Federico Aliaga es, ante todo, un militante político. Abogado especializado en derechos humanos, con foco en tierra y hábitat, formó parte en su juventud del Grupo de Reflexión Rural, liderado por Jorge Rulli. Tras una búsqueda existencial que lo llevó desde su Bella Vista natal hasta Tandil, hace más de quince años se instaló en General Rodríguez con un proyecto comunitario junto a amigos. Allí desarrollan producción agrícola ecológica a escala familiar y trabajo social. Al mismo tiempo, Aliaga combina estas actividades con su vida citadina como abogado y asesor en Hábitat Sur, la asociación local que atiende a los sectores más vulnerables en vivienda y regularización de hogares. Entre 2019 y 2023 fue funcionario del primer gobierno de Mariel Fernández en Moreno, donde se lo reconoce por lograr lo que parecía imposible: frenar las tomas de tierras sin recurrir a la violencia y ordenar la problemática de tierras del distrito.
Actualmente es candidato a primer concejal en General Rodríguez por el flamante Frente Futuro, y uno de los pocos dirigentes bonaerenses que se animan a desafiar el statu quo: presentarse con boleta corta y competir por afuera de la lista unificada que enfrentó al axelismo y a Máximo Kirchner.
Tras el éxito de Ciudad Futura en Rosario, muchos militantes que no hallan inspiración en los liderazgos actuales ven en el comunalismo vecinal y la reconstrucción de la representación desde abajo un desafío ineludible para recomponer el vínculo con la comunidad. Por eso le hicimos unas preguntas a Federico Aliaga y su Frente Futuro desde Revista Zoom, para conocer su recorrido y su visión política.
Pese a que tenés un largo recorrido militante, esta es tu primera experiencia político-electoral, ¿por qué ahora?
Primero, porque lo que hay en nuestro campo realmente no nos representa. Ojalá Mauro García (intendente de Gral. Rodríguez, cercano a La Cámpora) estuviera haciendo un buen gobierno y hubiera convocado a todos los espacios afines a un proceso político sano. Pero la verdad es que Rodríguez es un desastre: los vecinos cada día estamos peor, el gobierno municipal no da ningún tipo de respuesta, y además son parte de una runfla que gobierna, que maneja el poder real de General Rodríguez en connivencia con la “oposición”: unos personajes ex kirchneristas, ex massistas, ex macristas y ahora libertarios de los que son socios en política y en negocios. Es imposible acompañar eso.
Intentamos varias veces estos últimos años aportar desde nuestro lugar, conversar para que nuestras ideas las puedan implementar ellos desde el Ejecutivo municipal, pero siempre la lógica es la del sometimiento, la de la desconfianza o la sospecha, porque creen que les venís a disputar el “poder”. Pero nosotros queremos que los vecinos de Rodríguez vivan mejor, no importa quién lo haga. El tema es ese: como ellos no lo hacen y se dedican a estar mejor ellos a costa de la vida de mis vecinos, en esta vuelta nos metimos a la pelea electoral; no les vamos a regalar nada más a nadie.
Queremos que los vecinos de Rodríguez tengan una opción real de algo nuevo, algo vecinal genuino, de espíritu comunitario y sin ningún compromiso con la vieja política local. Iniciamos este proceso con esa idea y esa fuerza, no queremos “negociar” nada, queremos hacer lo que hay que hacer, y si no sale nos iremos a seguir militando desde la base, que es lo que hicimos siempre y seguiremos haciendo. No estamos acá por los cargos ni por poder para nosotros; estamos acá para cambiar en serio General Rodríguez y sabemos que podemos hacerlo porque tenemos un pueblo maravilloso, pese a todo. Vinimos para romper el esquema de poder turbio que está enquistado en General Rodríguez.
Imagino que la decisión de ir con lista propia no fue fácil, ¿recibieron presiones?
El proceso fue complicado porque implica toda una burocracia, pero funciona así, y cumplimos con todo. También fue satisfactorio porque recibimos el apoyo y el aval de miles de vecinos y compañeros que se sumaron de distinta manera: militando, apoyando, avalando, siendo candidatos. Eso realmente te paga porque sentís que todo el esfuerzo tiene sentido. Estamos muy contentos con haber llegado hasta acá, y recién empieza esto.
Y las presiones están, sí. General Rodríguez es un lugar pesado, y los negocios de la política existen. Nosotros no cortamos el diálogo con nadie porque creemos en el diálogo, pero no nos interesa ser parte de esto, y estamos dando la pelea. Primero intentan intimidarte, y cuando ven que eso no funciona, intentan seducirte o comprarte; pero no entienden que esto no es para nosotros, es de verdad para los vecinos, para cambiar en serio las cosas. En su lógica, debemos ser unos tontos que no agarramos los cargos que nos ofrecen. Ahora ya no tienen dudas de que vamos por la nuestra, a todo riesgo, y sabemos que nos puede ir bien porque realmente ellos, la política de Rodríguez, han abandonado a los vecinos. Nosotros, con una campaña muy austera y artesanal, estamos recibiendo muchísimo eco y apoyo. Hay una necesidad, una demanda social muy a flor de piel de que surjan representantes más sanos, más reales, más parecidos a los vecinos. Vamos a intentar representar a esos sectores.
Si tuvieras que hablar de un problema central de Rodríguez, ¿en qué te enfocarías?
Un tema fundamental que tenemos que resolver en General Rodríguez es la seguridad y entender de dónde vienen los grandes problemas y qué relación tienen con la gestión municipal. Para mí, trabajarlo seriamente requiere, primero, mucho más despliegue en el territorio. Hay muchos esquemas de los propios vecinos que se están desaprovechando. Ellos saben dónde están los focos de inseguridad, quiénes venden falopa, quiénes roban, cómo se mueve el delito; tienen grupos de WhatsApp, reuniones y toda una organización desaprovechada. A veces los políticos no entienden el poder de tu propia gente y que, si vos acompañás y trabajás a la par, tenés enorme capacidad de despliegue. Pero te tiene que importar, te tiene que interesar pelear contra el delito, y no solo durante la campaña o un par de meses.
Otro tema central es la infraestructura: si no hay luminarias en las calles, la periferia y la mayoría de los barrios están a oscuras, y las plazas abandonadas. Ocupar el espacio público —porque el espacio público es seguro— garantiza seguridad.
Hay que hacer obras que impactan en la seguridad: calles rotas que los patrulleros no pueden transitar, familias aisladas, inundaciones y pequeños dramas diarios que no salen en los diarios, pero son la vida cotidiana de los vecinos ante la indiferencia del Municipio. El transporte público no llega a los barrios; a veces hay que caminar 15 o 20 cuadras. No hay cordones seguros. Además, los delitos básicos ponen en jaque la vida de las familias: motochorros, usurpaciones y otras problemáticas. En la Fiscalía, mínimo seis o siete de cada diez personas entran por un tema que deriva de la problemática de tierras.
Y esto conecta con nuestro trabajo en tierras: cuando el Estado ordena la recuperación de manera transparente y no a través de punteros que venden terrenos truchos, se trabaja también en seguridad, desarrollo, planificación y control del crecimiento de la ciudad. La infraestructura evita inundaciones, mejora el zanjeo y las obras hidráulicas, y elimina basurales generados por abandono y desidia, haciendo que el barrio se circule y no queden lugares abandonados. Si tenés luminaria, combinás seguridad con infraestructura, mejorás calidad de vida, transporte, presencia policial y acceso a servicios; todo eso impacta en la seguridad. Pero lo primero es perseguir el delito, con más presencia policial y recorriendo todo el distrito.
¿Cómo ves la situación del peronismo?
Creo que hay que dejar de hablar de peronismo y de hablarnos entre nosotros, y hay que salir a hablar de los problemas de los vecinos en cada distrito. Trabajar desde la comunidad hacia la política y correr los riesgos que eso implica. Si te toca estar fuera del poder un tiempo, o mucho tiempo, bueno, no pasa nada; hacé como el 99,99% de las personas reales que viven de su laburo y tienen una vida normal.
Si la dirigencia no atraviesa un proceso vivencial (más que ideológico) de volver a entender y vivir lo que vive la gente real, no veo que haya alguna discusión que pueda resolver nada, porque vamos a seguir dentro de un termo. Hay que salir en serio y volver a representar, y si la sociedad nos da la espalda, será que no merecemos gobernar. Hay que desafiarse en serio y correr riesgos. Es eso más que seguir debatiendo. En términos de debate ideológico, hay que volver a las fuentes: comunidad, solidaridad, trabajo y mucho amor a la patria. No le busquemos el pelo al guiso.
¿Cómo te ves de acá a unos años?
Me veo, en gran parte, haciendo lo que estamos haciendo; no me imagino algo diferente. Lo que sí creo es que de acá a cinco años el proceso del Frente Futuro va a estar mucho más consolidado. Vamos a estar ocupando lugares fundamentales en la ciudad, los que la gente decida que ocupemos. Vamos a pelear por la Intendencia en 2027, porque necesitamos cambiar el rumbo de nuestra ciudad.
Así que en cinco años nos veo con un proceso que hoy no para de crecer; seguirá creciendo y ocupando roles para poner a la política como vocación al servicio de la gente, que me parece un tema central. La política, si no la hacés como vocación de servicio, si la hacés con fines personales, no va eso, no va más, hay que despertarse.
Obvio que algo de la búsqueda personal también está bien, porque te tiene que gustar a vos, porque tenés que sentirte enamorado de trabajar para los vecinos, de brindarte, de desarrollarte como persona en esta vocación de servicio. Pero, por sobre todas las cosas, no es una búsqueda de beneficio personal, sino un servicio a la comunidad y a la patria.
Así que me veo trabajando con la gente. No hay nada más lindo que eso, y me imagino trabajando codo a codo con los vecinos. Trabajando en cada barrio, caminando en cada barrio, viendo las obras que hay que hacer, las cosas que hay que solucionar, cómo pensar las soluciones, cómo hacemos crecer la ciudad. Nos veo trabajando, trabajando y trabajando. Esa es la forma. Es lo único que sabemos hacer: trabajar, trabajar y trabajar.