Juan José Alvarez: una espada del duhaldismo para apagar el incendio porteño

Por Causa Popular.- La designación de Juan José Alvarez al frente de la Secretaria de Seguridad del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, permite medir la gravedad que alcanzó la crisis del Estado porteño luego del incendio en Once en el que murieron, hasta el momento, 190 personas. Si algo dejan de enseñanza los simbronazos políticos que atravesó el país en los últimos años, es que cuando el Estado esta inmerso en una crisis de legitimidad profunda no hay banderas políticas e ideologías que traben la defensa unificada del aparato. Ex intendente Duhaldista de Hurlingham, ministro de Rukauf, de Rodriguez Saa, de Duhalde, y de Felipe Solá, Juan José Alvarez conoce a la perfección lo que significa salir desde la cartera de seguridad a apagar u provocar las llamas que pueden envolver al Estado cuando se fortalece el reclamo popular.

Domingo Cavallo -ex ministro de Economía de Menem- convocado por Fernando de La Rua para hacerse cargo de la economía de un país que, tras varios recortes de sueldos, se desangraba para pagar una ilegítima deuda Externa. Juan Pablo Cafiero -ex Frepaso-, asumiendo el cargo de ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, convocado por Felipe Solá, luego de los asesinatos de Dario Santillán y Maximiliano Kosteki en la llamada Masacre del Puente Pueyrredón el 26 junio de 2002.

Tan solo dos muestras de un universo político que cierra filas si de defender un Estado amenazado se trata. El antecedente más importante sigue siendo el año 76, cuando un golpe cívico militar reclamado, tanto por radicales como por peronistas, tomó el poder del Estado a sangre y fuego.

Con estos antecedentes no debería resultar tan sorpresiva la designación de Juan José Alvarez en el gabinete de Aníbal Ibarra. Aunque hay muchos referentes políticos que subestiman la gravedad de lo ocurrido, el jefe del gobierno porteño atraviesa por la crisis más importante de su gestión, acusado por los familiares de las víctimas como uno de los responsables del incendio en Once donde murieron hasta el cierre de esta edición 190 personas (y más de 100 aún continúan en terapia intensiva), y con dos marchas multitudinarias sobre sus espaldas pidiéndole la renuncia, a las que la policía federal reprimió con dureza.

En este escenario, Alvarez aparece una vez más como el funcionario que pondrá paños fríos en un gobierno cuya temperatura ambiente supera la sensación térmica del agobiante calor que afecta por estos días a gran parte del territorio argentino.

Queda en segundo plano su pertenencia al partido justicialista y más precisamente al aparato duhaldista, incluso que haya sido tentado por Mauricio Macri para encabezar las listas en la provincia de Buenos Aires.

El historial del nuevo jefe de la seguridad porteña

Juan José Alvarez fue intendente de Hurlingham durante dos mandatos consecutivos. Durante los mismos fue ligado a varios hechos de corrupción, e indicado por la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (CORREPI) como responsable de amenazas y agresiones a vecinos que protestaron por los mismos. Al frente de esta intendencia Alvarez integraba los llamados «tres mosqueteros» del duhaldismo, junto a Balestrini de la Matanza y Alak de La Plata. CORREPI, señaló además que durante su gestión existieron 6 casos de gatillo fácil que no han sido resueltos.

A fines de octubre de 2001 dejó la municipalidad de Hurlingham, luego de ser designado por Carlos Ruckauff como ministro de seguridad de la provincia de Buenos Aires en reemplazo de Ramón Verón, separado del cargo luego de la muerte de menores ex convictos que habían denunciado malos tratos en sus lugares de detención. De esta manera, el 19 y 20 de diciembre de 2001, lo encontró al frente del ministerio provincial, a cargo de la Policía Bonaerense. La provincia de Buenos Aires fue la que más muertes sufrió durante estas jornadas, que a la larga terminarían catapultando a Eduardo Duhalde -jefe político de Alvarez- a la presidencia de la Nación.

Durante los saqueos del 2001, el ideólogo de los operativos conjuntos de la Federal, la Bonaerense, la Gendarmería y la Prefectura, fue el responsable político de que las mismas ingresaran en los barrios cuando caía la noche disparando a mansalva y arrojando gases. A Esto se le suma que durante esos días varios testimonios recogidos por la prensa nacional dieron cuenta de sendas zonas liberadas que permitieron y avivaron los saqueos durante la jornada del 19 de diciembre.

Cuando asume Rodríguez Saá, «juanjo» Alvarez pasó a encargarse del área de seguridad interior que comenzaría a depender directamente del presidente de la Nación. Quien luego de la renuncia del ex gobernador de San Luis continuaría a en el cargo bajo la presidencia interina también de Eduardo Duhalde, fue protagonista de dos de los hechos más llamativos de aquellas históricas jornadas de diciembre que le darían el empujón final al débil Rodriguez Saa. Durante la masiva manifestación y el cacerolazó realizado el 25 de diciembre, las fuerzas policiales ya estaban al mando de Alvarez. Esa noche los manifestantes no sólo estuvieron frente a la Casa Rosada -donde la policía literalmente había desaparecido-golpeando e intentando romper la puerta de la misma, sino que además otro grupo con otra zona liberada, pudo ingresar al Congreso de La Nación, romper sus puertas y quemar varios cuadros y sillones del mismo. Luego de un tiempo las fuerzas policiales, persiguieron, detuvieron y reprimieron a miles de manifestantes, desatando una persecución que abarco numerosas cuadras del centro porteño.

Al día siguiente Rodriguez Saa, renunciaría a la presidencia desde su provincia natal y le dejaría vía libre a Eduardo Duhalde para ser elegido por la Asamblea Legislativa como el quinto presidente en menos de 10 días.

Alvarez siempre intentó diferenciarse del discurso de mano dura, algo que no pudo sostener en la práctica. Quién en estos días asume como Secretario de Seguridad de Ibarra en la Ciudad, ocupaba el mismo cargo a nivel nacional, cuando se produjo la «masacre» de Avellaneda donde fueron asesinados Dario Santillán y Maximiliano Kosteki. Cuando los asesinatos se conocieron, Alvarez fue uno de los funcionarios encargados de explicar a la prensa que los piqueteros muertos habían sido víctimas de un enfrentamiento entre bandos de los distintos movimientos.

Las fotos obtenidas por reporteros independientes, dieron por tierra las versiones del gobierno, y las investigaciones de los mismos desocupados pudieron comprobar que tanto los muertos, como los heridos de la masacre, fueron víctimas de las balas de plomo utilizadas por las cuatro fuerzas -Prefectura, Gendarmeria, Policía Federal y policía Bonaerense- que formaron parte del operativo conjunto ideado y dirigido por la Secretaria de Inteligencia del Estado (SIDE) y por Juan José Alvarez.

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