La cultura del miedo globalizada

Zbigniew Brzezinski, el polaco-norteamericano halcón del liberalismo, viejo conocido por sus posiciones extremas, ha revalorado su actualidad mediática. A los 79 años de edad, un par de semanas atrás escandalizó al mundo con una nota publicada en el Washington Post con críticas contra su antes admirado presidente George W. Bush. Le atribuye haber desatado “la cultura del miedo en Estados Unidos”. Sus acusaciones son tan tremendistas que parecen formuladas por Fidel Castro y Hugo Chávez.

Brzezinski considera que la llamada Ley Patriótica concedida por el Congreso a Bush sobre seguridad contra el terrorismo luego de la “prolija” demolición de las Torres Gemelas y otros atentados más o menos reales y docenas de falsas alarmas, ha provocado una peligrosa psicosis en el pueblo norteamericano de progresivo deterioro.

El ex consejero de seguridad del presidente Jimmy Carter y apóstol desde hace unos 30 años de la Comisión Trilateral (o sinarquía como llamaba el General Perón al gobierno universal de las multinacionales), hoy enumera el daño que significa interior y exteriormente a Estados Unidos y al sistema liberal global. Culpa a Bush de la desestabilización y retroceso de la economía norteamericana, la baja de las inversiones, los equívocos de la política en Medio Oriente y la encrucijada tenebrosa a que ha llevado al país. Detalla asimismo la baja de visitas a América (del Norte). Esto lo confirman los empresarios dedicados al turismo, denunciando que sólo en ese rubro se han perdido 200.000 empleos y día a día se reducen los viajes de ejecutivos y las convenciones, perjudicando a las aerolíneas y hoteles por las complicaciones a sus pasajeros por “razones de seguridad”.

Tanta razón tiene Brzezinski que los males y errores ya consumados requerirán años para normalizarse, cuando todo tiende a empeorar. El miedo avanza. Si hasta la fortaleza de la NASA fue violada en su seguridad por un loco tomando a un rehén a quien mató antes de suicidarse.

La “aliada” Europa aterrorizada

Hemos dicho más de una vez que el Norte de África sería mejor verlo como cercano Sur de Europa. Y el viejo mundo comienza a sentirlo cada día más inquietante. Al respecto, hay algo concreto. Es el caso del GSPC (Grupo Sofista para la Predicación y el Combate) ahora aliado a Al Qaeda, para operar en España, según lo anunciado por Al Zahuahiri, segundo de bin Laden. Acusan a Madrid de integrar los “ejércitos de ocupación” con tropas en Afganistán y el Líbano. Al Zahuahiri, que es de origen egipcio, tiene estrechos vínculos con los siempre activos Hermanos Musulmanes, con centro en el país de la pirámides.

Téngase en cuenta que el Norte de África llamado Magreb, originariamente estaba compuesto por Marruecos, Túnez y Argelia, pero luego se han integrado Libia y Mauritania, países todos con casi el 100% de islámicos. En el conjunto operan células de GSPC y a Al Qaeda, entrenándose al Sur del Sahara cerca de pueblos pobrísimos.

En Argelia resurgió el FIS (Frente Islámico de Salvación), partido religioso que en 1992 cometió el “delito” de imponerse avasalladoramente en elecciones libres, pero un autogolpe del gobierno militar le impidió tomar el poder. Desde entonces, el FIS quedó proscrito. La GIA, fuerza armada del FIS, cometió infinidad de actos terroristas que, junto a una violenta represión, provocó una verdadera guerra civil con más de 100.000 muertes silenciadas en Occidente. Luego de lentas transacciones y treguas, siempre sin acceso a las urnas, con ayuda de Al Qaeda, ha vuelto al terrorismo.

Este llamado de alerta a Europa proviene del CNI (servicio secreto) y la policía española, según el diario El País de Madrid de anteayer.

El GSPC se ha atribuido la autoría de dos sangrientos atentados, ambos del día 11 de este mes de abril en dos países del Magreb: uno en la capital de Argelia y otro en un cibercafé de Casablanca (Marruecos).

Más muros y más miedo

Los atentados en Iraq cada día son más frecuentes y violentos. La llamada “Zona Verde” de Bagdad, acaba de ser violentamente burlada. Ocurrió en un barrio cerrado y fortificado donde está el gobierno “democrático” y los comandos y embajadas de los Estados Unidos, la Gran Bretaña y otros aliados. Viven en ese sitio los principales “contratistas”, una especie de mercenarios sicarios expertos en torturas y asesinatos selectivos. Allí, en la riñonada de los invasores, explotó un coche bomba conducido por un suicida matando 34 personas, entre ellas cuatro diputados. Los heridos y daños ocasionados fueron considerables.

¿Cómo pudo llegar hasta allí un vehículo cargado de tan poderosos explosivos, superando media docena de controles de seguridad? Ante la demostrada insuficiencia de medidas de defensa, el presidente George W. Bush ha anunciado la inmediata erección de un muro.

Otro muro más se agrega a la ya larga lista de los existentes y en construcción. Hasta en nuestra América progresa uno de 1.200 kilómetros para dividir a México y Estados Unidos. Y ahora ¡sorpréndase! Brasil, hará otro en sus límites con Paraguay en la zona de la Triple Frontera.

Los abundantes “expertos” de empresas de seguridad en la Argentina, propiedad en su mayoría de firmas extranjeras que nos cuidan, ya constituyen una poderosa fuerza armada. Pero no evitan las irrupciones delictivas en los barrios cerrados. Culpan a los pobres de los barrios “carenciados”, como llaman ahora a las villas miseria. Una innovación modernosa de cambiarle el nombre a los problemas para que todo siga igual, o sea… empeorando.

El “peligro” de los inmigrantes

En Francia y España como en menor escala en otros países europeos, ya han comenzado repeticiones de disturbios aun no lejanos de hijos de inmigrantes nacidos en el viejo mundo. Motivo: la discriminación. Mientras, Alemania, el país que hasta hace poco demandaba más rigor contra la entrada clandestina a la Unión Europea, su gobierno acaba de anunciar, para sorpresa continental, que regularizará la situación de todos los inmigrantes indocumentados, cuando la mayoría son islámicos, pues provienen de Turquía y el Norte de África.

Las contradicciones y vacilaciones de Europa dependiente política y militarmente de Estados Unidos y presionada en sus aprovisionamientos de combustibles y materias primas por los países islámicos, no es de suponer que disminuirá el miedo globalizado.

Evidentemente, el mundo carece hoy de estadistas del calibre de grandeza visionaria de los inspiradores de la unidad europea: Konrad Adenauer y Charles de Gaulle, cuando pensaron formar un bloque libre del imperio glotón. Aquel presidente bien francés comenzó por echar de su país a la OTAN pero cuando alcanzó el poder el socialista progre François Mitterrand, los galos volvieron a la dependencia.

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