La derecha brasileña sin norte: Lula gana en primera vuelta

Por Mário Augusto Jakobskind desde Rio de Janeiro, gentileza Semanario Brecha, especial para Causa Popular.- Mientras los brasileños van descubriendo que la mayor parte de los 109 civiles muertos en los sucesos de San Pablo fueron víctimas de ejecuciones sumarias, el mundo político encara la recta final de la definición de las candidaturas de cara a las elecciones de octubre. Según las encuestas, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva sigue creciendo en popularidad mientras que su contrincante Geraldo Alckmin, del socialdemócrata PSDB, está en baja sobre todo a raíz de los sucesos de San Pablo, donde fue gobernador durante más de cinco años.

El Instituto Sensus asegura que Lula cuenta con el 40,8 por ciento de las intenciones de voto y Alckmin apenas con el 18,7 por ciento, menos aun que en el relevamiento anterior, cuando había alcanzado el 20,6 por ciento. Para muchos analistas, si la candidatura de Alckmin se mantiene estancada en las próximas semanas, no tendrá tiempo para revertir la situación. Peor aun, el índice de rechazo a Alckmin crece llegando al 40,6 por ciento, superando el de Lula que es de 34,7 por ciento.

El escenario político para Alckmin es cada vez más complicado, ya que el PMDB, partido clave para asegurar la gobernabilidad, no presentará candidato propio, con lo que Lula puede ganar en la primera vuelta.

Esta situación ha llevado a un serio enfrentamiento entre aliados históricos como el PSDB y el derechista PFL, que lleva su candidato a la vicepresidencia en la candidatura de Alckmin. Ambos partidos crearon una comisión informal que vigilará los rumbos de la campaña impidiendo que los problemas que aquejan a la alianza se ventilen a la luz pública.

Divergencias en la derecha.

Ahora que pasó la tempestad que puso en jaque la alianza PSDB-PFL, los candidatos de la derecha aseguran que la tendencia de las encuestas va a cambiar cuando en agosto comience la propaganda electoral en los medios electrónicos. Sin embargo la oposición aún no decidió cómo va a enfocar la campaña electoral. Hay quienes pretenden seguir vinculando a Lula con los casos de corrupción, pero los más pragmáticos admiten que esa estrategia no sirve porque Lula sube en las encuestas luego de un año de sucesivas denuncias. Prefieren entonces enfocarse a presentar sugerencias para mejorar el nivel de vida de los brasileños. Lula viene empeñándose en demostrar que bajo su gobierno los sectores de más bajo poder adquisitivo han mejorado su calidad de vida.

El PFL, por su parte, ya nominó al senador Eduardo Jorge como candidato a vice de Alckmin. Jorge proviene del estado nordestino de Pernambuco y su candidatura pretende reforzar la campaña de Alckmin en la región donde el ex gobernador paulista tiene índices de preferencia menores al 10 por ciento. Sin embargo, Jorge no es una figura de proyección nacional aunque tenga cierto peso en la región más pobre del país, allí donde Lula viene desplazando a la derecha tradicional gracias al plan asistencial Bolsa Familia.

El PMDB, por su parte, se mantiene dividido sobre la conveniencia de presentar candidato propio, luego de que Itamar Franco y Anthony Garotinho fueran derrotados en sus pretensiones presidenciales en una convención informal, por lo que parecen optar por nominar un candidato a vice en la fórmula con Lula. Esta orientación es la que impulsa el ex presidente José Sarney y el actual presidente del Senado, Renan Calheiros, dos aliados incondicionales de Lula.

Este escenario favorece sin duda a Lula, que aún no ha nominado a su candidato a a la vicepresidencia, aguardando la decisión del PMDB. El candidato más probable a acompañar al presidente en la lucha por la reelección parece ser Ciro Gomes, del psb, ex ministro de Integración Regional. Gomes es uno de los políticos cercanos a Lula que defienden un acuerdo de gobernabilidad con el PSDB, en un eventual segundo mandato de Lula, para implementar reformas como la tributaria, laboral, sindical y nuevamente en la previsión social.

Las otras izquierdas.

En el Partido Socialismo y Libertad (PSOL), Heloisa Helena fue nominada el último fin de semana como candidata a la presidencia, y la acompañará el cientista político César Benjamin. Tendrá el apoyo de otros grupos de izquierda como el Partido Comunista Brasileño (que cuenta con el arquitecto Oscar Niemeyer) y del trotsquista PSTU (Partido Socialista de los Trabajadores Unificado).
Heloisa Helena aparece en la última encuesta con un 8 por ciento de intenciones de voto. Según algunos analistas, la senadora del PSOL está intentando sembrar para el futuro, consolidando su partido para que llegue a convertirse en una alternativa real en el período pos Lula.

Entre los demás partidos del área de la izquierda, como el PPS (popular socialista) y el PDT (laborista), se aguarda a las convenciones partidarias de junio para definir cómo se colocarán en el escenario electoral. Ambos deberán enfrentar el obstáculo de tener que superar el 5 por ciento de los votos, distribuidos en por lo menos un tercio de los 27 estados y con un mínimo del 2 por ciento en cada uno, para conseguir representantes en el parlamento como establece la nueva ley electoral.

El diputado Roberto Freire, ex comunista líder del PPS, es uno de los más encarnizados enemigos de Lula, y admite la posibilidad de que su partido apoye a Alckmin. En el PDT, en tanto, el senador Cristovam Buarque -ex ministro de Educación de Lula- será el candidato natural, pero al igual que los ex comunistas ha virado hasta convertirse en un enemigo de Hugo Chávez y Evo Morales, a quienes considera como “fórmulas del pasado que viven la preglobalización”. En todo caso, ni Freire ni Buarque superan el 2 por ciento de las intenciones de voto.

Segundo mandato.

No son pocos los políticos y analistas que ya especulan sobre las características que tendrá el segundo mandato de Lula. No se descarta la posibilidad de un acuerdo entre el PT y el PSDB, para lo cual el presidente parece haber optado por un campaña electoral sin acusaciones personales de modo de facilitar acuerdos posteriores. El ministro de Relaciones Institucionales, Tarso Genro, se reunió con dirigentes del PSDB, entre ellos Arthur Virgílio, uno de los más radicales opositores a Lula en el parlamento, donde podrían haber comenzado a conversar sobre estos asuntos.

El candidato favorito al gobierno del estado de San Pablo, José Serra, ya planea su estrategia para la era pos Lula. Pretende ser la alternativa de su partido, el PSDB, para competir en 2010 por la presidencia, ya que difícilmente el PT consiga un candidato a la altura de Lula.

Para llegar a esa fecha deberá, no obstante, conseguir que la alianza PSDB-PFL consiga salir airosa del trance electoral de este año. Hasta hace pocos días se especulaba con la posibilidad de que Serra sustituyera a Alckmin como candidato a la presidencia, pero los principales dirigentes socialdemócratas descartaron esa arriesgada opción aun sabiendo que la candidatura actual es frágil y parece condenada a una segura derrota.

En cualquier caso, Brasil entra en un mes de impasse ante la disputa del Mundial, que paraliza la vida política del país. Todos los partidos deben realizar sus convenciones partidarias, tiempo que aprovecharán los candidatos para ajustar una campaña electoral que a partir de agosto puede llevar a Lula a conseguir un nuevo mandato.

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