excepto Pino Solanas, en el centroizquierda no existe un liderazgo claro –dice un Eduardo Epszteyn en jogging repantigándose en una silla color amarillo patito en el amplio comedor del club en el que acaba de elongar asistido por un profesional.

–En la última elección había posibles liderazgos en disputa, pero apareció Solanas y sacó el 25% de los votos. Por lo que en la Capital, Pino es el único que está en condiciones de convocar al conjunto de los sectores que se enfrentan a Macri… Claro que eso requiere que tome la decisión de liderar un frente capaz de derrotar al PRO–, siguió discurriendo en su distendido soliloquio.

–Pino demostró que, en medio de tanto tacticismo corto de miras, se puede hacer una elección excelente hablando de utopías, señalando el horizonte. Pero disputarle a Macri la Ciudad lo obligaría a descender a la arena de las cosas concretas. No veo claro que quiera hacerlo…–apuntó el periodista.

–Pino fue el voto más fácil para muchos en la última elección. Era un voto que no arrastraba ninguna mochila anterior, y Pino tiene un discurso progre, muy bueno para el electorado de la Capital en una elección legislativa. Pero la próxima elección es ejecutiva y hay que plantear un programa y demostrar que se puede gobernar. La gente va a pedir capacidad de gobierno. El macrismo está haciendo un gobierno pésimo y es necesario aglutinar a la oposición para ganarle. Con sus cosas buenas y sus cosas malas, el centroizquierda ya ha gobernado esta ciudad. Yo fui ministro y sé de qué hablo: podríamos hacerlo mucho mejor.

–¿Proponés una alianza entre Solanas e Ibarra?

–Propongo juntar lo que Ibarra juntó en su momento. En Fuerza Porteña estaba Claudio Lozano, estaba el ARI, el kirchnerismo y el socialismo. Eso es lo que hay que juntar en la Ciudad para ganarle a Macri: Lo que se juntó el otro día para votar la Ley de Radiodifusión. La unidad de la oposición es tanto un requisito imprescindible para derrotar al macrismo como un deber moral.

–¿Qué pasa con la obra pública en la Ciudad? Macri y sus ingenieros no harán ni un kilómetro de subterráneos. En cambio plantean otras obras, tan faraónicas como de dudosa utilidad.

–Macri llegó convencido de que se comía a los chicos crudos, que venía a dar vuelta la ciudad como un guante. Y se encontró con las dificultades propias de cualquiera que llega a gobernar una ciudad tan difícil como Buenos Aires, en un contexto de crisis internacional. Crisis cuya envergadura no fue capaz de prever. Vino con un planteamiento de mucho nivel de endeudamiento y se encontró con que no existe la posibilidad de endeudarse.
La de endeudarse hasta las cejas es una idea típica de un gobierno de derecha en la Argentina. Obras públicas con un alto nivel de sobreprecios. No tiene mayores misterios. Es como está acostumbrada a ganar la derecha. Macri está demostrando que nunca tuvo un plan B. Lo único que parece dispuesto a hacer es aumentar los impuestos, recaudar de cualquier manera.

–Hizo la campaña prometiendo hacer más kilómetros de subte que nadie, y después dijo que no haría ni uno porque el gobierno nacional no le da plata ni le sale de garante para que pida prestado afuera.

–Todos suponíamos que Macri venía con un equipo de gobierno experimentado. Y nos encontramos con tipos que son muy chantas, muy malos. El nivel de formación de sus funcionarios es muy malo. Lo de (Juan Manuel) Piccardo al frente del Ministerio de Espacio Público es una vergüenza. La manera en la cual administra el contrato de la basura es vergonzosa. Lo ha dejado crecer como loco, de repente se da cuenta que no tiene plata, lo quiere ajustar y tiene conflicto. Tendría que haber iniciado el proceso licitatorio hace tres meses y no lo hizo. Va a estar cautivo de las empresas que le van a cobrar lo que quieran para realizar el servicio, porque si no ¿quién va a levantar la basura de la ciudad? El de la basura es un sector duro. Si no tenés alternativas, no te quepa duda de que te pasan por arriba.

–Cómo en Italia con la Camorra. Algunos consideran a Macri un pichón de Berlusconi.

–El de la basura es un problema es difícil en cualquier lado, pero justamente por eso es que tenés que tener gente capaz al frente. Tenés que tener una política de administración. Trajeron a un dirigente de una cervecera (por Piccardo, que fue CEO de Isenbeck. N. de la R.) que no tiene ni la más mínima idea. Así como ese, hay no sé cuántos funcionarios del mismo tipo. Dentro de dos meses va a quedar rehén de las empresas. Es más: ya lo es, como se demostró el otro día, cuando tuvo que dar marcha atrás con lo que había dicho. Le iba a ajustar el contrato al 17 por ciento. Ni siquiera le hicieron una huelga. Trabajaron “a reglamento” y recogieron la mitad de la basura. Fue suficiente.

–Otras áreas donde el desmanejo del Gobierno de la Ciudad parece patente, es en salud y educación.

–En los hospitales dijeron que como había mucha diferencia de precios entre un hospital y otro para el mismo medicamento, “vamos a centralizar gastos porque hay corrupción”. A lo mejor había corrupción pero no tanta. Cuando comprás por separado te pasan esas cosas. Bueno, centralizaron. ¿Consecuencia? No hay medicamentos en los hospitales. Y siempre el remedio más caro es el que no llega. Porque se te muere alguien… Del mismo modo, los genios de Macri proclamaron que las cooperadoras de las escuelas son corruptas, que había corrupción en el manejo de los ingresos. Y les sacaron el dinero. ¿Consecuencia? Todos los pequeños gastos que la escuela hacía los tuvo que dejar. Tuvimos que pelearnos ocho meses para convencerlos de que dejaran la plata. Ya sé que las cooperadoras son desprolijas, lo sé bien porque las de los polideportivos dependían de mí. Puse dos auditores para controlar y ayudarlos en la administración, porque no tienen por qué saber. Una cooperadora son padres… pero terminamos así. Contra las cooperadoras. Así gobierna Macri. Todo es privatización, una política de especulación inmobiliaria muy fuerte, la venta de Catalinas, la influencia de (el constructor, Nicolás) Caputo en la mesa chica del gobierno, el acuerdo con las grandes constructoras… Es un gobierno típico de la derecha.

–Bueno, sé que tampoco le reconocés un carácter de izquierda al Gobierno nacional…

–Durante todos estos años de gobierno kirchnerista no se ha achicado la brecha social ni se ha redistribuido mejor la torta. En este sentido, es difícil decir que el Gobierno sea de centroizquierda, y menos de izquierda. En lo que sí fue bastante eficaz es en la reconstrucción de la infraestructura social. En la construcción de caminos, autopistas, escuelas en las provincias y en el conurbano. Eso hay que reconocerlo.

–¿Cómo ves el final de la batalla por la nueva Ley de Medios Audiovisuales?

–Vamos a ver cómo termina en el Senado. Tengo presente que esta ley es como lo que fue la “Ley Mucci” para (el gobierno de Raúl) Alfonsín, que planteaba reordenar los sindicatos: se perdió por un voto y fue el principio del fin. Salvando las distancias, es una situación parecida. Si el gobierno perdiera, entraría en una declinación importante. Habrá que ver si peor que con la crisis del campo… Pero mi impresión es que la ley saldrá. Y que en cualquier caso, la lucha ha merecido la pena.

–El Grupo Clarín cantaba victoria y Kirchner parecía contra las cuerdas, trastabillando, incluso apoyando los guantes en la lona. Pero sacó un uppercut fulminante al quitarle el monopolio del fútbol y ahora el que parece al borde del nocáut…

–A Kirchner no hay que subestimarlo. Hace cuatro meses todos se preguntaban cuándo se iba y ahora todos estamos discutiendo la política de radiodifusión. Si hay algo innegable es su capacidad política. Y el contraste con los malos que son sus opositores. La imagen de la oposición es patética. De Narváez, Macri, Morales, dan vergüenza ajena. La jugada del fútbol fue magistral. Y a partir de ella mucha gente se dio cuenta de que era víctima de una situación monopólica, una situación que hasta ese momento estaba casi olvidada, que casi se había naturalizado, que no era para nada evidente.

–¿No pasa lo mismo con los subsidios, de los cuáles sos tan crítico?

–Algo parecido. Se diría que nadie se da cuenta de que los sectores medios de la Capital tienen subsidiada la luz, la nafta, el gas, y la energía en general. No existe la conciencia de eso. Ahora, a mi entender se trata de subsidios cruzados. Regresivos. Porque no están subsidiando a los sectores más pobres de la población, están subsidiando a las clases medias. Y sin embargo en un conflicto como el del campo, a las clases medias las tenés en contra… Lo que a mi juicio demuestra que el problema no es económico sino político.

–En cuanto a los subsidios…

–Es una política de la cual es muy difícil salir. El costo político va a ser complicado. Pasa lo mismo que con la convertibilidad: nadie quería hablar del costo político de salir de ella. Nadie hablaba, nadie hablaba, y así terminamos en el corralito: llamando a (Domingo) Cavallo.
Las dificultades de eliminar, e incluso de reducir sustancialmente los subsidios son muchas. Este invierno hubo un intento de eliminar algún nivel de subsidios en algunas tarifas. Pero el intento se hizo en el contexto de la guerra con Clarín. Y en un contexto de guerra con los medios, si te planteás una política de este tipo, te suicidás. Es como darle una antorcha a los que te quieren incendiar el rancho. Y así fue como el Gobierno debió dar marcha atrás.

–¿Cuál sería la política correcta?

–Y… ya ahora es difícil implementarla. Pero lo que el gobierno consiguió juntar para la aprobación en Diputados de la Ley de Medios Audiovisuales, ese mismo conjunto es el que debería ser la base de la refundación de un gobierno popular. El Gobierno debería hacer el esfuerzo necesario para que, al igual que en este caso, poder nuclear a esos mismos sectores alrededor de cinco o seis ideas.

-Antes de que el Ejecutivo aceptara quitar a las telefónicas y modificar la composición del órgano de aplicación, los socialistas se habían pronunciado en contra de la Ley. Por cierto, lo habían hecho borrando con el codo lo que antes habían escrito con la mano unos pocos meses atrás… Fue Binner en persona quien ordenó rectificar.

–Fue muy inteligente la movida del Gobierno de eliminar obstáculos para satisfacer a los sectores que terminaron aliándose con él. Dejó a los socialistas sin discurso tras incorporar el 80 por ciento de las críticas que éstos hacían, críticas que, por otro lado, eran correctas. También se demostró otra cosa… a veces, cuando escucho a algunos kirchneristas… me recuerdan a los judíos cuando hablan del Estado de Israel: cuando vos lo criticás, sos antisemita. No antisionista, sino antisemita. Del mismo modo, si criticás por cualquier cosa al Gobierno, muchos kirchneristas te acusan de destituyente… Así, por lo menos, era hasta ahora, cuando quedó demostrado que era correcto criticar el proyecto de Ley de Medios por izquierda. Si no se hubieran hecho críticas, no hubieran sido escuchadas, y sin ellas no se hubiera alcanzado el amplio consenso que tuvo el proyecto en Diputados. Fue escuchar estas críticas y haber hecho las pertinentes reformas lo que le permitió al Gobierno obtener un triunfo rotundo. Lo que demuestra cuán válido es tener una mirada crítica sobre los lineamientos que se bajan desde el Gobierno.

–Se diría que estás comparando implícitamente la actitud del Gobierno nacional ante las dos crisis, la del campo y la abierta por la decisión del Grupo Clarín de demoler al Gobierno y la del Gobierno de responder liquidando la ley de la dictadura y eliminando monopolios.

– De alguna manera sí. El Gobierno ahora escucha más. Si al estallar la crisis del campo hubiera escuchado más y discriminado mejor, si hubiera tenido en cuenta que las reivindicaciones de los pequeños agricultores difieren de las de los grandes pooles de siembra, si no lo hubiera tomado como una guerra a todo o nada sino como la discusión de puntos de las retenciones…

–¿No crees que la crisis de la 125 permitió el lanzamiento de una especie de golpe mediático?

–Seguramente lo hubo… Pero más golpes mediáticos que con esta Ley… Más de lo que jugaron y están jugando los medios ahora para impedir su sanción…

–Cuando estalló aquella crisis vi lo mismo que se había hecho con el fallido golpe de estado en Venezuela. Para mi estuvo muy clara la decisión del Grupo Clarín y de sus aliados de voltear, si era posible, al Gobierno. Y si no, desgastarlo, desbastarlo. Pero si se podía devastar… La evidente coordinación entre TN y otros canales de noticias denuncian la existencia de una especie de Estado mayor en las sombras.

–Sigue pasando lo mismo. Las posiciones asumidas por los diputados Silvana Giúdici y Federico Pinedo dejan claro que, pasare lo que pasare, no iban a apoyar ninguna ley. Del mismo modo que durante la crisis del campo había sectores que no iban a aceptar ningún tipo de retenciones. Pero en el medio hay un bloque en el que uno debe ganar aliados, y dar la pelea en la opinión pública. En el caso de la Ley de Medios fueron dos las cosas que cimentaron este resonante triunfo: por un lado la liberación del fútbol, que cambió la mirada de muchos que tomaron conciencia de que todos los meses estaban pagando para ver fútbol, que para ver un gol teníamos que esperar hasta el domingo a la noche. Cuando esto se pudo en evidencia, la gente se preguntó por qué. El secuestro de los goles se había naturalizado, parecía algo normal. Pero con la ofensiva gubernamental, la gente se dio cuenta de que la estaban robando. Segundo, que el Gobierno se dio cuenta de que tenía que consensuar, que debía salir de la dinámica de la confrontación permanente. Yo no conozco ningún país que vaya para adelante con la confrontación permanente. Ese es otro error habitual del kirchnerismo: la idea de que “estás conmigo o sos mi enemigo”.

– A mi juicio, la decisión de confrontar, de ir a la guerra, fue tomada por Clarín, no por el Gobierno. El Grupo se animó luego de comprobar la fragilidad del Gobierno con affaires como los de la bolsita de Felisa Miceli o la valija de Antonini Wilson… ¿Cual fue exactamente el detonante es todavía un misterio?

–Más allá de lo anecdótico, me parece que la fragilidad más bien está en otro lado. Está en que no podés tener un discurso de defensa de los Derechos Humanos y de una Corte Suprema inmaculada, y tenerlo asociado a altos niveles de corrupción. Me parece que la fragilidad está ahí. No podés tener ese discurso y simultáneamente tener los sobreprecios que este Gobierno paga en obras públicas, no podés tener ese discurso y tener la política que tiene el gobierno respecto del juego. Esa es la verdadera fragilidad. Que tus adversarios políticos lo van a utilizar… No te quepa la menor duda.

–Vos solés reclamar una mayor calidad institucional ¿te referís a este tipo de contradicciones? ¿A la poca eficacia de los órganos de control?

–Sí. En Argentina, los organismos de control son instrumentos de la lucha política, no son organismo de control. Deberíamos ser capaces de ponernos de acuerdo en construirlos. No puede ser que la Auditoría General de la Nación la maneje la oposición para negociar con el gobierno. En el caso de la Ciudad de Buenos Aires es un ejemplo claro. Hay un gobierno con un altísimo nivel de corrupción y no hay una sola denuncia a la Auditoría.

–Es un gobierno que gasta sin ton ni son en obras de alta visibilidad…

–Es una cosa de locos. Basta ver el último decreto que autoriza la compra directa, donde los ministros no tienen límite para los concursos privados de precios. Es una cosa de locos. Lo que pasa es que el desastre todavía no se ve… Hace poco que se empezó a ver pero todavía no en su verdadera dimensión.

–Dice que quiere restringir el uso de autos en la Ciudad…

– (interrumpe) Es mentira, lo único que están buscando es recaudar. Le han dado patentes de corso a las empresas de grúa para que hagan lo que quieran en toda la ciudad. Otro ejemplo claro es el de la fotomulta. Quisiera saber cuál es el porcentaje de fotomultas en los lugares donde los autos mal estacionados realmente complican el tránsito, como en el micro y macrocentro, y cuál es el porcentaje en los barrios. Estoy seguro de que la mayoría de las fotomultas se hacen en los barrios, porque es más fácil hacerlas en serie. Y como tienen que recaudar… Todo es recaudatorio… hoy mismo están aumentando el impuesto de AUSA con el pretexto, dicen, que es para desalentar el uso del auto. Minga: todo para recaudar. Y para nada más.

–Me parece, por parte de Macri, una política suicida.

–Yo creo lo mismo. Me parece que no se está dando cuenta… Está como (José Luis) Machinea con el impuestazo. Creo que Macri está yendo directamente contra su base electoral. La gente no es tonta y ve la cantidad de obras que se hacen y no tienen el menor sentido. Yo soy de Palermo. Las obras que han hecho para ensanchar las esquinas de modo que los bares puedan poner más mesas en las veredas es una cosa de locos.

–Y, de paso, para quitar lugares dónde estacionar libremente…

–La cantidad de dinero que están gastando reformando, arreglando plazas que se arreglaron no hace dos años… Están asfaltando calles que se asfaltaron hace muy poco también. Es todo una mise-en-scène para que la gente crea que el gobierno hace.

–Me da la impresión de que Macri se está complicando, que se está enredando, que así nunca va a poder dar el salto a la Nación. Y que por lo tanto se va a abroquelar en la Ciudad. Y como no existe una oposición articulada, tiene grandes chances de ganar las próximas elecciones.

–Para derrotarlo, hace falta liderazgo. A partir de la última elección el centroizquierda entró en una crisis de liderazgo. Salvo Pino Solanas, no existió ningún otro claro ganador, y el macrismo perdió más de 10 puntos. Ahí hay varios interrogantes: ¿Qué va a hacer Pino Solanas? ¿Transformará ese éxito electoral en un liderazgo local? ¿Optará por dar una pelea muy difícil a nivel nacional? Esta es una incógnita importante, un debate pendiente. Las elecciones confirmaron además que en la Ciudad está consolidado un ancho espacio de centroizquierda. Los votos de Pino Solanas son eso. Más un pedazo de lo que sacó Heller, más los que sacó Ibarra…Tenemos que hacer un esfuerzo grande para deponer personalismos y tratar de construir una alternativa de poder en la Ciudad. Es una tarea que no es fácil.

–¿Qué papel considerás que puede cumplir el kirchnerismo?

–Vamos a ver qué pasa con él de acá al 2011. Si Kirchner termina como candidato a presidente y por qué fuerza política lo es. Si el peronismo va o no… son un montón de incógnitas. En cualquier caso me parece que más que el kirchnerismo, el problema es el centro izquierda. Hay sectores importantes del kirchnerismo que son claramente compañeros nuestros, con los que compartimos el mismo espacio…

–… pero lo que suele determinar, es la posición respecto al Gobierno. Fijate lo que le pasó a los socialistas, los bonaerenses que se le acercaron y aceptaron colaborar con él, fueron expulsados.

–Esa es la gran dificultad. Porque cuando el peronismo está a la derecha, es muy fácil que el centroizquierda se una contra, como pasó contra Menem. Porque existió primero un Frente Grande y después un Frepaso porque estaba Menem. Si hubiera estado Kirchner, no habrían existido. Porque la izquierda y el centro izquierda se habrían dividido. El peronismo es un trasatlántico y los demás un botecito. Cuando el peronismo gira, (ríe) de alguna manera el oleaje influye en el rumbo del botecito. Por otro lado el centro izquierda está conformado por distintas culturas políticas, no es lo mismo la socialdemocracia que los sectores socialcristianos muchos los cuales están en la CTA. Nunca se han terminado de llevar bien. También influye la posición que tenga la Iglesia respecto al peronismo…

–Que ha sido muy variada. Por una parte, en 1955 la Iglesia fue el principal enemigo del peronismo, y por otra siempre intenta cooptarlo. Se diría que considera que el peronismo, o bien es propio, o bien es enemigo.

–El peronismo en tiempos de Menem formaba parte de la Internacional Demócrata Cristiana. Hoy con Kirchner no forma parte. Duhalde es claramente un dirigente ligado a la Iglesia. Ahora, con respecto al centroizquierda, en el Frepaso, del que formé parte desde su construcción, se veían muy claramente esas distintas tradiciones. La gran virtud de Chacho Álvarez como líder fue la de poder juntar a un socialdemócrata como Alfredo Bravo con un demócrata cristiano como Carlos Auyero. El primer viaje que hizo el Frente Grande hacia el exterior, lo hizo a Chile, a estudiar la experiencia de la Concertación. Y lo hizo de la mano de Auyero y en contacto con Democracia Cristiana chilena, no con el socialismo.

–En Chile se repite el mismo esquema que en Europa, pero el peronismo es una irrupción se diría que más autóctona, más americana…

–Acá tenemos todo eso mezclado. Los chilenos parecía que habían saldado aquellas rivalidades de origen europeo en la Concertación, pero ahora están en dificultades. La existencia de un candidato de centroizquierda que se presenta solo, por fuera de la Concertación, Marco Enríquez, está produciendo un gran desorden. Hasta el punto de que puede determinar que la Concertación gane o pierda. Estas dificultades en Argentina tienen que ver con el lado del cual está el peronismo, lo que determina como se alinean los demás. El peronismo es como el sol (ríe). Determina cómo se alinean el resto de los planetas… Bueno, todo es muy difícil. Pero en la Capital tenemos una gran ventaja: tenemos a Macri del lado de enfrente.

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