Entre águilas y dragones

Nos preguntamos respecto al orden jurídico internacional actual y cómo puede afectarlo el choque entre dos potencias.

En el período que separa la primera de la segunda guerra mundial se desarrolló en Europa occidental y Estados Unidos una tendencia a recurrir al historiador de la antigüedad Tucídides para explicar el presente1. Ninguna disciplina llevó más lejos esa práctica que la Teoría de las Relaciones Internacionales. En América Latina la mencionada preferencia por la historia antigua como herramienta de análisis de los problemas contemporáneos carece de antecedentes importantes. Sin embargo, la trascendencia mundial alcanzada por el libro de Graham Allison Destined for War ha familiarizado a los comentaristas de Hispanoamérica con Tucídides y la historia de Grecia2. En esa línea, en los párrafos que siguen trataré de acercarme al problema de la amenaza que representa para el marco jurídico internacional la hostilidad sino-estadounidense desde una perspectiva que la historiadora francesa Nicole Loraux ha llamado “anacronismo moderado”3. Es decir, plantearle ha Tucidides preguntas sobre un problema que él mismo no llegó nunca a formular como tal.

Oleo La batalla de Salamina, pintado por Wiheln Von Kaulbach. 1868

Un Tucídides Neocon

El pasado 5 de Agosto, en el marco del aniversario número 80 de la Batalla de las Islas Salomón, la Subsecretaria de Estado de los Estados Unidos Wendy Sherman afirmó que “los principios e instituciones que el mundo estableció después de la Segunda Guerra Mundial” ahora pueden ser “ignorados y socavados, disminuidos y destruidos”4. Se refería a Rusia y China claro está. Lo que no es claro son las ideas detrás de la política inflexible que la administración Biden despliega en el Pacífico para contener a China. Una de ellas es la convicción de que aquellos “principios e instituciones” de posguerra fueron creados para asegurar la supremacía de Estados Unidos en el hemisferio occidental. En otras palabras, que el sistema jurídico interestatal es obra de y para la hegemonía estadounidense. Robert Kagan, ex asesor del Presidente Bush y del senador McCain y esposo de la actual Subsecretaria de Estado para Asuntos Políticos Victoria Nuland, expone ese argumento en su libro The World America Made5. Según dicha tesis el liderazgo norteamericano moldeó el orden internacional a imagen de sus valores liberales e intereses materiales. Estados Unidos logró establecer normas internacionales conforme a sus principios e intereses que, una vez aceptadas por la mayoría de los países, acabó por crear un sistema institucionalizado de hegemonía en que esta, por tanto, se legitima.

La interrogante que se presenta entonces es acerca de la posibilidad de que el sistema acepte la presencia de otra potencia hegemónica que comparta los beneficios de la Pax Americana. Es aquí donde se vislumbran dos alternativas; o Estados Unidos cede algunas de sus prerrogativas para “acomodar” a la nueva potencia, en este caso China, evitando así la guerra, o bien, cierra filas y se niega a cualquier cambio en el status quo interestatal. Para el sentido común esta última opción es la más proclive a desencadenar la guerra, sin embargo, para los halcones de Washington no sería así. En este caso, como en tantos otros, recurren a la sapiencia del historiador de la Guerra del Peloponeso para demostrarlo. Fred Kagan, hermano de Robert, ex asesor del General Stanley McChrystal en Afganistán, y miembro del Instituto para el Estudio de la Guerra, un think thank neoconservador que preside su esposa Kimberly, confiesa en una entrevista dada a Tobin Harshaw de Bloomberg que  “es un error concluir de Tucídides que la guerra se puede evitar acomodando a una potencia en ascenso”6. Por el contrario, para el menor de los Kagan, el historiador ateniense describe las formas en que Esparta trató de acomodar a una Atenas en progreso, y fue precisamente eso lo que envalentonó más a los atenienses. No fue la negativa espartana a compartir el poder lo que causó la guerra, sino la confianza y prepotencia que iban adquiriendo los atenienses a medida que los espartanos cedían. La historia ofrece otros ejemplos que el matrimonio Kagan recupera. Uno de ellos es la intención de Neville Chamberlain de acomodarse a las demandas «legítimas» de una Alemania emergente en la década de 1930, que “envalentonó a Hitler y condujo a una guerra devastadora”. En conclusión, la lección que da la historia es que tratar de acomodar a un poder en ascenso conduce a guerras devastadoras, más seguro es que los poderes dominantes se resistan desde el principio. Esta es la idea detrás de la ofensiva estadounidense contra China.

Ahora bien, Fred Kagan está en lo cierto cuando afirma que para Tucídides la guerra no se puede evitar. Para los griegos la guerra es normal, no indagaron acerca de su causa general precisamente porque era afín a la naturaleza humana7. Indagaron sí a propósito de las causas particulares de esta o aquella guerra. Por tanto, el sistema interestatal que describe Tucídides no busca evitar la guerra, que era endémica en el mundo griego, sino que procura darle previsibilidad y encausarla en términos legales y morales. El objetivo no es la paz, es la estabilidad. Esa tal vez sea la mayor diferencia entre el derecho internacional griego y el moderno.

Organigrama de los vínculos familiares e institucionales de la familia Kagan.

El caso Siciliano

Si alguna “lección” puede extraerse de Tucídides no es que la guerra entre las grandes potencias pueda evitarse, más bien se trata de la capacidad del sistema jurídico interestatal para adaptarse y reorganizarse en tales situaciones para asegurar su pervivencia. El libro VI (88.3-5), por ejemplo, donde narra la campaña ateniense a la isla de Sicilia describe un marco interestatal que se debe reacomodar para dar lugar al poderío ateniense. Los pueblos que habitaban la llanura, y eran súbditos de la poderosa ciudad de Siracusa con anterioridad, se mantuvieron dentro de la alianza liderada por los siracusanos. Los del interior, en cambio, se coaligaron con Atenas aportando víveres y tributo en metálico. Tucídides agrega que Atenas desplegó una política diplomática activa con el fin de obtener el mayor número de aliados posible. Cuando la diplomacia no fue suficiente recurrió a un método ya practicado en la Grecia continental; “marcharon contra los que no se les habían pasado y a algunos los obligaron a hacerlo, pero en otros casos fueron estorbados por los siracusanos, que enviaron guarniciones y acudieron en auxilio”.

La ocupación militar de la isla constituyó una novedad que alteró el tradicional sistema interestatal siciliano. Pero rápidamente el marco jurídico se reorganizó dando lugar a dos coaliciones, lideradas una por Siracusa, la otra por Atenas, en un esquema que resulta análogo al de la guerra que tiene por protagonistas a la Liga del Peloponeso, liderada por Esparta, y la de Delos que dirige Atenas. En otras palabras, la campaña ateniense le confiere al orden interestatal de la isla una fisonomía semejante a la que se observa en el continente griego.

En conclusión, aunque el imperialismo ateniense alteró el régimen interestatal de la isla el sistema contaba con dispositivos que permitieron un rápido acomodamiento de los actores. De esa manera la voluntad hegemónica de Atenas quedaba incorporada dentro del marco jurídico a través del cual las ciudades de Sicilia se vinculaban. Sus aspiraciones imperiales eran legitimadas y justificadas al tiempo que la autonomía de las demás ciudades encontraba amparo.

Si alguna trascendencia tiene leer hoy a Tucídides esta no radica en encontrar allí una forma de evitar la guerra. En todo caso puede sernos de ayuda para reflexionar sobre el mayor desafío que enfrenta el orden jurídico internacional actual; cómo adaptarse al conflicto por el poder global entre el dragón chino y el águila americana. Dar respuesta a ese desafío es fundamental para seguir viviendo en un orden mundial que ofrezca previsibilidad y estabilidad.  

  1. Graham Allison. Destined for War. Can America and China Escape Thucydides´s Trap; Boston-Nueva York, Houghton Mifflin Harcourt, 2017.
  2. Benjamin Earley. The Thucydides Turn. (Re) Interpreting Thucydides’ Political Thought Before, During and After Great War; London, Bloomsbury, 2020.
  3. Nicole Loraux. La Guerra Civil en Atenas. La política entre la sombra y la utopía; Madrid, Akal, 2008.    
  4. https://www.clarin.com/new-york-times-international-weekly/ee-uu-insiste-operara-alrededor-taiwan-pesar-presion-china_0_uX8lQCIsAT.html
  5.  Robert Kagan. The World America Made; New York, Alfred Knopf, 2012. 
  6.  Frederick Kagan & Kimberly Kagan. “Can An Ancient Greek Win America’s Wars?” Bloomberg. 2017. Disponible en:  https://www.bloomberg.com/
  7. Arnaldo Momigliano. La historiografía griega; Barcelona, Crítica, 1984.

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