Si algún futurista nos hubiera dicho durante la asunción del 10 de diciembre de 2019 que enfrentaríamos serias dificultades para el cierre de la lista en la fórmula presidencial de 2023, lo hubiéramos invitado a volver al futuro. El proceso de cierre de lista en el presente ha sido particular, por no decir imposible. Se extraña la hegemonía del kirchnerismo en 2011, con la única candidata CFK, o incluso en 2015, a pesar de todos los desafíos posteriores al quiebre de la colaboración. Ni hablar de ese sábado 18 de mayo a las 8.30 a.m., cuando CFK dejó a todos boquiabiertos y a muchos con las manos vacías.
¿Qué pudo haber sucedido para que estemos a días del cierre de listas y nos encontremos en la misma situación que cuando llegamos de España? Lo cierto es que el Frente de Todos fue una jugada maestra desde el punto de vista electoral, pero a partir de ahí, hemos chocado constantemente contra obstáculos y no hay excusas que valgan. Nos votaron para resolver problemas, no para comentarlos.
Podemos decir que mientras hubo mesas políticas, las cosas se fueron ordenando y saliendo adelante. Podríamos decir que el año 2020 fue como una pandemia en la que todos estábamos adentro y nadie hacía mucho, ya que muchos de nuestros compatriotas estaban en riesgo de morir debido a la maldita pandemia. Sin embargo, la lucha continuaba por otros medios y cada vez nos importaba menos cuidar las formas. Hubo una mayor falta de coordinación y creo que eso fue el principio del fin. El tema de Vicentin fue un desaguisado que se mantuvo en el aire hasta el día de hoy, y tal vez incluso hasta el 10 de diciembre.
En 2021, CFK, en cada acto de campaña donde tenía oportunidad, mencionaba lo que estaba sucediendo y lo que podría suceder si no se corregía las cosas a tiempo. Después nos enteramos extraoficialmente de que la mesa política se había desmoronado y algunos se habían roto en el armado de la lista. Los hombres del presidente dejaron trascender a través de Clarín que la candidata sería Victoria Tolosa Paz, en lugar de lo que se venía trabajando en la mesa política. Así, en las elecciones, esa noche nefasta del escrutinio provisorio, el Frente de Todos perdió a nivel nacional más de 4 millones de votos y en la provincia de Buenos Aires, de los 135 municipios, Cambiemos ganó en 109 municipios. Está claro como el agua.
A partir de ahí, todo fue cuesta abajo. Renuncias, confirmaciones o no, las posiciones se volvieron cada vez más irreconciliables. Pero cuando parecía que el abismo estaba a la vuelta de la esquina, la cordura y el espanto hicieron que el presidente entendiera que no podía seguir jugando al jefe cuando nunca lo fue, ni siquiera en el PJ de CABA en su mejor momento, al lado de Néstor.
Nuevamente, CFK tuvo que intervenir para jugar tal vez la última carta que nos quedaba como gobierno. El 3 de agosto de 2022, Sergio Tomás Massa asumió como superministro de economía y lentamente comenzó a enderezar el barco, aunque con muchas concesiones al poder económico y muy poco para los sectores necesitados y postergados. Una de las pocas imprudencias de STM fue asegurar que la inflación entre diciembre y enero sería del 3 %, lo cual suena como desconocer el complejo tema de la inflación o como si ambos (él y Mauricio Macri) se hubieran ido de boca.
Está claro que los dos grandes puntos débiles de este gobierno, que seguramente habrá muchos más, son la falta de dólares y la inflación, que están estrechamente relacionados. Con estas dos cargas pesadas, STM intenta llevar a este gobierno hasta diciembre.
Pero volvamos a nuestro hipotético cierre de lista, que nos tiene casi despiertos las 24 horas. Lo más difícil es llegar a una lista de consenso, casi imposible pero aún probable. En el congreso del Frente Renovador, STM dejó un solo mensaje después de tantas especulaciones: si hay PASO, estamos anotados. A pesar de que venía amenazando que si no había consenso, no solo no quería ser candidato, sino que, según trascendidos, dejaría el Ministerio, el mensaje no surtió efecto. En el congreso, debía aprovechar ese escenario para dejar en claro, tanto internamente como externamente, que juega con o sin PASO. Pero CFK, el 25 de mayo, en medio del diluvio, mostró a los tres posibles candidatos: STM, Axel y Wado. Esa foto y gestualidad valieron más que mil palabras.
Esa misma tarde, Wado ya tenía los afiches de inicio de su campaña, pegándose mientras nos retiramos de la plaza. Y Axel, el tercer gran candidato, resiste silenciosamente para evitar que el dedo de la jefa lo señale como candidato presidencial. Ha dicho en todos los medios posibles que él querría seguir en la provincia, pero que es un hombre que juega en equipo y que hará lo que diga CFK.
Está claro que la candidatura está entre Axel y STM, y que Wado es una apuesta más a futuro, pero esta exposición lo deja con un buen posicionamiento para la próxima vez y seguirá siendo un hombre público, construyendo y esperando el momento oportuno para que, en representación de los hijos de la generación diezmada, podamos tener un presidente lo más parecido a nosotros.
Reversionando al cantante cubano Carlos Puebla, que decía «Y en eso llegó Fidel…», podemos decir que «Y en eso llegó Daniel», por Scioli, quien siempre estuvo esperando otra oportunidad con más fortuna que aquel fatídico octubre de 2015. Hizo varias piruetas e intentó ser el candidato del consenso, pero no llegó ni a la primera letra. AF lo fue empujando hacia la confrontación y hoy está más firme que nunca. En la tienda del Pichichi dicen que ni Dios lo baja. Dicen que Dios atiende en Buenos Aires, pero no vaya a ser que baje y lo persuada de que más vale pájaro en mano que cien volando.
Nos encontramos en un momento crucial, lleno de incertidumbre pero también de oportunidades. En estas circunstancias, se presenta la posibilidad de llevar a cabo un cierre de listas que refleje una visión de futuro en lugar de mantenernos aferrados a viejas recetas que salieron mal. ¿Será que lograremos conformar una lista compuesta por nombres que encarnen el anhelado recambio generacional, la identidad, la fuerza de nuestra doctrina y un profundo entendimiento de los desafíos actuales que enfrentamos? El peronismo que viene está en juego y su configuración comenzará a definirse en las próximas horas.
Esperemos aprender de los errores cometidos en el pasado y no repetirlos. Esta es una oportunidad única para construir un camino que nos devuelva la vitalidad y la energía característica de nuestro movimiento. Es momento de mirar hacia adelante, aprovechar esta ocasión para asegurarnos la comprensión histórica de este momento. El futuro del peronismo está en nuestras manos y es nuestra responsabilidad construir un camino que nos conduzca hacia la ciudad y el país que queremos.