Informe: el precio del petróleo se pone a tono con el futuro de la guerra en Irak y en Irán

Por Causa Popular.- Producto de las persistentes amenazas de los más poderosos gobiernos occidentales contra Irán, el barril de petróleo marcó esta semana un nuevo record de 74 dólares. El precio se triplicó desde el comienzo del 2002, y está muy cerca del máximo de 80 dólares el barril de principios de la década del 80. El sistema productivo mundial cae en forma acelerada en un cuello de botella energético, y sus principales potencias, como lo hicieran con Irak, no dudan en utilizar su fuerza militar contra Irán para garantizarse el control directo de una de las reservas petroleras más importantes. Durante los próximos años la política exterior de las principales potencias, centrará toda su atención en garantizarse las últimas reservas de petróleo que disponga el planeta, mientras se aseguran el monopolio de las fuentes de energía que se perfilan como alternativas. La Argentina, con reservas comprobadas para 10 años más, no es ajena a la incertidumbre mundial, y se debe una política sería a largo plazo de la que hoy carece.

Como sucede con toda reserva natural no renovable, alcanza con que su consumo sea permanente para que la oferta disminuya a medida que pasa el tiempo, y por la mismísima ley de la oferta y la demanda el precio se incremente. Si a esto se le suma un aumento del consumo en una determinada unidad de tiempo, el escenario se presenta aún más grave.

Según las previsiones de los expertos, el planeta tierra posee reservas por lo menos para 20 años más. Luego, la principal energía con la que hoy se alimenta el sistema productivo mundial deberá ser reemplazada. Desde una perspectiva estructural el precio actual del petróleo se encuentra directamente relacionado con estas limitaciones naturales.

Sin embargo, el presidente de Venezuela Hugo Chávez se encargó de aclarar que el precio justo para las reservas actuales es de 50 dólares. “Yo creo que el precio hoy de 50 dólares es justo, menos sería injusto”, dijo Chávez, cuyo país es el único miembro latinoamericano de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) y uno de los mayores exportadores mundiales de crudo.

Es evidente que si se toma como correcta la previsión de Chávez, no son factores exclusivamente objetivos quienes se encargan de ponerle precio al barril. Siendo uno de los mercados paradigmáticos de la mundialización de la economía, todo acontecimiento político que afecte a cualquiera de sus principales países productores o consumidores tendrá influencia directa sobre su cotización internacional.

Hacia esta dirección apuntó el mismo Chávez para analizar el aumento de la última semana, y adelantó que las presiones alcistas continuarán producto de dos causas fundamentales: las tensiones internacionales y al aumento del consumo de los países desarrollados.

“Va a continuar habiendo presiones hacia arriba, presiones alcistas”, afirmó, y luego apuntó al imperio. Para el presidente de Venezuela, una eventual invasión de Estados Unidos a Irán impulsará aun más el precio del crudo en el mercado internacional, “si llegara a ocurrir, la producción de petróleo va a caer y el precio seguirá subiendo”, dijo.

Hugo Chávez mencionó también como una de las causas del aumento del precio internacional, un incremento del consumo especialmente en los países desarrollados. “El modelo desarrollista, destructivo, no lo aguanta este planeta, no va a haber petróleo para siempre”, dijo y señaló que el derroche de energía “está agotando un recurso no renovable” y “habrá que prepararse desde ahora mismo responsablemente para la era pos-petrolera”.

Energía atómica y petróleo, dos monopolios que pretende EU

Quienes sí se están preparando para la era post – petrolera son los Estados Unidos, con todo su armamento a disposición. Con gobiernos títeres en los dos principales exportadores, Irak como colonia -tercer exportador de crudo-, e Irán invadida y controlada por sus tropas, el imperio norteamericano se estaría garantizando el manejo de un porcentaje importante del crudo que le quede al planeta para explotar en los próximos 20 años.

Pero para la era pos-petrolera propiamente dicha, la energía nuclear puede convertirse en una de las alternativas a la que podría acudir el sistema productivo mundial para reemplazar el petróleo. El verdadero desafío para los intereses del imperio, no es precisamente la posibilidad de que Irán pueda acceder a la tecnología que le permita la construcción de armas atómicas, sino que adquiera soberanía en el uso de energía nuclear, sin depender del enriquecimiento de uranio que sólo realizan los países selectos del planeta.

El mismísimo director nacional de Inteligencia de Estados Unidos, John Negroponte, aseguró esta semana, que aunque Washington está convencido de que Irán pretende desarrollar armas nucleares, ese país tardará varios años en conseguirlo. “Nuestra valoración en estos momentos es que, aunque estamos convencidos de que Irán está decidido a adquirir u obtener un arma nuclear, también creemos que todavía quedan varios años antes de que puedan tener suficiente material fisible” para lograr su objetivo, añadió el jefe de los espías de la CIA.

El mismo Banco Mundial, un organismo presidido por el ex subsecretario de Defensa norteamericano, uno de los halcones que desató la guerra contra Irak, Paul Wolfowitz, en un documento titulado “Marco de Trabajo para Inversiones en Energía y Desarrollo Limpios” promueve la construcción de centrales nucleares y represas, el financiamiento de fuentes renovables y la liberalización del mercado energético de los países pobres para solucionar el cambio climático.

El texto habla de cómo importantes proyectos como represas hidroeléctricas y plantas nucleares podrían ayudar a resolver los problemas ambientales y sociales del mundo. La misma alternativa fue anunciada por el gobierno de Bush al presentar el presupuesto a fines del pasado año. Y pese a su preocupación tradicional en torno de la proliferación de las centrales nucleares, el Banco Mundial defiende en su documento esa modalidad de energía como una de las alternativas.

El Banco Mundial, en definitiva, no justifica el programa nuclear iraní, sino que reconoce que la energía nuclear es una alternativa a corto plazo para sustituir la dependencia del cada vez más escaso petróleo. Irán, en consecuencia, con su programa nuclear, no hace más que prepararse para la era pos-petróleo, algo que el gobierno de Bush no va a permitir.

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