Aunque a pocas horas del escrutinio el jefe de Gobierno porteño electo y líder del PRO, Mauricio Macri, se vio obligado a justificar su ausencia del escenario electoral tras la derrota de sus candidatos en Capital, lo cierto es que la victoria por más de 10 puntos de ventaja de la candidatura presidencial de Elisa Carrió y el golpe que recibieron los postulantes del empresario mostraron que el electorado porteño cambió sus preferencias en apenas cuatro meses. «Los votos no son transferibles», adujo Macri, tratando de dar a entender que en su rotundo triunfo en la elección de junio pasado pesó su figura más que su agrupación, pero lo cierto es que los malos resultados en los comicios del 28 de octubre, confirman que llegará con mucha menos legitimidad de la que se ufanó haber conseguido. Justo ahora, que llega la gestión, en medio de un verano muy temido.
Al dia siguiente del cachetazo electoral en su propio distrito, Macri comenzó a justificar sus incomprensible silencio confesando que no acompañó a su candidato a senador Carlos Melconian y al postulante a gobernador bonaerense Francisco de Narváez porque él no fue «protagonista» en esa elección, y porque «a las nueve de la noche todavía no había ningún resultado.
La elección es de los protagonistas. Los protagonistas fueron aquellos que fueron a la elección. Yo no fui candidato, yo puse la cara pidiendo el apoyo por cada uno de ellos. Yo puse lo que tenia que poner. Además, a las nueve de la noche no había cómputos», señaló.
Según Macri, «nosotros no éramos protagonistas, no teníamos un rol protagónico en la elección. Me parece que se magnifica el tema, pero son anécdotas. Claramente se dio una situación que demuestra que los votos no son transferibles. La gente vota a personas. Si las personas no son candidatos, se elige libremente en la siguiente elección. Uno puede ver el vaso medio lleno o medio vacío. Nosotros, como somos gente positiva y vamos para adelante, como significa ser PRO, vemos la cosa como algo positivo».
Consultado sobre si se enfrió su relación con el ex candidato presidencial Ricardo López Murphy, Macri indicó que «Recrear sigue siendo parte de PRO y Esteban Bullrich (ex postulante ala vicepresidencia) va a asumir el ministerio de Desarrollo Social. También tenemos legisladores trabajando en el bloque nuestro. El trabajo en equipo en la Ciudad sigue adelante como en el primer día, con entusiasmo».
La verdad detrás del discurso
Aunque procure mostrar cierto optimismo “buena onda”, Mauricio Macri no puede admitir que no logró retener el 61 por ciento que a fines de junio había cosechado en el ballottage que lo consagró jefe de gobierno a partir de diciembre y que lo llevó a ser uno de los dirigentes políticos que parecían apuntar a meterse en las grandes ligas nacionales.
Elisa Carrió volvió a demostrar que en la Ciudad de Buenos Aires es donde mayor atención recibe, al lograr el único primer lugar de todo el país, suficiente para quedar como la principal interlocutora nacional.
Si bien el goteo con el que se producía la difusión de los datos impedía dar un cuadro preciso de cómo quedó la ciudad de Buenos Aires, para los próximos años, quedó claro que hubo con Macri otro derrumbe inesperado. Fue Ricardo López Murphy, que supo ser el ganador absoluto en la Capital en las últimas presidenciales -las de 2003- quien terminó en un opaco cuarto puesto. La lección que dieron los porteños es que la falta de compromiso que mostró Macri con quien se suponía que era su candidato presidencial -el aún presidente de Boca estuvo menos de 20 minutos en el acto de cierre del ex ministro aliancista- le restó no sólo posibilidades de hacer ingresar sus referentes en el Congreso nacional.
Macri debe asumir el 10 de diciembre la conducción de la Comuna y el golpe que recibió de las urnas podría llegar a pagarlo en su primera experiencia ejecutiva.
La evaluación de Artemio López: palabras desde adentro
En su blog, el sociólogo identificó los errores de la campaña oficial en la Capital Federal y también les puso padre. López consideró que “Fué la paupérrima campaña electoral de Capital la que precipitó, no la derrota, que era irreversible dado el estallido del electorado PRO ante la ausencia de su flautista de Hamelin, sino el achatamiento del techo electoral de CFK en el distrito.
En efecto el desarrollo de la campaña del tipo Perro-Malo-Atado-Al-Fondo que supuso darle crédito a los delirios de insólitos publicistas, terminó de encapsular el electorado del FPV porteño al 23,6% de los electores. Rambla (sobrenombre que usa Artemio para identificar las opiniones de su blog) piensa que debiera haberse liberado del lastre ladriprogresista la oferta oficial, desarticulando sin más trámite también la estrategia de colectoras «de apoyo crítico» para sumar candidatos de alineamiento absoluto con el gobierno nacional. Al mismo tiempo era necesario evitar el desfiladero en que metieron a la candidata los supuestos «focus groups» de los más que supuestos «estrategas».
Estos estudios cualitativos, referían sin solución de continuidad el «fuerte y creciente rechazo de los sectores medios porteños a CFK, a la que los porteños consideran soberbia» , situación que llevó paulatina pero inexorablemente a invisibilizar a la candidata hasta guardarla y mal .
Como era de esperar con semejante estrategia finalmente aquello que profetizaban los «focus», se cumplió a rajatabla. Lástima grande porque el 30% de los votos era un número muy accesible, lo que hubiera sido una elección más que aceptable, la mejor del FPV en el distrito porteño sin el impulso del ballotage, aún con el contexto del inexorable triunfo de la Coalición Cívica.
En rigor la candidata CFK tiene la estética específica que demanda al menos un sector importante del electorado porteño, en este sentido es una buena candidata para desarrollar una estrategia electoral amigable en Capital.
Sólo una campaña calamitosa sostenida en un armado político-electoral absurdo pudo haberla apretado contra un techo de 23% de los votos. Obviamente, antes que hacerce cargo de los errores propios, es más sencillo apelar a las metáforas geográficas o zoológicas del tipo voto isla /voto gorila, tirando la pelota afuera, en este caso hacia el propio electorado. En fin, Inmortal dixit, fea la actitud.”