Informe: en vísperas de elecciones en Bolivia, Estados Unidos lanza una campaña contra Evo Morales

Por Causa Popular.- Es probable que pocos se sorprendan cuando escuchan que el gobierno de los Estados Unidos está en estado de alerta ante la posibilidad de que un partido como el Movimiento Al Socialismo (MAS) gobierne Bolivia. Luego de las masivas movilizaciones reclamando la nacionalización de los hidrocarburos, las elecciones bolivianas se han convertido en el tema del que todos hablan, principalmente en los pagos de George Bush y Condoleezza Rice. En diciembre de este año, al imperialismo norteamericano se le puede terminar el manejo indiscriminado de los destinos políticos de otro país latinoamericano, pero para evitarlo ha puesto en funcionamiento su maquinaria mediática para desprestigiar a la figura principal del MAS: el líder cocalero Evo Morales.

Antes de ser desplazado por Condoleeza Rice como subsecretario de Estado norteamericano, Roger Noriega, afirmo el pasado miércoles que Evo Morales responde a los mandatarios venezolano, Hugo Chávez y de Cuba, Fidel Castro. “No es un secreto que Evo Morales se reporta a Caracas y La Habana”, expresó en alusión a quien figura entre los favoritos para ganar las elecciones presidenciales del 4 de diciembre próximo.

“Allí tiene a sus mejores aliados”, insistió el responsable estadounidense para América latina, al hablar con la prensa antes de intervenir en una audiencia del subcomité del Hemisferio Occidental de la Cámara de Representantes norteamericana. La misma Cámara que hace dos semanas aprobó una autorización para emitir señales que neutralicen las emitidas por Telesur, la televisora satelital motorizada por Chávez.

Ahora fuentes del Departamento de Estado citadas por la agencia DPA relacionaron el despido de Noriega con lo que dijo sobre un supuesto apoyo del gobierno de Venezuela al candidato socialista boliviano Morales. Según las mismas fuentes, la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, consideró que esa declaración no había sido apropiada, pero eso no impidió que Noriega jugara un papel fundamental en la campaña de desprestigo contra todo los gobiernos o iniciativas populares del continente.

La palabras de Noriega, hasta su reciente despido, fueron canciones repetidas en los oídos de cubanos, venezolanos, argentinos, bolivianos, uruguayos, brasileños, nicaragüenses, salvadoreños, mexicanos y hondureños.

El último zarpazo verbal del sucesor de Otto Reich con Argentina fue en junio del año pasado cuando difundió sin identificarse que la Casa Blanca estaba «muy preocupada» por una supuesta «escalada de violencia» en Argentina, en alusión a protestas sociales de los movimientos piqueteros.

La respuesta del canciller argentino, Rafael Bielsa, no se hizo esperar: «La verdad es que el gobierno argentino está harto de que este señor Noriega se entrometa en los asuntos internos de la Argentina», declaró el 29 de junio de 2004.

Para Noriega las intervenciones de Chávez y Fidel Castro en Bolivia, “no son desconocidas para el pueblo ni las autoridades bolivianas”. Con estas declaraciones, Noriega apuntaló (antes de partir) las expresiones que el día anterior había realizado Roger Pardo-Maurer, del Pentágono, quien también afirmó que Venezuela y Cuba apoyan y financian a las fuerzas de izquierda en Bolivia.

Pardo-Maurer, un funcionario con rango de subsecretario y especializado en asuntos de América latina, precisó que “no hay ninguna duda” de que los gobiernos de Venezuela y Cuba están brindando “dinero y apoyo moral” al MAS y a la izquierda boliviana.

Consultado por las permanentes denuncias realizadas por Venezuela sobre las intromisiones de Estados Unidos en la política interna de ese país, Noriega respondió sin ruborizarse como si el país caribeño fuera un protectorado norteamericano.

El ex subsecretario de Estado reconoció, no sólo que busca “influir” sobre la situación interna de Venezuela, “a través de declaraciones públicas” y de contactos con organizaciones privadas, sino que además mantiene contactos permanentes con funcionarios del gobierno venezolano, aunque se lamento por que estos se hayan enfriado en el último tiempo.

Luego, Noriega dio fuertes indicios de la preocupación que aqueja al imperio norteamericano respecto del futuro gobierno boliviano. “Por ello -en referencia a las relaciones más frías con funcionarios venezolanos- , en el futuro cercano, nuestros esfuerzos diplomáticos en Venezuela apuntarán primariamente a influir en los eventos a través de declaraciones públicas y contactos privados con otros gobiernos y organizaciones que traten directamente con el gobierno de Venezuela”, señaló.

Claro, un triunfo de Evo Morales disminuiría exponencialmente las posibilidades de que esto sucediera, al menos con el futuro gobierno de Bolivia.

Elecciones anticipadas

El 4 de diciembre de este año se realizarán las elecciones bolivianas en las que se elegirán, no sólo al presidente y vice, sino también a 27 senadores, 130 diputados y 9 prefectos. Formalmente, las elecciones presidenciales deberían haberse realizado en junio de 2007, cuando termina el mandato del hoy ex presidente -exiliado en los Estados Unidos- Gonzalo Sánchez de Losada.

“El Gony”, le había ganado las elecciones al entonces poco conocido MAS, pero fue depuesto en su cargo luego de una gran movilización popular que fuera reprimida por al ejército dejando numerosos muertos. Su vicepresidente, Carlos Mesa, asumiría el cargo, para luego dejárselo al presidente de la Corte Suprema Eduardo Rodríguez Veltzé, encargado de garantizar el camino constitucional que permitiera el llamado a elecciones.

Pero en estos comicios también serán elegidos por primera vez los prefectos -primera autoridad departamental. Este elección había sido acordada para el 16 de octubre, entre Carlos Mesa y el Comité Cívico pro Santa Cruz, en las tensas negociaciones sobre la autonomía regional. De hecho, fueron anunciadas para junio y pospuestas para agosto, pero finalmente se optó por incluirla en el paquete electoral de diciembre al definirse el adelantamiento de las generales.

La situación política boliviana aún no ha podido estabilizarse de los temblores producidos por el pueblo en las calles reclamando la nacionalización de los hidrocarburos durante los meses de mayo y junio. En este terreno fangoso comienzan a vislumbrarse los candidatos presidenciables.

A Evo Morales, no hubo necesidad de anunciarlo, todo el país supo desde un primer momento que el máximo referente del MAS estará presente en cualquier evento de este tipo.

En el otro extremo del arco político, Jorge Quiroga ya anunció su participación, con el apoyo de lo que aún sobrevive del ADN (el partido que creó el dictador Hugo Banzer), y los grupos empresariales beneficiarios del modelo de libre mercado. Quiroga se perfila como el más sólido sostén -si esto fuera posible a esta altura de la historia boliviana y latinoamericana- de una posible continuidad neoliberal.

Ambos, por derecha y por izquierda, ya buscan febrilmente aliados para fortalecer sus posibilidades. Por el lado de Quiroga los primeros contactos apuntan a otro empresario, Samuel Doria Medina, que le podría dar una cara humanitaria a la ortodoxia del ADN. Por el lado de los posibles aliados de Evo Morales, se encuentra el alcalde de la ciudad de La Paz, Juan del Granado, quién ya le envió señales al jefe del MAS con el lanzamiento de la propuesta de conformar un frente amplio antineoliberal y antioligárquico para los comicios generales de diciembre.

Según expresó Granados en un comunicado de prensa, los partidos de izquierda, los movimientos sociales, las agrupaciones ciudadanas y los líderes locales “unidos derrotarán” el neoliberalismo.

Pero de acá a diciembre no sólo estas serán las fuerzas electorales que disputaran las elecciones presidenciales. El secretario ejecutivo de la Central Obrera Boliviana (COB), Jaime Solares, ya anunció la intención de constituir un frente político diferenciado de Morales y Del Granado.

Independientemente de las elecciones, hay una pregunta que atraviesa el futuro de los bolivianos. ¿Cuánto podrán hacer las comicios para dar respuestas a las soluciones estructurales que necesita un proceso de erradicación de la enorme pobreza de uno de los países más ricos del continente? Para algunos analistas bolivianos, el escenario electoral y las soluciones estructurales son incompatibles.

El pueblo Boliviano, protagonista político excluyente en los últimos tres años, no lanzará en diciembre sus últimos cartuchos. Muchos apuntan a julio de 2006, cuando el nuevo presidente intente evadir o manipular la realización de la Asamblea Constituyente.

La única certeza que ha dejado la Bolivia rebelde de los últimos años, es que la palabra definitiva la ganó indudablemente el pueblo organizado.

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