Incoherencias

En la misma sesión en la que el senador Roberto Urquía (Frente para la Victoria, Córdoba) aconsejó esperar hasta que la torta fuera más grande, su par Eduardo Torres (FpV, Misiones) defendió el proyecto del Ejecutivo.
La siguiente es una síntesis de su discurso.

“En las últimas horas escuché al señor Alfredo De Angelis declarar que el que quiere comer lomo, debe pagarlo 80 pesos. Este es el centro de la cuestión que nos reúne en esta sesión.

Dada mi formación como ingeniero agrónomo comenzaré poniendo un poco de luz sobre algunas cuestiones fundamentales que se debatieron en los últimos días. Para ello, me voy a apoyar en un estudio que la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Nacional de Córdoba encargó a las ingenieras agrónomas Sonia Calvo y Laura Salvador, en el que se plantearon diversos escenarios con variaciones sobre el nivel del tipo de cambio, el nivel de retenciones y el costo del gasoil subsidiado en la producción de soja.

El primer escenario plantea la situación actual: precio internacional sin cambios (abril); tipo de cambio 3,16 pesos por dólar; retenciones al 44 por ciento; y flete de 300 kilómetros, siempre sobre una finca de 500 hectáreas con tres rindes diferentes: de 25, de 30 y de 35 quintales por hectárea.

El segundo escenario elimina las retenciones y deja en cero la intervención del Banco Central sobre el mercado de cambios. En ese entonces, el dólar de abril estaba a 1,94 pesos por dólar. El costo es desfavorable a los productores con respecto al escenario original, que reducen su margen en un 10 por ciento.

El tercer escenario presenta el impacto del aumento del gasoil como consecuencia de la eliminación del subsidio, con el dólar en su valor actual. El margen bruto es un 8 por ciento menor a abril.

El cuarto escenario elimina las retenciones, la intervención en el mercado de cambios y el subsidio al gasoil, con lo que el dólar se ubica en 1,94.

El margen bruto a favor frente a la situación de los productores hoy en día está por encima en un 17 por ciento y, en el margen neto, supera el 20 por ciento en todas las variables de rindes que se han analizado.

Todos los escenarios alternativos son perjudiciales para los productores.

En estos días también he escuchado mucho sobre Brasil y Uruguay como ejemplos a seguir.
El escenario económico cambiario que enfrentan los productores de Brasil es muy distinto al de los productores argentinos.

Brasil es uno de los países con mayor desigualdad en la distribución del ingreso del mundo.
La canasta alimentaria en Brasil es 50 por ciento más cara que en la Argentina, medida en dólares, mientras que el ingreso medio de un trabajador del sector formal del mencionado país es 15 por ciento inferior.

La presión tributaria que tienen los productores brasileros es de 39,4 por ciento. En Argentina es del 28,5 por ciento.

Respecto de Uruguay también tomado como ejemplo, la canasta es 32 por ciento más cara y el salario 28 por ciento inferior; la relación entre el costo de los alimentos y el salario promedio está aún más deteriorada.

En el Consejo Nacional del Trabajo Agrario, las cuatro entidades que componen la Mesa de Enlace se opusieron sistemáticamente a la jornada de ocho horas, sosteniendo que se debía trabajar de sol a sol según el régimen de trabajo agrario vigente (un decreto firmado por Videla, Harguindegui y Martínez de Hoz). Se opusieron a pagar un premio para los peones que terminan la escuela primaria y la secundaria, y también se opusieron a brindarles pilotos y botas a los trabajadores para que utilicen en los días de lluvias.

Por eso De Ángeli quiere que el lomo cueste 80 pesos.

No soy justicialista y nunca milité en el Partido Justicialista”.

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