Informe: todo lo que la valija no dejó ver

La valija, los pasajeros y el hombre de los 800 mil dólares han dejado un tendal en el armado político de las relaciones bilaterales entre Argentina y Venezuela. El vicepresidente de este país, Jorge Rodríguez, dijo que el intento de un ciudadano venezolano de introducir en Argentina un maletín con 800.000 dólares está siendo usado como un «pote de humo» para distraer la atención de la gira que realiza el mandatario Hugo Chávez por América Latina. ¿Pero qué vino a hacer Hugo Chávez a la Argentina para luego cerrar acuerdos en Bolivia?

Rodríguez culpó a medios de comunicación por una supuesta maniobra de distracción, montada a partir del caso del maletín, que le costó el puesto a un funcionario argentino.

En un comunicado, Rodríguez indicó que cuando Chávez «emprende una gira exitosa, es habitual que los medios intenten montar un pote de humo que de algún modo manche y disminuya el impacto comunicacional que en el mundo entero tiene el hecho de que las naciones del sur vayamos avanzando aceleradamente hacia la integración».
El caso comenzó el martes, cuando las autoridades aduaneras de Buenos Aires informaron sobre el decomiso de una valija con casi 800 mil dólares en efectivo a un venezolano que viajaba en un avión fletado por la compañía petrolera estatal argentina ENARSA. Para Rodríguez, pretender vincular a Antonini con el gobierno de Venezuela «sencillamente es una estupidez.

Es una imbecilidad que, como siempre, lo que intenta es enlodar lo que no puede ser enlodado, tapar lo que no puede ser tapado. Y es que cada vez que el presidente Chávez viaja, lo que hace es afianzar aún más los lazos entre nuestros pueblos».

Un mundo mas pequeño en manos del Cono Sur

Mientras Chávez suscribía acuerdos de seguridad energética y ofrecía el petróleo y gas que necesiten a Argentina y Uruguay, una refinería para Ecuador y una planta de gas para Bolivia, Lula sellaba pactos de ayuda a la producción de etanol o biodiésel a base de caña de azúcar o palma africana en México, Honduras, Nicaragua, Panamá y Jamaica.

Lula invitó a México a sumarse al Mercado Común del Sur (Mercosur), conformado de su origen por Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y con Venezuela en proceso de adhesión plena, en la búsqueda de «una integración más fuerte en América Latina». También abogó por un tratado de libre comercio entre América Central y el Mercosur.

Chávez, a su vez, sostuvo un discurso político antiimperialista en cada una de sus escalas y acusó a Washington de mover «sus fichas para impedir que Venezuela ingrese al Mercosur», en alusión a la demora de los parlamentos de Brasil y de Paraguay en ratificar esa decisión tomada por los gobiernos a fines de 2005 en Montevideo.

Chávez pactó, con los presidentes Néstor Kirchner, de Argentina, y Tabaré Vázquez, de Uruguay, la construcción de plantas de regasificación para ese combustible que Venezuela enviaría al Río de la Plata en los próximos años, cuando explote sus yacimientos en el nordeste, pero ya en buques y no a través del supergasoducto.

Esa gigantesca tubería de 8.000 kilómetros, que costaría más de 20.000 millones de dólares y tendría un impacto ambiental aún no calculado todavía, fue explicada por Chávez en esta gira sólo como una posibilidad, después que a fines de julio dijo que el proyecto «se enfrió» tras recibir «ataques» de sus socios, que no especificó.

La gira de Chávez culminó en el departamento boliviano de Tarija, donde firmó con el presidente anfitrión, Evo Morales, y con Kirchner convenios para construir una planta que separe los líquidos del gas natural que Bolivia exporta y otros acuerdos de «seguridad energética». Lula, en tanto, ha ganado para desarrollar los agro-combustibles a países como Nicaragua y Jamaica, uno de los líderes en la Comunidad del Caribe anglohablante, que incluso con capital venezolano construirán una refinería, de petróleo en el caso nicaragüense, o ampliarán la que ya tienen, en el jamaiquino.

Cada uno de los líderes parece no haber ido sólo a los flancos, sino llegado incluso a la retaguardia del vecino.

El otro paso fue en el Caribe

Al cierre de esta edición, Venezuela cerró con 15 vecinos del Caribe consumidores netos de crudo, un acuerdo de seguridad energética, al cabo de una semana en que el presidente Hugo Chávez sembró millonarios proyectos petroleros, de gas y petroquímicos en cuatro países de América del Sur. Petrocaribe, alianza creada en 2005, permitirá a los países caribeños adquirir hasta 210.000 barriles diarios de petróleo de Venezuela, pagando de contado sólo 60 por ciento de la factura. A Cuba irán 98.000 barriles, y hasta ahora a los restantes beneficiarios se han entregado unos 37.000 barriles por día.

Esos envíos han supuesto un ahorro para los países destinatarios de 437 millones de dólares en el último año. La cumbre transformó los acuerdos de suministro de crudo y derivados en un gran pacto de seguridad energética entre Antigua y Barbuda, Bahamas, Belice, Cuba, Dominica, Granada, Guyana, Jamaica, República Dominicana, San Cristóbal y Névis, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Surinam y Venezuela, adhiriéndose Haití y Nicaragua.

«Así como la Unión Europea nació como una alianza por el carbón y el acero, creo que para nosotros la energía va a convertirse en el eje articulador de la unión que soñaron nuestros libertadores», dijo Chávez a sus pares caribeños.

Así terminó una semana de intensos recorridos por Argentina, Uruguay, Ecuador y Bolivia, que la valija de los 800 mil dólares, empuñada por un opositor a Chávez, opacó a tal punto, que la mayoría de la prensa reflejó muy poco la importancia de las operaciones energéticas que posiblemente resuelvan las falencias estructurales que se viven cada año con más dureza.

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