“El pentagonismo es una amenaza para todos los pueblos del mundo debido a que es una máquina de guerra que necesita la guerra en la misma forma en que los seres vivos necesitan aire y alimento para no perecer”
Juan Bosch (1909- 2001) fundó el Partido Revolucionario Dominicano (1) y en el año 1962 triunfó en las elecciones presidenciales tomando posesión en febrero de 1963. Ese mismo año fue derrocado por un golpe militar que dispuso del apoyo de la oligarquía dominicana y de los Estados Unidos. Los seguidores de Bosch iniciaron un proceso de resistencia al gobierno de facto y en el año 1965 impulsaron una revolución cívico-militar.
Para detener el regreso al poder de Bosch y con apoyo de la Organización de Estados Americanos, el presidente de los Estados Unidos Lyndon Johnson intervino militarmente la República Dominicana en abril de 1965. Era la segunda oportunidad en la cual los norteamericanos ocupaban el pequeño país antillano.
En el año 1967 Juan Bosch presentó en la Universidad Autónoma de Santo Domingo el libro El pentagonismo, sustituto del imperialismo. En el texto desarrolló la hipótesis de que el imperialismo clásico fue sustituido por una nueva forma de dominación, que bautizó como “pentagonismo”. Bosch destacó que hasta el año 1945 los países opresores ocupaban militarmente Estados y territorios con la finalidad de:
–extraer “materias primas”.
–obtener “mercados compradores”.
–invertir “capitales sobrantes”.
La posesión colonial le permitía al agresor explotar a los trabajadores, obtener recursos naturales a bajo precio, monopolizar servicios públicos o conseguir suculentas ganancias bancarias de una población cautiva por la fuerza.
El pentagonismo surgió luego de la Segunda Guerra Mundial y formó parte de la geopolítica norteamericana tendiente a sustituir a Inglaterra de sus antiguos dominios coloniales.
Bosch explicó que la Guerra Fría con la Unión Soviética llevó a los Estados Unidos a montar una nueva estructura de defensa. El Pentágono tuvo a cargo la conducción militar del país y adquirió cada vez más poder económico como derivado de la expansión mundial norteamericana. Bosch resaltó el hecho de que el poder castrense de los Estados Unidos “dispone de más dinero que el gobierno federal”.
A diferencia del imperialismo clásico, el pentagonismo tenía como prioridad la venta de armas del complejo industrial militar. Si bien conservaba las tres finalidades antes mencionadas, la nueva opresión no tenía como propósito principal conquistar “dominios coloniales”, sino impulsar la “producción industrial de guerra”. En la óptica de Bosch, el pentagonismo norteamericano implicó cuatro grandes cambios políticos:
1- No se explota meramente a las colonias, sino además a “su propio pueblo” que también financia la guerra. Se busca un beneficio donde se “fabrican las armas, no donde se emplean” y el “pueblo pentagonista es explotado como colonia, puesto que es él quien paga a través de los impuestos los aviones de bombardeo que enriquecen a sus fabricantes” (Bosch 1968: 21-22).
2- La guerra es más rentable que la explotación económica imperial y “rinde varias veces más, y en tiempo mucho más breve, un contrato de aviones que la conquista del más rico territorio minero” (Bosch 1968: 21). Bosch destacó que la guerra era un negocio excepcional y que los vendedores de armas cobran “antes aun de que los equipos militares hayan sido puestos en uso” y no importa el resultado del proceso bélico sino solamente el cumplimiento del contrato de los proveedores.
3- El poder militar controla al gobierno civil. La sociedad de los Estados Unidos designaba presidente, gobernadores o legisladores “pero no puede elegir ni a los generales ni a los coroneles que disponen de sus bienes y de su vida. Tampoco puede el ciudadano elegir a los jefes de la CIA” (Bosch 1968: 33). La tarea del gobernante derivaba en una actividad burocrática en el marco de un sistema político carente de líderes y de programas. Más allá de lo que ocurra en las elecciones, los dirigentes estaban obligados a implementar la política exterior impuesta por el pentagonismo.
4- Se justifica la agresión en nombre de la libertad y a los soldados norteamericanos se les “hace creer que están yendo a la muerte para beneficiar al país atacado, para salvarlo de un mal” (Bosch 1968: 21).
Bosch tomó como caso de análisis la guerra de Vietnam y destacó el hecho de que el Congreso de los EUA no declaró la guerra y se vio obligado a aprobar los gastos ocasionados. Resaltó que el oneroso costo de un mes de guerra no podía ser recuperado ni en cinco años de explotación económica de Indochina. El autor mencionó que un año después de la escalada militar de 1965, en Estados Unidos había 164 nuevos millonarios.
La reproducción del sistema pentagonista
“El arma más poderosa con que puede contar una nación, sea a su favor o sea en su contra, no es la bomba H ni el anti cohete orbital; es la opinión pública mundial”
Bosch se preguntó por qué los trabajadores, científicos, periodistas o empresarios norteamericanos no cuestionaron la muerte de decenas de miles de jóvenes de su país o los altos costos de las guerras.
Por un lado, mencionó que la “atmósfera pública” era moldeada por la propaganda masiva efectuada luego de la Revolución Rusa y que operó con habilidad el “miedo al comunismo”. El poder militar alcanzó influencia en la radio y la “televisión se convirtió en el rey de los medios de propaganda de la gran industria (…) la televisión libró al norteamericano medio del trabajo de escoger; le acostumbró a obedecer, en el sentido de motivaciones profundas, y por tanto le acostumbró a no plantearse dilemas” (Bosch 1968: 60, 61).
El pentagonismo adquirió preponderancia en universidades, centros de estudio y en la vida cotidiana de los científicos que recibieron dinero para investigar (Bosch 1968: 46-56).
Además, Bosch indicó que el pueblo norteamericano era históricamente racista y tenía una inclinación hacia las “glorias guerreras” como derivado de la fuerte presencia de la comunidad alemana en el país y del “sentir germano” (Bosch 1968: 37-38). Una de las manifestaciones de la cultura belicista de los Estados Unidos era la admiración popular por los jefes militares Washington, Jackson, Taylor, Grant, Roosevelt o Eisenhower.
El proceso de imposición cultural legaba como resultado una “sociedad pentagonizada” que “ha colocado su afán de bienestar y seguridad personal por encima de sus deberes con la Humanidad. Si acepta que para él vivir con automóvil y refrigerador un compatriota suyo –o tal vez un hijo o su hermano- queme con napalm a un niño de Vietnam. No hay duda de que ese obrero norteamericano es un ser antihumano. La droga del bienestar lo ha hecho indiferente” (Bosch 1968: 56-57).
La doctrina de la “guerra defensiva”
“El pentagonismo no es el producto de una doctrina política o de una ideología; no es tampoco una forma de vida (…) el pentagonismo fue producto de necesidades, no de ideas”
Los intelectuales norteamericanos se hicieron sumisos al poder militar y contribuyeron a conformar la “doctrina de guerra defensiva” que justificó los atropellos norteamericanos en el mundo. Bosch explicó que la “sustancia es bien simple: toda pretensión de cambios revolucionarios en cualquier lugar del mundo es contraria a los intereses de los Estados Unidos; equivale a una guerra de subversión contra el orden norteamericano”. Esta ideología conformó la “Doctrina Johnson” y el gobierno de los Estados Unidos asumió el derecho de juzgar los conflictos políticos de todos los países y de intervenir unilateralmente como hizo en la República Dominicana en el año 1965 o en la Cuba de Fidel Castro. Santo Domingo fue brutalmente bombardeada por aire y por mar por las fuerzas de ocupación norteamericanas, al punto de hacer “moral el uso del terror” (Bosch 1968: 87- 97).
Frente al peligro en que estaba inmersa la humanidad Juan Bosch concluyó que “El pentagonismo podrá tener de su lado el interés de los que acumulan poder y dinero, pero no tendrá de su lado a los que aspiran al reino de la justicia sobre la tierra. La simple palabra de Jesús acabó siendo más poderosa que las arrogantes legiones de Roma”.