Internas y debates en La Libertad Avanza

Anatomía sobre un espacio político ecléctico, y un análisis sobre los conflictos al interior del partido de Milei.

En las últimas semanas, el mundo Milei entró en estado de ebullición. Si bien podría decirse que esta característica es más una constante que algo particular o pasajero, lo cierto es que las sacudidas no vinieron por el lado de las declaraciones del candidato, sino de distintos conflictos internos que, por un lado, resultan inconvenientes para la imagen de alguien que quiere presidir un país ya convulsionado, y por el otro, se presentan como específicamente dañinos para la idea rectora que guía la candidatura de Milei: la de presentarse como una alternativa radical a la política tradicional, corporizada en la (hasta ahora) efectiva calificación de “la casta”.

El conflicto, al menos en la superficie, parece simple: en las listas de diputados y senadores que acompañan la candidatura de Milei se privilegió a gente conocida y a oportunistas de la política antes que a militantes liberales y libertarios propiamente dichos. Con los primeros no habría demasiado problema, porque en general aparecen como personas comprometidas con las «ideas de la libertad”, y se entiende la necesidad de tener caras convocantes en los primeros lugares de las listas. Es con los segundos que se hace presente la idea de que, en el espacio “anticasta”, hay casta. Si bien esta idea predomina en espacios previsiblemente opuestos a las ideas de Milei –el peronismo, la izquierda, e incluso sectores de Juntos por el Cambio—, el cierre de alianzas y listas de junio pasado llevó a que estas concepciones se expandieran a los espacios liberales y libertarios.

En la alianza que sostiene a Milei, La Libertad Avanza –una nacionalización del nombre utilizado en 2021 en CABA—, conviven diferentes expresiones políticas. Algunas son doctrinarias, otras son representadas por partidos “sellos de goma” (es decir, espacios políticos que en algún momento pudieron o no haber sido relevantes y tener una idea definida, pero hoy sobreviven sólo por su utilidad esporádica), y otras son expresiones que llevan largos años de declive político pero que al menos han logrado mantener un núcleo ideológico más o menos estable, y alianzas que en mayor o menor medida resultan compatibles con su trayectoria.

El problema es que, como es de esperar, estas convergencias no siempre son armónicas ni se reflejan de manera proporcional en la práctica política; así es como hay distintos espacios, ya sean partidos o agrupaciones, que se mueven de manera constante haciendo actividades y llevando a cabo una militancia que podríamos decir “tradicional”, que consistiría en llevar a cabo mesas de afiliación, “volantear”, y tratar de emprender una tarea de difusión de las ideas y de su plataforma libertaria. Y hay otros, que se distinguen por su peso específico a la hora de los requerimientos legales que se necesitan para cumplir con la ley electoral, pero que, en contrapartida, no tienen un gran caudal militante, y su presencia callejera o “territorial” es más bien esporádica en el mejor de los casos, y nula en el peor de ellos.
Es en este contexto que se agudizaron, tras el cierre de listas, las disputas y los reclamos por los lugares que, en algunos casos, derivaron en rupturas o, al menos, en acusaciones cruzadas. Los ejemplos más acabados de esta situación se dieron, con algunas diferencias sustanciales, en CABA y en la provincia de Buenos Aires.

Distintos territorios, distintos problemas

En CABA la disputa se da entre espacios referenciados: por un lado, el del actual legislador y candidato a jefe de gobierno, Ramiro Marra, acompañado por diversos partidos de bajo caudal de votos y de una vida política interna bastante alicaída, como el MID o UNITE. Y, por otro lado, el Partido Libertario de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (PL-CABA), que fue central en la campaña de Javier Milei en 2021 movilizando bases y aportando un buen número de lugares en las listas. Esto lleva a que, por ejemplo, el PL-CABA apoye a Milei en su candidatura presidencial pero no a Marra en su carrera hacia el Gobierno de la Ciudad.

En PBA los conflictos aparecen más fragmentados y también más exteriorizados (en una geografía mucho más extensa y con características disímiles) dependiendo de si se habla del conurbano, del interior rural o de la costa atlántica. Allí, las imputaciones al “armado” –esa palabra común que puede significar muchas cosas— se mezclan más con la lógica de la grieta nacional que con disputas meramente ideológicas u operativas. De ahí la acusación a Milei –a veces desde espacios libertarios, a veces desde Juntos por el Cambio— de supuestos acuerdos espurios con Sergio Massa, o de competir por lugares con candidatos poco preparados o con una trayectoria caracterizada por distintos saltos partidarios e ideológicos.

Aún más, y ya a una escala que superó lo meramente local o provincial, se sucedieron las denuncias de supuestas “compras” de cargos, por la que aquellos que están compitiendo para diferentes lugares tuvieron que poner una cierta cantidad de dinero para hacerlo. Milei, y la mayoría de sus candidatos en la provincia de Buenos Aires, negaron esto, pero el candidato presidencial sí especificó que la regla en La Libertad Avanza era que los aspirantes a distintos puestos autofinancien su campaña, bajo la idea de no depender del dinero estatal. A raíz de esto se abrió de oficio una causa penal que está en su primer tramo.

Más allá de las inquinas personales, los debates ideológicos, o las denuncias penales, cuyas características no resultan del todo inteligibles, a veces ni siquiera para los propios militantes, lo interesante de señalar es cómo los militantes libertarios responden a estos procesos.

Consultado un referente comunal del PL-CABA, durante la tormenta post-cierre de listas, sobre la actividad militante que habían llevado a cabo, él comentó a Zoom: “Nosotros acá, en la comuna, pusimos 92 mesas durante todo el año pasado”, dijo, al señalar la labor dedicada en tener presencia en los barrios de la Ciudad en clara comparación con otros espacios. Y agregó: “Hicimos escuela de gobierno, nos formamos, hicimos coaching para poder hablar en público”. Durante esta conversación, también comentó que estaba a la espera de que les fuera aprobara –justicia electoral mediante— una lista propia para competir por fuera del armado principal en la Ciudad, pero, al momento del cierre de esta nota eso aún no se había materializado.

Hace unos meses, en una de las caminatas por las comunas de CABA que el PL organizaba (tanto mostrarse, como para ir anticipando lo que sería la campaña), Zoom consultó a uno de sus referentes de juventud por algunas acusaciones contra su partido que habían estado circulando en redes sociales. Su respuesta fue que había gente que quería perjudicarlos y demorar así el proceso de la obtención de la personería jurídica –el objetivo primordial del espacio—, por lo menos hasta las elecciones. “Es gente más interna que externa”, señaló. Y agregó, en relación a la campaña que llevó a Milei al Congreso: “En 2021 los que más presencia teníamos éramos nosotros, sin tener la personería. Imaginate lo que podemos hacer este año”.

En la provincia de Buenos Aires la ruptura es más radical e incluye, por ejemplo, al Partido Libertario de ese distrito que compite con una boleta “corta” y además –y a diferencia del PL-CABA—, rescinde su apoyo a Milei. Sin embargo, la revalorización del quehacer político y militante sigue estando presente en varias de las manifestaciones que hace Milei en Twitter. Por ejemplo, en una publicación que mostraba la boleta con la que va a competir, expresaba: “Cuánto costó llegar a esto y la que viene es hasta consejeros escolares. Mucho trabajo, cinco años de pura gente laburadora por las ideas, ningún panqueque. Verdaderamente estos sí que no son los mismos de siempre.” En la previa del cierre de listas, el candidato también había expresado, por el mismo medio: “Tenemos la fiscalización, tenemos el territorio, tenemos la gente y tenemos partido @LibertariosBA verdaderos libertarios que trabajaron cinco años.”

Para un cierre provisorio

Es interesante señalar cómo estos espacios que se presentan cómo rígidamente ideologizados, al tener conflictos y disputas internas se manejan de la manera militante más tradicional, en vez de responder a postulados puramente doctrinarios.

En cuanto a esto se podrían señalar dos cuestiones: primero, la oposición que liberales y libertarios cercanos a Milei plantean –acá sí, sin grieta interna— entre ellos y “otro” liberalismo, más relacionado a debates teóricos que en ocasiones son percibidos como alejados de las preocupaciones del grueso de la sociedad. En este aspecto cobra sentido la apreciación que Santiago Oría –cineasta y parte fundamental del equipo de Milei—, hacía en declaraciones previas al estreno de La revolución liberal (su documental, que funcionó como crónica audiovisual de la campaña de 2021), en la que señalaba que previo a la llegada de Milei, los liberales estaban enfrascados en “discusiones improductivas” que convertían al liberalismo en una especie de “club de élite”. Es por eso que él denomina la aparición de Milei en la escena política como “El cimbronazo Milei”. Segundo, también de manera enlazada con las percepciones de todos los espacios que componen La Libertad Avanza, la preocupación por realzar la noción de que su partido se constituiría como un espacio construido puramente a pulmón, de abajo, sin, por un lado, los gastos salidos del dinero público y, por otro, sin grandes equipos de encuestas, comunicación o publicidad que utilizan las dos coaliciones mayoritarias en Argentina hoy en día.

En suma, más allá de las acusaciones y denuncias rimbombantes en los medios y la justicia –sin juzgar, por supuesto, si son verdad o mentira— y las defensas también altisonantes del propio Milei que las juzga como jugadas sucias y “operetas” impulsadas por otros espacios políticos, lo cierto es que estos conflictos ayudan a entender, cuando se miran un poco más de cerca y de manera balanceada, como funcionan algunas dinámicas al interior de la coalición liberal libertaria, y qué valores están poniendo en juego sus militantes y dirigentes.

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