La llegada de los marines a Paraguay: una grave dificultad para el futuro del Mercosur

Por Causa Popular.- El gobierno de los Estados Unidos profundiza su relación con Paraguay, y se convierte en una dificultosa cuña para la construcción del Mercado Común del Sur (Mercosur), con la mirada puesta en el ALCA. El primero en dejar ver el malestar de los países miembros fue Brasil, uno de los que más ha expresado la necesidad de fortalecer el Mercosur para negociar desde allí las posibilidades de un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos. El presidente Nicanor Duarte Frutos, quien sorprendiera hace dos años cuando asumió mostrándose cercano a Hugo Chávez y Fidel Castro, y con un discurso en el que tomó distancia de las políticas neoliberales, dio un brusco giro en su política exterior y como lo hiciera Chile, Ecuador y Colombia, busca firmar tratados bilaterales con el imperio norteamericano.

Ante los cuestionamientos sobre su acercamiento a los Estados Unidos, y la preocupación que generaron principalmente en Argentina y Brasil los ejercicios militares de marines asentados en la región, así como la posibilidad de la instalación de una base norteamericana violando los acuerdos firmados con estos dos países y Uruguay, el presidente paraguayo expresó que la realidad de su país es el Mercosur, pero no por eso está supeditado a sus designios.

“Nosotros estamos en el Mercosur. Nuestra realidad económica inmediata y territorial se desarrolla en el Mercosur, pero no por ello estamos aquí encorsetados. Nosotros somos libres. El Paraguay se independizó en 1811”, ironizó Duarte a la prensa antes de viajar a Nueva York para asistir a la Asamblea General de la ONU.

De esta manera el jefe de Estado respondió a las declaraciones del canciller brasileño Celso Amorim quién le reclamó en declaraciones a la prensa “transparencia” de Paraguay en sus relaciones con el Mercosur.

A través de su canciller el gobierno brasileño fue el primero de los socios del Mercosur en mostrar preocupación por la presencia en Paraguay de unos 400 militares norteamericanos, en 13 misiones, por espacio de 18 meses y renovable, desde julio pasado. A las declaraciones del funcionario brasileño les siguieron las del ministro de Defensa de nuestro país José Pampuro, y las del canciller Rafael Bielsa.

Las agrupaciones de izquierda paraguayas dieron el grito de alarma y señalaron que el Senado local aprobó silenciosamente, a fines de mayo pasado la llegada de estas misiones a las que confirieron inmunidad, supuestamente con miras a la instalación de una base para controlar la región, especialmente a la convulsionada Bolivia, donde el líder cocalero Evo Morales figura como el potencial presidenciable para las elecciones de diciembre.

Duarte reconoció que ningún acuerdo bilateral se puede firmar sin el consentimiento de los miembros del grupo, pero reclamó “algún tipo de excepción para los socios con menos desarrollo relativo, más todavía para el Paraguay, un país mediterráneo sin acceso al mar.

Seguiremos preservando el Mercosur y la relación amistosa que tenemos con Brasil, con Argentina, que son nuestros hermanos, pero tenemos que mirar al mundo y explorar otras posibilidades”, señaló.

Dudosamente, la mirada hacia el mundo es a través de una potencia hegemónica que desde hace meses busca recuperar terreno en su patio trasero, luego de mostrar preocupación por la posibilidad de que el acceso a la presidencia de Bolivia por parte de Evo Morales, profundice el polo opositor a los intereses de Estados Unidos, que fortalezca el eje formado por Caracas y La Habana.

Aunque el presidente de Paraguay intente morigerar las sospechas que despertó su acercamiento al imperio norteamericano, lo cierto es que Estados Unidos lo utilizará a partir de ahora como parte fundamental de su estrategia para la región. Un rol del que probablemente le resulte sumamente difícil salir.

El pasado jueves el embajador de EEUU en Asunción John Keane, confirmó a la prensa la existencia de renovadas relaciones con Paraguay, y anunció una donación de 25 millones de dólares para el “fortalecimiento de las instituciones y la lucha contra la pobreza”.

Keane dijo que informó sobre la donación al presidente Duarte antes de su viaje a Nueva York, y dijo que es parte “de un estrechamiento de las relaciones entre los dos países porque queremos que Paraguay tenga éxito”.

Hay que recordar que la polémica respecto a la ingerencia militar y económica de Estados Unidos en Paraguay, se encendió con la sorpresiva visita del jefe del Pentágono Donald Rumsfeld a Asunción, hace poco más de un mes, que coincidió con el inicio de los ejercicios que realizarán marines norteamericanos en territorio guarany hasta el año 2006.

Recién allí buena parte de la prensa argentina y latinoamericana comenzó a dar crédito a una denuncia reiterada que fue sostenida desde distintas organizaciones sociales argentinas y del continente por los menos desde hace cuatro años.

Hasta que Rumsfeld no puso un pie en Asunción y se supiera tardíamente que el gobierno paraguayo alojaría a los marines en su tierra, la mayoría del periodismo argentino consideró todos los indicios denunciados como meras elucubraciones panfletarias. Razón más que suficiente para seguir muy de cerca los meses por venir en Paraguay, un país hermano que enfrentará muy de cerca el mayor despliegue militar de los Estados Unidos en el continente, algo mucho más grave que una señal preocupante.

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