Fracaso de un Ratzinger negacionista en América Latina

La plena inmersión no ha bastado para sintonizar al papa con “el país más católico del mundo”. La teología de la liberación, la vieja obsesión y ahora Chávez.

– 15 de mayo.- El papa alemán volvió ayer por la mañana a Italia después de 5 días de plena inmersión en Brasil. Era el primer viaje intercontinental de Benedicto XVI y de un primer análisis sumario se desprende que no ha sido un éxito. Más bien en Brasil y en Argentina muchos hablan abiertamente de “fracaso”. Un fracaso.

Lo primero a señalar es que Benedicto XVI ha sido previsible. No ha movido ni una coma, sino que las ha acentuado si cabe, en sus obsesiones: aborto, eutanasia, familia canónica, matrimonio, preservativos y contraceptivos, fidelidad, castidad y virginidad prematrimonial, divorcio, celibato de los sacerdotes….

También debe haberles parecido previsible (y aburrido) a las masas católicas brasileñas que se han mostrado más bien insensibles a su escaso atractivo. El lúgubre inquisidor llegado de Roma ha sido visto y oído como un extraño, que hablaba de cosas que no tenían nada que ver con la realidad donde las pronunciaba. Parece que entre su público había mucha clase media, muchos peregrinos venidos del nordeste, tierra de misticismo religioso, pero poco “povo”.

Poca gente de la gran metrópolis paulista, poca gente de los sectores más desamparados de la sociedad brasileña y de las favelas. Para hacerse una idea de la sintonía entre el papa alemán y el católico Brasil, una encuesta – por relativa que sea -entre los jóvenes católicos que han acudido a escucharlo al estadio paulista de Pacaembú, ha dicho que el 96% era favorable a las relaciones sexuales prematrimoniales y al uso de la “camisinha”, el preservativo.

Un papa no sintonizado con el Brasil (y América Latina) que ha dejado grandes vacíos en platea. Calles desiertas al paso del papamóvil, 40.000 jóvenes en el Pacaembú cuando se esperaban 70.000; 800.000 personas en la fiesta para la celebración del primer santo brasileño, cuando se esperaban más de un millón; 150.000 en Aparecida, sede de “Nuestra Señora” negra patrona del Brasil, cuando estaban previstas 500.000 y el Vaticano esperaba un millón.

En un país que está siempre pronto a salir a la calle para festejar y celebrar. El “bispo” Macedo, fundador y obispo de la Igreja Universal do Reino de Deus, y los demás telepredicadores pentecostalistas, que roban a los católicos 10.000 fieles al día, no mueven nunca a menos de un millón de personas; el orgullo gay ha movilizado en Sao Paulo a 3 millones de personas; en un concierto de los Rolling Stones en Río de Janeiro eran más de un millón y medio. También el papa Wojtyla, cuando llegó por primera vez a Brasil en el 80 tuvo un baño de masas incontenible.

Claro que Wojtyla tenía un carisma y unas tablas que el pálido pastor alemán no tiene ni en sueños – y que quizás tampoco quiere tener. Demasiado frío, distante, rígido. “

El papa es blanco, alemán, intelectual, europeo y no tiene una cultura en relación con América Latina. Comprendemos sus dificultades para entender los problemas del pueblo pobre de América Latina” ha dicho misericordiosamente Joao Pedro Stedile, el líder de los Sin tierra brasileños, que es católico y se ha formado en la universidad pontificia de Rio Grande do Sul.

Tan distante que incluso el muy moderado presidente Lula, otro hijo de la iglesia católica, ha encontrado excesiva su insistencia en el aborto, que el gobierno brasileño se dispone a regular legalmente; en los anticonceptivos, en un país devastado por el SIDA; en la pretendida supremacía de la iglesia católica en un país multiétnico, mulitcultural y multireligioso (desde las sectas evangélicas a los ritos sincretistas animistas y espiritualistas).

Después sí, al abrir (y enderezar) el domingo los trabajos de la quinta conferencia de los obispos latinoamericanos, y acá y allá en sus otras intervenciones, B-16 ha hablado también del compromiso político y social de la iglesia, de la justicia social, del gap creciente entre ricos y pobres.

Pero para decir que “el tesoro más rico” de América Latina “es la fe en Dios”, que “no es una ideología política ni un movimiento social ni tampoco un sistema económico”. En realidad una forma indirecta de dar otro bastonazo a la muy odiada pero resistente Teología de la liberación. Como puede optarse por los pobres sin involucrar a la iglesia en lo social y en lo político es un misterio vaticano.

A la crítica y el rechazo “del marxismo y del capitalismo” , de wojtyliana memoria, ha querido además añadir una apostilla ratzingeriana contra los regímenes “autoritarios” que “abrazan ideologías pasadas de moda”. Una referencia evidente al venezolano Hugo Chávez. También muy católico pero detestado por la jerarquía eclesiástica de Venezuela.

Las mefíticas sectas pentecostalistas no podían esperar nada mejor de esta visita de B-16 y de una iglesia católica que, como ha dicho el teólogo brasileño fray Betto, debería ser “menos vaticana y más universal”.

Reacción indígena a la “arrogancia” papal

– 16 de mayo.- Hemos llegado a llorar a Andreotti, llegaremos a llorar a Wojtyla. ¿En qué mundo vive el papa Ratzinger? Apenas acaba de concluir su viaje a Brasil y ya fantasea sobre la exégesis de su mensaje dejando atrás una salva de furiosas polémicas.

Hay una parte de su mensaje que revela, más que una docta encíclica en latín, el verdadero pensamiento del papa alemán, su cosmogonía, su sentido de la historia y del mundo. Su pensamiento sobre los indígenas. De los cuales parece temer, como el diablo, la secularización y las sectas evangélicas, el “despertar” espiritual y político en acto.

Domingo, en el discurso de apertura de la conferencia de los obispos latinoamericanos en Aparecida, B-16 dijo algunas cosas que ponen la piel de gallina. Desde todos los puntos de vista: religioso, histórico, político, ético.

– ¿La evangelización de América Latina por parte de los conquistadores españoles y portugueses?

“No ha visto en ningún momento una alienación de la cultura precolombina, ni ha habido tampoco una imposición de una cultura extranjera”.

¿La catequización masiva y forzada de los indígenas?

Los indígenas latinoamericanos “no veían el momento”, hace 500 años, de convertirse al cristianismo y “la aceptación del Dios desconocido” era aquel que “sus predecesores, sin saberlo, buscaban en sus ricas tradiciones religiosas”. Los obispos latinoamericanos, aunque en gran parte nombrados por Wojtyla entre los “seguros”, se habrán quedado pasmados.

Ratzinger ha cancelado la historia y también a su mentor Wojtyla que, por lo menos, en el 92 había reconocido la existencia de “luces y sombras” y pedido perdón por “los errores” y los excesos.

¿Errores, excesos, sombras? Los indígenas “no veían el momento” de conocer al dios Ratzinger. La cruz nunca ha sido el complemento espiritual de la espada.

La “Bula” del papa Clemente VII en el 1529 (recordada ayer en Liberazione por Daniele Zolo) por la cual autorizaba al emperador español Carlos V “ a conducir a las naciones bárbaras al conocimiento de Dios…aún con las armas y la fuerza, a fin de que sus almas se vieran obligadas a formar parte del Reino celeste”, fue firmada por voluntad del Señor.

Los 30 millones de indígenas exterminados, directa o indirectamente, en la conquista del Nuevo mundo fueron el precio necesario pagado a la civilización y a la (verdadera) religión. Y afortunadamente fueron “obligados” a formar parte del Reino del cielo, por lo menos los millones muertos después de que en el 1537 el papa Paolo III decretara “como cosa sagrada” los derechos de todas las personas, incluso los indios nativos y más tarde los esclavos negros llegados de África, acreditándoles con la posesión de un alma (cosa que anteriormente negaba el papa además del emperador).

Quien sabe si el intelectual Ratzinger ha tenido tiempo de leer la aclaradora Brevísima narración de la destrucción de las Indias de fray Bartolomé de las Casas, el obispo Protector de los indios que no por casualidad fue puesto en el índice por los predecesores de B-16, al igual que B-16 ha puesto en el índice a 140 teólogos al margen de la línea oficial (de los cuales, muchos latinoamericanos).

A falta de reacciones de la iglesia oficial, algunos exponentes de los movimientos indígenas se han pronunciado frente a tales aberraciones. Jecinaldo Satere Mawe, brasileño, ha definido al papa Ratzinger como “arrogante e irrespetuoso”.

Dionito Jose’de Souza, líder indígena de la etnia Makuxi, ha recordado que “el Estado utilizó a la iglesia para hacer el trabajo sucio de la colonización de los indígenas. Ya habían pedido perdón y ahora ¿qué hace el papa, desmentir las palabras de la iglesia?”

Todavía más molesta la respuesta de la india amazónica Nizia Maldonado, ministra venezolana para los pueblos indígenas: “La invasión imperial condujo al mayor genocidio de América Latina. Me gustaría que algún sacerdote se levantara y dijera que se avergüenza de oír que los pueblos indígenas estaban esperando la evangelización” ¿Algún sacerdote se alzará para hablar?

Maurizio Matteuzzi es el editorialista para asuntos internacionales del histórico cotidiano comunista italiano Il Manifesto.

Traducción para www.sinpermiso.info: Anna Garriga Tarré

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