La señal de la pionera Radio Caracas
Televisión (RCTV) se extingue este domingo poniendo fin a sus 53 años de historia, al vencer su concesión que el presidente venezolano, Hugo Chávez, decidió no renovar acusándola de «golpista». Señal de ajuste para una emisora que apoyó con todo lo que pudo a la oposición antichavista y que tuvo un papel decisivo en el último intento de golpe contra el presidente de Venezuela.
Miles de venezolanos volvieron a marchar la tarde de este domingo 27 hasta la sede de la
Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel) para protestar por la no renovación de la concesión comunicada por el organismo a RCTV.
También breves incidentes estallaron entre policías y manifestantes delante de Conatel, con gases lacrimógenos y botellazos, pero fueron rápidamente superados.
Por otra parte, los simpatizantes chavistas celebraban por su parte en una fiesta popular el nacimiento del nuevo canal financiado por el gobierno que sustituirá a partir de la medianoche a RCTV, la televisora se servicio público TVes.
Las pantallas de RCTV difundieron a lo largo del día un maratónico programa de despedida, denominado «Un amigo es para siempre». Muchos de sus 3.000 empleados -actores, animadores, periodistas, técnicos- desfilaban por un plató atiborrado bajo una gran bandera de Venezuela y evocaban sus relaciones con el canal, sus programas, los éxitos y las coberturas del último medio siglo, pero sobre todo, criticaban al gobierno.
Chávez, que el sábado hizo uso por tercer día consecutivo de una cadena obligatoria de radio y televisión, reiteró la decisión de no renovarle la concesión a RCTV y dijo que la adoptó él, personalmente.
«Decidí no renovar la concesión, me correspondió a mí» como Jefe de Estado, subrayó.
Volvió a cuestionar el «comportamiento de esa televisora privada, la actitud, el atropello permanente contra la moral pública (…), esa televisora se convirtió en una amenaza para el país, para los niños, para las niñas».
El director de RCTV, Marcel Granier, afirmó que apagará los transmisores a las 23 horas, 29 minutos y 29 segundos, como estaba previsto, para que «esos mismos transmisores pasen a prestar servico al nuevo canal con el que el gobierno pretende sustituir a RCTV», según ordenó la justicia venezolana.
Expresó su «deseo de que la gente puede comparar».En una conferencia de prensa en el canal, Granier no descartó la posibilidad de seguir emitiendo con otra tecnología, pero dijo que «el gobierno está presionando a las empresas de cable y satélite para que nos saquen del aire».
RCTV muere con el aplauso de la televisora estatal Venezolana de Televisión (VTV), el silencio de sus competidoras privadas de alcance nacional, Televen y Venevisión, y la solidaridad de Globovisión, un canal de información continua de alcance limitado, también de línea opositora.
Venevisión, del magnate Gustavo Cisneros también dueño de Direct TV América Latina y concuñado de Granier, obtuvo la renovación de su concesión que también vencía este domingo. Después del referendo que en 2004 confirmó a Chávez en la presidencia, Venevisión abandonó la confrontación y adoptó una postura neutral.
Granier denunció las medidas del gobierno que «privilegian a otros y discriminan a RCTV» y afirmó que eso se explica por «intereses mercantilistas que protegen turbias complicidades y negociados».
«Sí, creo que la línea editorial de un medio y la cantidad de publicidad que recibe del gobierno nacional tiene mucho que ver con la renovación del servicio», enfatizó.
El director de Ultimas Noticias, el diario venezolano de mayor tiraje, Eleazar Díaz Rangel, escribió el domingo que la medida del gobierno sólo afecta «la libertad que han tenido los dueños de RCTV a informar lo que han creído importante y a no informar lo que, siendo importante, no convenía a sus negocios o intereses político-empresariales».
El diario El Nacional, en un editorial publicado en su primera página bajo el título de «Poder sin límites», afirmó que la medida del gobierno marca «el fin del pluralismo» en Venezuela y denunció «el creciente monopolio de la información ejercido a través de los medios audiovisuales en poder del Estado».
La realidad más allá de las declaraciones
Cuente el enviado especial de Télam a Caracas Felipe Yapur que «El 2 era de 1, ahora es de todos», reza la pancarta que soporta una fuerte brisa y que anuncia el final de la concesión de la señal que hasta esta medianoche explotaba Radio Caracas Televisión (RCTV) y que ahora se transformará en Televisora Venezolana de Servicios (TVes).
La avenida México, ubicada en el corazón de Caracas es un mar rojo de banderas, remeras, viseras, binchas y cientos de enseñas venezolanas y aquellas con la estrella de cinco puntas y la sigla del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
Hay, por los menos, dos grandes diferencias entre las movilizaciones chavistas y las opositoras. Una de ellas es que los primeros pujan por construir una nueva sociedad, el socialismo del siglo XXI, entre otras.
La oposición, en cambio, pretende destruir lo nuevo que se vive en este país y regresar al viejo status quo que vivió este país durante medio siglo hasta la llegada de Hugo Chávez al poder.
Por otra parte, las movilizaciones de la oposición muestran ceños fruncidos, bronca y rabia contra toda iniciativa del gobierno y se viven con la fiereza de una batalla. En cambio, las movilizaciones del chavismo son coloridas, musicales y expresan la alegría de las conquistas alcanzadas.
Poco después del mediodía, comenzó una multitudinaria concentración chavistas con todas las características antes descriptas.
En cada esquina de la extensa avenida México se montaron tarimas con columnas de sonido donde bandas populares interpretan los diferentes ritmos musicales, llaneras, salsa, joropos, mezclado con intérpretes de hip-hop (que dan cuenta de los cambios que vive la sociedad socialista) y hasta mariachis vestidos con sus típicos atuendos.
En medio de la avenida colocaron una rampa donde unos jovencitos montando sus bicicletas saltan y hacen piruetas para la delicia de aquellos que llegaron temprano a la concentración donde esperarán la medianoche, la hora señalada para el comienzo de TVes. Cada uno de los ciclistas, con cascos y rodilleras, lucen sus remeras rojas donde anuncian el socialismo bolivariano.
Todos chavistas, todos saludando la llegada de TVes y despidiendo con alegría a RCTV.
«Más nunca tendremos esa televisión golpista. Ahora tendremos una televisión pública, de todos, una televisión socialista», asegura Yaisir, «con ye, mi pana, con ye acá yace RCTV», agrega mientras larga una larga carcajada.
Yaisir, un moreno alto que lleva una boina roja como Chávez, festeja la nueva señal de TV y jura que seguirá su programación: «No sé qué tendrá pero que duda cabe broker (sic), más nunca tendremos la violencia y la grosería de RCTV».
A Yaisir lo escucha con atención unos tres policías que debajo de sus camisas azules aparecen remeras rojas.
Ante la pregunta, los tres contestan a coro: «Sí, somos socialistas».
La movilización chavista tiene rostro curtidos, rostros que provienen de los sectores populares, manos ajadas por el trabajo manual de años. Hay blancos, negros, mulatos, hombres, mujeres, niños, cada uno luciendo alguna de las tantas insignias chavistas.
Es posible encontrar a gente que proviene de la clase media. Son pocas, la mayoría está en otra concentración a unos cinco kilómetros, frente al edificio de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (CONATEL) protestando contra el cierre de la televisora privada.
La oposición concentra el sector de mayores ingresos que repudian la política de Chávez a pesar de que desde su llegada ha visto crecer su riqueza fruto del fuerte crecimiento que tiene la economía venezolana.
La movilización opositora siente que no se cumplirá el deseo que rezan las publicidades de los programas de RCTV que dan cuenta del día de semana y la hora en que se transmitirán con el agregado «si triunfa la libertad».
Es tal vez por ello que un grupo de los opositores decidió dejar gritar sus consignas y atropellaron las vallas que había levantado la policía metropolitana frente a la sede de CONATEL obligando a los efectivos a disparar gases lacrimógenos y con carros hidrantes obligaron a retirarse momentáneamente a los revoltosos.
Hasta el momento, las fuerzas de seguridad no informaron de heridos o detenidos pero prevén que este tipo de «escaramuzas» se repetirá hasta la hora misma del final de la transmisión de RCTV.
«No somos violentes, estamos bravos (enojados) por esta situación pero somos pacifistas», grita un joven con rabia a los micrófonos de las cámaras de televisión.
El dato curioso es que sólo RCTV y el canal informativo de cable Globovisión dan cuenta de la manifestación opositora. En los otros canales privados, que son mayoría en Venezuela, pasan películas y series norteamericanas.