La ONU de unos pocos

A horas de un nuevo G20, el sociólogo suizo Jean Ziegler opinó sobre los límites de la cumbre, sus riesgos y por qué cree que estos encuentros "socavan la democracia".

Excepto Angela Merkel y Emmanuel Macron nadie espera que la reunión de jefes de Estado y de gobierno de los veinte países más desarrollados del mundo (incluso Argentina), que se reúne este viernes y sábado en Hamburgo, sirva para hallar alguna solución a los problemas de la humanidad. Pero son escasos los análisis inteligentes como el que realizó el pasado domingo 2 el sociólogo suizo Jean Ziegler en la entrevista que Gabor Naszar le hizo en el noticiero Tagesschau de la TV estatal alemana ARD.

 

Ziegler es profesor emérito de Sociología de la Universidad de Ginebra. Miembro del Partido Socialista Suizo y ex-diputado en la Asamblea Nacional (1981-99), es un enérgico crítico de la complicidad suiza con los nazis y del papel que sus empresas tienen en el lavado internacional de capitales y en el tráfico de armas. Actualmente es vicepresidente del Comité Asesor del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas y una voz orientadora para los críticos de la globalización.

 

Ya al comenzar la entrevista, Ziegler apostrofó la cumbre del G20 como “ilegal e ilegítima”. “Existen las Naciones Unidas que representan los intereses de los pueblos del mundo. No se puede legitimar –añadió– la reunión de algunos pocos jefes de Estado, que controlan el 85% del PBI del mundo. Esta cumbre del G20 socava la democracia”, sentenció.

“Para Ziegler ‘los problemas deben resolverse dentro de la ONU’”

Las cumbres del G20 se reúnen anualmente desde 1999. El año pasado sesionaron en Beijing y el próximo, en Buenos Aires. “Creo que no han logrado nada”, sostuvo. Y luego predijo: “Con seguridad en el comunicado final no va a haber ni una palabra sobre las reformas estructurales pendientes: prohibición de la especulación con alimentos en las bolsas, cancelación total de las deudas de los países más pobres, fin de las apropiaciones por pocos de las tierras africanas. Éstas reformas –proclamó– podrían adoptarse democráticamente y salvarían las vidas de decenas de millones de personas.”

 

Jean Ziegler

“Mientras estas reformas no sean adoptadas –añadió–, poblaciones enteras seguirán sucumbiendo. Por ello pienso que esta reunión no sirve para nada“.

 

Cuando el entrevistador le preguntó qué opinaba sobre la afirmación del gobierno alemán de que las masivas inyecciones de dinero en los mercados financieros después de la crisis de 2007/08 y el actual control sobre bancos y fondos de inversión han calmado la situación financiera internacional, Ziegler recordó que el ministro de Finanzas alemán Wolfgang Schäuble siempre se opuso a la cancelación de las deudas de los países más pobres, que con ese dinero podrían invertir en escuelas, hospitales y en la agricultura. “Sin desendeudamiento –sentenció– la miseria está asegurada”.

 

“¿Cuál sería la alternativa al G20?, preguntó entonces con lógica el periodista. “Eliminarlo sin remplazo”, respondió lapidario el sociólogo. “Los problemas deben resolverse dentro de la ONU”, insistió.

 

“Sin embargo –perseveró el entrevistador– hasta ahora la ONU no pudo solucionar ninguno de esos problemas.” “Es cierto –concedió el viejo activista–. Las Naciones Unidas se encuentran en una situación lamentable, porque el G20 se arrogó el monopolio de las decisiones sobre esos temas, sin haber resuelto tampoco ninguno”, clamó Ziegler.

“Las cumbres del G20 se reúnen anualmente desde 1999. El año pasado sesionaron en Beijing y el próximo, en Buenos Aires”

“¿Qué puede hacer el individuo para que el mundo sea más justo?”, inquirió luego el periodista.

 

“En la democracia se acaba la impotencia –anunció el profesor–. Por ejemplo, la Ley Fundamental de Alemania da suficientes instrumentos para destruir el actual orden caníbal del mundo. Gente como el ministro Schäuble podrían ser remplazados por el voto popular. El propio Bundestag (Parlamento alemán) podría mañana mismo cerrar las bolsas en las que se especula con alimentos. Por eso debemos aprender a utilizar los inmensos derechos que nos da la Constitución”, convocó.

 

Finalmente, el periodista le preguntó cómo veía la posibilidad de que durante la cumbre en Hamburgo se produzcan violentos choques entre manifestantes y la policía.

 

“La peor violencia –pontificó Ziegler– es que cada diez segundos muera en el mundo un niño por hambre y que en Siria cientos de miles de personas hayan sido torturadas, bombardeadas y asesinadas. La resistencia pacífica a la cumbre puede verse opacada por irresponsables episodios de violencia, pero no debemos apartar nuestra atención de los problemas centrales”, culminó.

 

Cada tanto los medios públicos europeos ofrecen preciosas joyas de pensamiento crítico capaz de orientar hacia la recuperación democrática del gobierno sobre el capital. Ésta ha sido una de esas raras ocasiones.

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