Ha muerto un militante

Quisiera si el dolor me lo permite, escribir unas pocas líneas solo para dejar expresado en este editorial lo que siento profundamente acerca de la desaparición física de ese hombre que nos devolvió la alegría de militar.

Cuando allá por el 2003 empezamos a familiarizarnos con el nombre Kirchner, no dejábamos de preguntarnos por lo bajo cuándo iba a dar la voltereta en el aire como habían hecho todos los presidentes desde el advenimiento de la democracia. Pero lo cierto es que cuando asumió, cuando pronunció esa frase que marcaría todo su mandato «no vengo a dejar mis convicciones en la puerta de la Casa Rosada», empezamos a ver en él, que Néstor, se parecía más a un militante que a un lejano Presidente de la Nación.

Cuando vimos hacerse realidad reivindicaciones históricas en el campo de los derechos humanos, la limpieza de esa Corte Suprema vergonzante, restituir los derechos esenciales a los trabajadores, colocar al Estado en el lugar rector, vimos a un hiperquinético militante que no paraba y no dejaba que los profesionales políticos de adentro y afuera lo alejaran de su pueblo.

Cuando reivindicaba a la política como el lugar de participación indiscutido, ahí sentimos que uno de lo nuestros había llegado inesperadamente a donde se llega para cambiar la realidad.

Y cuando el 28 de junio de 2009, tras el traspié electoral, muchos pensaban (entre ellos funcionarios y legisladores) que había llegado la hora de negociar la retirada ordenadamente (o sea, traicionar a los militantes), allí estuvo él junto a Cristina (esa otra gran militante) planteando que de ninguna manera habría retirada, sino que había que redoblar la apuesta e ir por todo lo que estaba pendiente. Ese día, muchos pensamos que estos dos militantes llegaron al poder para reivindicar a los miles que desaparecieron, que estuvieron presos, que fueron olvidados.

Por todo eso, no puedo más que llorar desconsoladamente por la desaparición física de uno de los nuestros. Como si se muriera Raúl, José, Cristina, Susana y muchos otros que tantos años hemos militado en la desesperanza.

Finalmente, es importante dejar claro para que nadie se confunda, que a pesar de estos días de luto y de congoja nadie se irá a la casa. Desde aquí redoblamos el esfuerzo para acompañar a la militante y compañera Cristina Fernández de Kirchner en la construcción de este proyecto nacional y popular, para que aquello que comenzó Néstor Kirchner no sea en vano.

Hasta siempre, compañero militante.

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