La batalla de La Matanza

Historia y pujas detrás del viejo proyecto de dividir al partido más grande de la Provincia de Buenos Aires

la-matanza-divisionLa última vez que La Matanza perdió una parte de su territorio fue hace casi 140 años, en las épocas fundacionales del Estado argentino. En 1878, el partido más grande de la provincia de Buenos Aires cedió una porción de su extensión para que naciera Marcos Paz. El dato puede sonar anecdótico, como una efeméride escolar, pero es todo lo contrario: ese mismo tema, dividir a La Matanza o conservarla unida, hoy sintetiza la puja entre quienes intentan reconstruir al peronismo y los que sueñan con darle el golpe de gracia.

 

El flashback no es para nada casual y tiene que ver con la naturaleza inexpugnable de un territorio que siempre dio ganador al PJ, aún en los momentos en que la fuerza creada por Juan Domingo Perón mostró mayor debilidad en las urnas. Así fue en las elecciones del ‘99, cuando la decadencia del menemismo y el marketing de la Alianza no alcanzaron a torcer el gusto político del municipio. Y volvió a ocurrir ayer nomás, a fines de 2015. A pesar de que la propia gobernación quedó en manos de Cambiemos, el partido ratificó su título de “capital nacional del peronismo”.

 

Ahora, mientras un sector del justicialismo ve en el suelo matancero la tierra firme que necesita para reagrupar y pacificar a sus tropas, un ariete que combina al oficialismo PRO y al pan-radicalismo vuelve a la carga con un viejo anhelo: partir al distrito en cuatro, dividiendo no sólo a sus 323 km2, sino también a sus habitantes y, más concretamente, a su codiciado padrón electoral.

«Dividir a La Matanza o conservarla unida hoy sintetiza la puja entre quienes intentan reconstruir al peronismo y los que sueñan con darle el golpe de gracia»

Con una población cercana a 2 millones, más de la mitad están habilitados para votar. A fines del año pasado, en la segunda vuelta presidencial, el FPV se quedó con el 63% de los sufragios. Antes, la intendenta Verónica Magario había ganado la jefatura comunal con cerca del 50%, 22 puntos por sobre el candidato del macrismo.

 

Para romper esa especie de campo de fuerza, las diferentes expresiones del no-peronismo reflotaron un proyecto de ley que tuvo su primera aparición allá por el año 2000 y que, casi calcado, llega hasta hoy, presentado por el GEN de la activa diputada Margarita Stolbizer.

 

Con el PJ y el FPV en contra de la idea y denunciando una maniobra electoralista, el massismo viene jugando el papel de un árbitro que aún no mostró su última carta. Por lo pronto, luego de cuestionar la urgencia de la iniciativa, fue el Frente Renovador el que habilitó la audiencia pública que en dos semanas tratará el tema en la Cámara baja provincial. Mientras tanto, con el visto bueno de la gobernadora María Eugenia Vidal, el PRO apura una campaña de timbreo y difusión por redes sociales y encuestas telefónicas a los vecinos.

 

4 x 1

El proyecto que presentó el diputado bonaerense Marcelo “Oso” Díaz, jefe del Bloque GEN, supone que las 15 localidades que hoy componen el distrito se transformen en cuatro municipios: Juan Manuel de Rosas, Los Tapiales, Gregorio de Laferrere y La Matanza propiamente dicha. El argumento central es que el tamaño monumental del partido es arcaico y entorpece una mejor administración. En cambio, unidades más pequeñas vendrían a resolver los problemas históricos de los matanceros, que viven un choque de realidades según el punto donde residan: la clase media de Ramos Mejía camina por un centro comercial con primeras marcas y las mismas franquicias que pueden verse en Palermo o Recoleta, mientras que en Rafael Castillo o Isidro Casanova la postal es bien distinta, con urgencias que aguardan respuestas.

 

El proyecto ya está en la Comisión de Asuntos Municipales de parlamento bonaerense, pero la verdadera batalla se dará en la opinión de los vecinos. Por eso el macrismo, como primer paso, busca introducir el tema en la agenda pública. Los llamados que están recibiendo los habitantes, antes que para conocer su opinión, son para instalar la discusión. Con la audiencia en La Plata como acto central -aún no tiene fecha pero se calcula entre los próximos 15 días-, el objetivo es lograr que Magario se vea en la necesidad de convocar un plebiscito.

 

 

bienvenidos-la-matanzaPara el PJ la estrategia es tan clara como el cielo en “un día peronista”. Al dividir al partido, se romperá el candado electoral que ninguna otra llave supo abrir. Con un padrón dispersado en varias intendencias, el justicialismo vería mermada su eficacia en las urnas, sobre todo en los sectores más acomodados, que suelen quejarse de que con sus impuestos sostienen al resto del municipio.

 

“Yo quiero dividir La Matanza, no al peronismo. El que me incrimina confunde el partido político con el Estado”, se defendió Díaz, que admitió que “desde el punto electoral tiene una incidencia muy importante”.

 

Para Magario, el efecto del divisionismo sería separar entre “ricos y pobres, lo cual es una locura”, en un esquema “inviable económicamente en lo social, educativo y de seguridad”, con “zonas que quedarían quebradas”. La jefa comunal sostuvo que se trata de la “propuesta loca de un legislador” que “generó la oposición encerrada en una oficina”.

 

Justamente, sobre ese punto trabajó el Frente Renovador, que había empezado en sintonía con el PJ local, criticando el proyecto por el riesgo de que haya “matanceros de primera, segunda o tercera”, como advirtió el propio Sergio Massa, pero luego habilitó la convocatoria a la audiencia pública. “Creo que va a ser un puntapié para involucrar a todos los sectores con representatividad”, señaló el diputado del FR Juan Andreotti, a cargo de la Comisión de Asuntos Municipales.

 

En el peronismo nadie deja de ver que Stolbizer, de cuyo espacio surgió la iniciativa, tiene con Massa un acuerdo a nivel provincial. Incluso, de cara a las legislativas de 2017, en su entorno evalúan la posibilidad de que “Marga” vaya en fórmula con la mujer del tigrense, Malena Galmarini, como cabezas de lista para senadores y diputados, respectivamente.

 

Lo que está en juego

Además de su histórica influencia electoral en toda la provincia, el partido tiene hoy un peso agregado, con un peronismo que busca referencias sobre las que cicatrizar heridas.

 

La Matanza fue la primera intendencia en frenar el tarifazo para todos los servicios y usuarios, residenciales y comerciales. El amparo fue presentado por Magario, que la semana pasada se encargó de recordar su vigencia, durante el debate por la suba del gas. La intendenta llegó a las inmediaciones de la Usina del Arte junto a varios de sus pares, con los que conformó el Grupo Fénix, una de las plataformas surgidas en el ámbito bonaerense para negociar la reconstrucción del PJ. Luego, en un comunicado, manifestaron su “total desacuerdo con el procedimiento mediante el cual el gobierno de Mauricio Macri anuló las audiencias públicas”.

«Además de su histórica influencia electoral en toda la provincia, el partido tiene hoy un peso agregado, con un peronismo que busca referencias sobre las que cicatrizar heridas»

Desde su asunción, Magario fue consolidándose en el puesto que antes ocupó Fernando Espinoza, en un distrito siempre complicado y logrando proyectar su imagen. “Los intendentes del peronismo no nos estamos separando, al contrario, nos estamos uniendo porque nos une la gestión y estamos convocando a todos sin límites”, sostuvo la jefa comunal.

 

Su figura, de alguna forma, es uno de los emergentes surgidos tras la eclosión del kirchnerismo puro: una dirigente peronista que defiende las gestiones de Néstor y Cristina pero, al mismo tiempo, corre los límites fijados por el FPV y recobra la tradición ecuménica del peronismo catch-all. “Este gobierno nacional vino a robarnos a los argentinos los derechos construidos en los últimos 12 años”, denunció días atrás, en su cuenta de Twitter.

 

Un clásico frustrado

Hace más de una década y media que se discute la división de La Matanza, con los mismos argumentos e idénticas posiciones encontradas. El proyecto, incluso, se exhuma sin mayores modificaciones en su letra y se le vuelve a insuflar estado parlamentario.

 

La primera vez que se planteó fue en el 2000, en tiempos de auge aliancistas. Un año antes, ese espacio tuvo una mala experiencia en el municipio: la conductora y candidata a intendenta Lidia “Pinky” Satragno hasta se había dado por vencedora, pero después tuvo que volver sobre sus pasos.

 

Con ese antecedente fresco, Liliana De Miguel y Jorge Mejías, dos diputados de la Alianza, propusieron seccionar al partido en cuatro, con el mismo sistema que llega hasta hoy. La idea era hija de una tendencia nacida a mediados de los ’90, cuando el entonces gobernador Eduardo Duhalde lanzó el denominado “Plan Génesis 2000”, que permitió la separación de Esteban Echeverría y General Sarmiento. Decían por entonces De Miguel y Mejías, que “la moderna organización del régimen municipal se orienta hacia la existencia de distritos de reducida superficie territorial y con bajo índice de población, con el fin de llevar adelante políticas eficientes y transparentes”. Para los autores, “resulta evidente que un municipio con una superficie territorial tan extensa y con una muy elevada densidad de población, no puede cumplir en forma adecuada con sus fines propios”, lo que se traduce en la “desigualdad de condiciones” entre la cabecera y los puntos más alejados.

 

Esta propuesta inicial sorteó con éxito el dictamen de dos comisiones, pero no la oposición del intendente Alberto Balestrini. El segundo intento fue en 2005, por iniciativa de la radical Sandra Rioboó, que consiguió el visto bueno de Asuntos Municipales, pero no prosperó al llegar al recinto. En 2010, Walter Martello, legislador de la Coalición Cívica, volvió a la carga, incentivado por el precedente de Lezama, que se había escindido de Chascomús. Para continuar, era requisito que el Senado provincial promulgara una ley marco, algo que nunca sucedió. En esa época, ya como vicegobernador, Balestrini ocupaba la presidencia de la Cámara alta.

 

El cuarto round fue en 2013 y, al igual que ahora, lo impulsó Stolbizer, en medio de la campaña por la que ganó su actual diputación, como dirigente del extinto Frente Progresista, Cívico y Social.

 

El quinto ensayo también llega en un clima preelectoral, pero el objetivo no son las legislativas de 2017 -no dan los tiempos-, sino el 2019, cuando la jefatura matancera vuelva a ponerse en juego. Para entonces, los divisionistas sueñan con haber logrado el viejo anhelo.

 

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