Desde que nació, en diciembre de 2011, la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) se volvió una de las experiencias más dinámicas del movimiento obrero, con el objetivo de incorporar a sectores no contenidos por el sindicalismo tradicional. “Somos parte de la clase trabajadora que fue expulsada de la producción y del empleo formal”, planteó Esteban “Gringo” Castro, secretario General de CTEP y referente del Movimiento Evita. Para el dirigente, hoy la situación se agravó tanto que está afectado a la alimentación en muchos barrios postergados. “Nos están llevando a que salgamos a pelear por lo que nos sacan y no para que vayamos por más”, afirmó el dirigente. Además, consideró que Cambiemos “sabe ningunear el pasado” y que el país marcha a un nuevo proceso de inestabilidad. “Ellos te generan la crisis, los muertos los ponemos nosotros y vuelven a concentrar la economía”, resumió. Ante ese cuadro, no ve la suficiente discusión política y pide mayor presencia del movimiento obrero. “Algunos compañeros pueden pensar que con ganarle a este gobierno alcanza. Yo creo que hay que profundizar el debate. Si no, lo que llegue va a tener una gran dificultad para conducir”, aseguró.
– Ya pasaron dos años de Cambiemos. ¿Qué diagnóstico hacen del país?
– Claramente, la situación para nosotros está peor. A fines de 2015, en los barrios donde militamos, no teníamos la necesidad de ocuparnos de la alimentación. Pero a partir de los primeros meses de 2016 empezó a haber una inflación muy importante, sobre todo en la canasta básica, por el consumo popular de alimentos. Ya en 2015 era muy difícil comer fruta, por ejemplo. Si bien a través de la movilización pudimos poner en agenda la discusión sobre la economía popular y se logró instalar el Salario Social Complementario, la situación general empeoró. Los compañeros tienen Salario Complementario pero el trabajo que hacíamos y que había que complementar, ya no lo tienen. Por eso nuestra pelea actual es lograr que un 25% de la inversión en obra pública sea en barrios populares, villas y asentamientos, donde la situación es muy difícil, y que esas tareas las hagan las cooperativas del sector.
– ¿Todavía se puede negociar con el gobierno o queda la confrontación?
– A partir del triunfo de medio término está muy claro que la decisión del gobierno fue pasar de la gradualidad al “vamos por todo”. Tiraron lo de la reforma laboral, después se fueron a baraja, pero lo importante ahí era sacarle los 100 mil millones de pesos a los jubilados con la reforma previsional. El grado de conflictividad quedó demostrado en la manifestación popular. La represión fue muy fuerte. Tenemos muchos compañeros con balazos de goma, algunos perdieron la vista. Esto ya es plan de ajuste y represión. En paralelo, hay una estrategia vinculada a la estigmatización de los movimientos populares, de los sindicatos, de todos los que luchan. Y después, hay un trabajo para que haya un rechazo a las posiciones que toma la Iglesia.
– ¿Cómo manejan este escenario desde la CTEP?
– Tenemos conflictos permanentes. Imaginate que tenemos trabajadores de la vía pública y los están acechando todo el tiempo. El sistema te deja sin trabajo y vos salís. No tenés otra y la alternativa del gobierno es no dejarte trabajar.
– Un caballito de batalla de Cambiemos es la figura del emprendedor…
– Esto ya lo vivimos en los 90: el emprendedor casi como un empresario individual. Te echaban del Estado y te decían que ibas a ser dueño, no sé de qué. Es lo mismo traído a la actualidad. Primero, te sacan la idea de que sos un trabajador, sino que trabajás para vos mismo. Nosotros planteamos que somos parte de la clase trabajadora que fue expulsada no del sistema, sino de la producción y el empleo formal, porque seguís en el mismo sistema capitalista, y que la única forma de darle respuestas a esos compañeros es organizarse sindicalmente. Esa discusión también la dimos durante el kirchnerismo, porque decíamos que había un sector que todavía faltaba, al que no le llegaba el modelo. Fue una discusión incluso con el ministro Carlos Tomada. Había una idea de que el sistema iba a terminar absorbiendo a estos sectores y nosotros decimos que eso no está pasando en ninguna parte del mundo.
– A fines de 2016, ustedes lograron discutir con el gobierno la Emergencia Social. ¿Ya no están dadas las condiciones para ese tipo de negociación?
– Mirá, pongo un caso concreto. El Ministerio de Trabajo había decidido que el programa que se llamaba Trabajo Autogestionado pasaba, en un proceso de tres meses a un año, a Salario Social Complementario. Todo eso quedó en Desarrollo Social, algo con lo que tampoco estábamos de acuerdo. Ahora hay 500 compañeros que dejaron de cobrarlo y existe la posibilidad de que haya 18 mil, porque no los pasaron y en el ministerio dicen que no tienen plata. O sea, así como en el movimiento obrero organizado están queriendo que se cierren convenios a la baja de la inflación, a nosotros nos están llevando a que salgamos a pelear por lo que nos sacan y no para que vayamos por más.
– En los últimos meses, la CTEP viene trabajando en un acercamiento con la CGT. ¿Las disputas internas en la central complican ese proceso?
– Son las crisis que vivimos los trabajadores. Hay una nueva configuración de la clase trabajadora, que incluye lo que denominamos la economía popular, y que tiene que marchar unida. Cuando eso no se pudo sostener, primero las corporaciones dividieron a los trabajadores y después, en su afán por volver a pegar un salto en la concentración, dejan a gran cantidad de sectores de la economía afuera y vuelven a concentrar. Ellos te generan la crisis, los muertos los ponemos nosotros y vuelven a concentrar. Yo creo que están preparando el terreno para ir hacia ese momento. Si no estamos en un marco de debate sobre el grado de unidad que hay que lograr, las consecuencias van a ser iguales.
– ¿Cambiemos es una “derecha moderna”?
– Puede haber algunas cosas, pero no los hace distintos. Por ejemplo, no se hacen cargo del pasado. Borrar el pasado es una forma de conducir. Como si las grandes corporaciones no tuvieran nada que ver con la dictadura, con la caída de Perón. También hay una estrategia comunicacional que hace que importantes sectores del movimiento obrero y popular tampoco estén interesados en lo que ya pasó. El poder necesita que neguemos todo ese proceso. Este gobierno sabe ningunear el pasado. Por eso algunos dicen que es una derecha moderna. Lo harán con mayor inteligencia, pero son lo que son.
– De todos modos, el mensaje del PRO tuvo éxito en una parte importante de la clase trabajadora. ¿A qué lo atribuye? ¿Al rol de la prensa?
– Cuando la producción está tan diversificada y lo que domina es el capital financiero, lo que tenés son formas mediáticas, masivas, de información, que van instalando el debate. Confrontar con eso es una lucha muy despareja. Pero los medios de comunicación son una herramienta más del capital, el tema es el modo de producción. Como dijo el Papa Francisco, el sistema no se aguanta, está agotado respecto de darle posibilidad de futuro y de sentido a la vida.
– ¿Y cuál es la alternativa?
– Desde mi perspectiva, que puede ser considera antigua, esa posibilidad la dan los grados de organización popular y ahí va a estar siempre el sujeto trabajador, ya sea de la economía popular o de mercado. La solución no se la podemos pedir a los que te generan el problema. ¿Se la vamos a pedir a los dueños del capital financiero, a los que se llevan guita a paraísos fiscales?
– Entre los flagelos que más impactan en los sectores relegados uno es el narcotráfico. ¿Qué piensa sobre despenalizar el consumo de drogas?
– Creo que el foco es el proceso de marginación que genera el sistema. Resolvamos el problema de la exclusión, del trabajo, y después hablamos de todo lo demás, si no, perdemos el eje. El eje es la marginalidad que causa este sistema; el debate central es que este sistema no se aguanta. Después, discuto todo lo que quieras. Si vos garantizás trabajo, distribución de la riqueza y le das posibilidades al pueblo, creo que se va reducir muchísimo el consumo.
– Otro tema clave para muchas mujeres pobres es el aborto. ¿Qué lectura puede hacer a partir de la experiencia en los barrios donde milita?
– Quienes mejor criterio tienen para llevar una propuesta adelante son mis compañeras, que militan ese tema y a las que se les acercan mujeres que por ahí tienen 4 o 5 hijos, quedaron embarazadas, las dejó el marido. Si me decís en términos personales, si tuviera una hija que me plantea que se quiere hacer un aborto, haría todo lo posible para que no suceda, y lo mismo con amigas. Trataría de evitar el aborto. Ahora, en la situación que veo, de las mujeres más pobres, por lo que se propone en términos generales, para mí es fundamental la idea de la despenalización. Y luego, la de la legalización, que pueda ser por una cuestión de salud pública algo que se haga como corresponde, yo estaría de acuerdo. Pero es un tema en que no todos coincidimos y no tenemos por qué. El debate se está dando. Lo que sí vi muy de cerca es el problema de la violencia contra la mujer. Hay que discutir en profundidad el patriarcado y el machismo. Es una contradicción que si no se va resolviendo a medida que se lucha por la liberación, va a ser una liberación a la que le va a faltar una pata.
– ¿Cómo ve el proceso de reordenamiento que atraviesa el peronismo?
– Yo soy un militante popular que en algún momento, sobre todo en los 90, me puse muy basista, muy sobre el trabajo barrial, y me costó mucho tener perspectiva nacional. Me gusta analizar la lucha reivindicativa, que hay que dar en lo cotidiano, y el planteo estratégico, que es la unidad del movimiento nacional, con una columna vertebral con mucha más impronta en términos políticos y que incluya a la nueva configuración de la clase trabajadora. Sobre la coyuntura política, a veces tiendo a pensar que si lo anterior no se discute a fondo, todo lo que llegue va a tener una gran dificultad para conducir, para ser síntesis. Un caso como el de Néstor Kirchner fue asombroso para la mayoría. Si se quiere, venía de la vieja política, y el proceso lo transformó en uno de los dirigentes más importantes que tuvo el país. Entonces, si hay gran capacidad de movilización, si hay debate y se pone en agenda, yo le veo perspectiva, más allá de los nombres. Si no, es muy difícil. Te puedo decir que no me gustaría que vuelva a ganar el macrismo, pero tampoco me gustaría que vuelva a ganar alguien con quien, siendo peronista, porque siempre me definí como peronista, tengamos el mismo nivel de conflictividad. Por eso hay que poner en agenda estos debates y seguramente muchos más, y eso hoy no lo estoy viendo.
– En el PJ parece conformase un eje más afín al oficialismo. ¿Lo ve así?
– Puede ser. ¿Y cuál sería el otro, el que nos tocaría a nosotros?
– Por lo pronto, todavía no tiene una forma demasiado definida.
– Por eso. El proceso va hacia una crisis. En realidad, la crisis es constante desde 2008. Este sistema necesita de más guerras, cada vez mayores grados de violencia, de exclusión, y tenemos que hacer un enorme esfuerzo por la unidad. Algunos compañeros pueden pensar que con ganarle a este gobierno, digamos, alcanza. Yo soy de los que cree que hay que profundizar el debate, discutir y sacar conclusiones mientras se pelea. Hay que tener esa capacidad.
– Después, está el otro plano, el de los nombres.
– Sí, alguien tiene que hacer síntesis, claro.
– ¿Lo que aparece vacante es lo que une a ambas piezas?
– Me cuesta ver participación del movimiento de los trabajadores en esos debates. Por ahí, por problemas nuestros también, no le quiero echar la culpa al sector más político.
– Esa falta de discusión fue la razón que, hace casi dos años, esgrimió el Movimiento Evita cuando rompió con el bloque del FPV en el Congreso.
– Lo tendrían que responder los diputados, pero yo tengo una idea. Nosotros creemos que había que profundizar el debate, preguntarnos por qué se perdió, qué estrategia nos damos, y esa discusión no estaba en ese momento. Quizás ahora se empieza a dar. Pero cuando vos no tenés discutidas algunas cosas en profundidad, las estrategias políticas, por lo general, no salen bien. Estamos en el momento justo para juntarnos, ir charlando y profundizar estas discusiones.