Por Causa Popular.- El alto porcentaje de abstención en las elecciones legislativas realizadas en Venezuela el domingo 4 de diciembre intenta ser utilizado por los detractores de la revolución bolivariana para cuestionar la legitimidad de la nueva Asamblea Nacional, y con ella, la del gobierno de Chávez. La fotografía venezolana que los medios de comunicación argentinos pretendieron construir al día siguiente, y la que convenció a más de un lector o televidente distraído, es que el gobierno “populista” de Chávez derrocha dinero del petróleo en su plan de expansión en América y no atiende las necesidades de la población de su país, lo que fue corroyendo la alta legitimidad de su gobierno. Por el contrario, no sólo el porcentaje de participación en las legislativas fue el más alto de los últimos 30 años, sino que además, datos suministrados por una encuestadora independiente demuestran que Venezuela es en la actualidad el país más democrático de América Latina.
Pero la prensa vernácula fue más allá, y algunos se animaron a tomar como propias la lectura que hiciera la oposición golpista, la misma que 48 horas antes de los comicios decidió no presentarse expresando que no existían garantías: “el 75 por ciento de la población le dijo no a Chávez.” Por el contrario, no sólo el porcentaje de participación en las legislativas fue el más alto de los últimos 30 años, sino que además, datos suministrados por una encuestadora independiente demuestran que Venezuela es en la actualidad el país más democrático de América Latina.
Mientras que los medios de comunicación decididos a ser alfiles de la Casa Blanca en el crucial proceso político que vive América Latina, derrochan litros de tinta y horas de aire para hablar de cómo Chávez destruye la democracia de su país, datos suministrados por una encuesta independiente ofrece datos reveladores.
La consultora Latinobarómetro, una ONG con sede en Santiago de Chile que indaga el desarrollo de la democracia y la economía en la región, indicó en su informe 2005 que el apoyo de los venezolanos a la democracia alcanza al 74 por ciento de la población, porcentaje superado sólo por Uruguay.
Pero la relevancia de estos datos está dada en que, contrariamente a lo que sucede en el país caribeño que Estados Unidos pretende relacionar con prácticas de gobierno antidemocráticas, Latinoamérica en su conjunto, según esta encuestadora, es la que corre riegos de tomar caminos antidemocráticos.
Para Latinobarómetro, mientras que la satisfacción con la democracia en el año 1995 era del 38 por ciento, en la actualidad sólo alcanza al 31 por ciento de la población. Diez años de políticas neoliberales implementadas por las democracias modernas evidentemente no han pasado desapercibidas para los pueblos de la región.
Chávez, dos semanas antes de las elecciones, en el programa de televisión que conduce todos los domingos llamado Aló Presidente, comentó e interpreto de la siguiente manera los resultados de esta encuesta:
“Mr Danger -forma en la cual Chávez se suele referir a Bush- pregona esta democracia falsa, la democracia de la elites, la democracia representativa, que se aleja del pueblo. Venezuela no. Estamos con la democracia participativa y protagónica, donde el pueblo es alma, nervio, centro y corazón de la democracia. En el año 96 el 30 por ciento de la población estaba satisfecha con la democracia. Esta era la minoría privilegiada que estaba satisfecha, pero las mayorías no. En el 2005, Venezuela está en el 76 por ciento. Indicadores que llaman la atención sobre la democracia y de qué democracia estamos hablando”
¿Por qué entonces la abstención tan grande en las legislativas del pasado 4 de diciembre?
En primer lugar, es importante señalar que el 30 por ciento de la población que fue a votar en las últimas elecciones, representa en este país el porcentaje más alto en un comicio legislativo de los últimos 30 años.
Un país con una tradición caudillista aún muy arraigada y de la que Chávez se suele aprovechar, no suele interesarle quién esté en el parlamento, sino cual es el presidente de la república al frente del poder ejecutivo. Producto de esta tradición, antes de la revolución Bolivariana ninguna mayoría parlamentaria había alcanzado más del 15 por ciento.
A esto hay que sumarle que desde la reforma constitucional de 1999, el acto de votar no es obligatorio en Venezuela.
La abstención incluso suele ser históricamente alta en los comicios no presidenciales, y los datos del domingo, si bien revirtieron en parte la tendencia, continúan siendo muy altos.
“¿De que democracia estamos hablando? -se preguntó Chávez en el programa de televisión mencionado, dos semanas antes de las elecciones respondiendo las acusaciones de antidemocrático- aquí está en marcha un verdadero proceso democrático. Lo que les pido es que sigamos conservando, impulsando, y protagonizando nuestra democracia. La democracia bolivariana, la democracia revolucionaria, la democracia protagónica, participativa, donde ustedes queridos compatriotas son los dueños del poder, son los dueños de la patria, son los dueños de Venezuela, son los dueños del camino, son los dueños del presente, y son los dueños del futuro. Democracia, gobierno del pueblo, por el pueblo, y para el pueblo.”
El pueblo de Venezuela acudió a las urnas 11 veces en los últimos siete años. Si de algo se lo puede acusar por el alto porcentaje de abstención, tal vez sea la fatiga que genera la democracia participativa en un pueblo que recién está aprendiendo a gobernarse a sí mismo.