La impunidad como modus operandi

No hace mucho cuestionábamos en este espacio que, a pesar de las palabras ambiguas y políticamente correctas de Mauricio Macri, claramente no tenemos la misma visión sobre la ciudad. Quisiera remitirme a los últimos hechos que confirman claramente dónde radican nuestras diferencias.

La designación del Fino Palacio como responsable de la nueva policía metropolitana ha generado todo tipo de manifestaciones de repudio, y las seguirá habiendo porque marca un claro desprecio por las opiniones de un arco muy amplio de sectores de la sociedad.

La vacante que dejó el prestigioso penalista Julio Maier en el Superior Tribunal de Justicia, algo así como la Corte Suprema de la ciudad, se pretende que pueda cubrirse con una figura incuestionable e intachable de prestigio académico, que evada las sospechas de fallar a favor del gobierno. Pero no, se hace todo lo contrario.

Ayer, el jefe de gobierno impulsa al ingeniero Daniel Galeano, ejecutivo por más de veinte años en una tabacalera, para representar al gobierno de la ciudad en el Hospital Garrahan. Un despropósito.

Al decir de un legislador de la ciudad, lo que se cuestiona no es su profesión. «Larreta dice que cuestionamos que es administrador y contador. No cuestionamos eso. Lo que cuestionamos es que habiendo sido durante 24 años un férreo defensor de las tabacaleras, ¿cómo puede ser que ahora si le importe la salud?», se preguntó.

Son estos hechos y muchos otros (como la situación de los hotelados que se analiza en esta edición acá y acá) lo que nos confirma que no queremos las mismas cosas para la gente. El ciudadano debe pensar que en cuestión de seguridad ya no tendrá ninguna tranquilidad, cuando un hombre como Palacios, tan cuestionado y con semejante prontuario, sea el responsable de cuidarlo.

En materia de justicia, nos damos cuenta de que si tuvieran la posibilidad de cambiar todo el Tribunal Superior, modelarían un cuerpo de lo más parecido a la Corte Suprema de los ‘90.

La salud estará atendido por un ingeniero que nunca defendió la salud pública y que, por el contrario, más bien ha propiciado enfermedades producto de los cigarrillos.

Cuando Néstor Kirchner, llego en 2003 al poder, descabezo a toda la Federal cuestionada por abuso a los derechos humanos y por corrupción, entre ellos al propio Fino Palacios. Desplazo a la corte menemista y planteo una selección de jueces como nunca ningún presidente se había atrevido a hacerlo. En salud, con sus altibajos, nunca se le hubiera ocurrido semejante afrenta.

Estas obvias diferencias merecen destacarse al menos como acto de justicia informativa, ya que los grandes medios una vez más están protegiendo a una de sus criaturas políticas.

Como señalara irónicamente Juan Salinas, solo cabe esperar la designación del Julio César Grassi al frente del Consejo del Menor porteño.

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