Por Causa Popular.- Un informe difundido por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a comienzos del mes de diciembre da cuenta de las profundas desigualdades que hoy atraviesan el mundo entero. Según la ONU de seis mil millones de habitantes que tiene el planeta, sólo mil millones se quedan con el 80% de la riqueza mundial. En este panorama, Bolivia representa el país donde esta desigualdad se expresa con mayor crudeza en América Latina, sólo superada por Brasil: el 20% más rico dispone de una renta 30 veces mayor que el 20% más pobre.
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El informe elaborado y difundido por la ONU, lleva como título “La encrucijada de la desigualdad”. El mismo tiene la virtud, no buscada en forma explicita por el organismo multilateral, de ofrecer una cruda radiografía de lo que ha significado para la humanidad el nuevo modelo de acumulación que estructuró al capitalismo, a partir de la renovada ola neoconservadora que terminó con el Estado de bienestar keynesiano cuando se produjo la crisis del petróleo a mediados de la década de los ‘70.
Según este informe, mientras que en la últimas cuatro décadas, la renta per cápita se triplicó en los países más ricos, en los más pobres sólo creció en un 26%. De 73 países con estadísticas confiables, entre 1950 y 1990 creció la desigualdad en 46 países, en 16 se mantuvo estable, y sólo se redujo en 9 de ellos.
No hay duda que la revolución digital y de las telecomunicaciones ha producido un crecimiento exponencial de la capacidad productiva con las que cuenta la humanidad para satisfacer sus necesidades más elementales. Sin embargo, sólo algunos países disfrutan estas ventajas.
El informe de la ONU da cuenta que si se comparan de un total de 240 países, los 20 países más ricos con los 20 más pobres, mientras los más ricos utilizan el 74% de las líneas telefónicas, los más pobres sólo tienen acceso al 1.5% de las mismas. Mientras los más ricos consumen los 45% de la carne y del pescado ofrecidos por el mercado, los más pobres sólo alcanzan a comer el 5%.
En materia de energía es donde las relaciones desiguales marcan, con mayor crudeza, una relación de dominación económica: los 20 países más ricos, cuyas tierras carecen de la materia prima necesaria para producirla consumen el 58% de la energía, en tanto que los 20 más pobres sólo el 4%, siendo que muchos de ellos son los más ricos en este rubro, un ejemplo de ellos es Bolivia, primer productor de gas, y segunda reserva del continente.
Si bien los datos suministrados por la ONU indican un estancamiento de la pobreza en América Latina en los últimos 20 años -índice dudoso, si tenemos en cuenta tan sólo como creció la pobreza en Argentina, uno de los países menos pobres del continente-, pero registra un aumento de la desigualdad. A comienzos de los años 90, el 10% de los más ricos del continente detentaba hasta el 45% de la renta nacional.
La situación de Bolivia
El escritor Emir Sader, presenta algunos datos sobre la situación de Bolivia que muestran como se integra Bolivia en el mapa mundial, y marcan las urgencias con la que el 22 de enero deberá enfrentarse la presidencia de Evo Morales. “Se cumplen dos décadas de promesas neoliberales y Bolivia está más pobre y más desigual”, escribe Emir Sader
Según los datos suministrados por este investigador “Bolivia tiene pésimos índices de distribución de renta, sólo superados -negativamente- por Brasil. El 20% más ricos dispone de una renta 30 veces mayor que el 20% más pobre. El 60% de la población vive en la pobreza en el conjunto del país, pero ese índice llega al 90% en las áreas rurales. El desempleo oficialmente registrado triplicó en los últimos 17 años, desde que los planes de estabilización monetaria comenzaron a ser aplicados, llegando al 13,9%, mientras la proporción de personas del sector ‘informal’ -es decir, de trabajo precario- aumentó del 58 al 68% en 15 años. La mortalidad infantil es de 60 por mil nacidos vivos, siendo que la media del continente es de 28. La expectativa de vida al nacer es de 63 años, mientras la media de América Latina y el Caribe es de 70 años.”
La desigual distribución del desarrollo tecnológico que indica el informe de la ONU, tiene su clara expresión también en Bolivia, allí, según Emir Sader “Dos y medio millones de campesinos tienen como principal instrumento de trabajo el arado egipcio, de 3000 años atrás. La tecnología de punta sólo es utilizada en la extracción de petróleo y del gas, en las telecomunicaciones, en los bancos y en un 10% de la extracción minera y de la producción industrial. La prometida ‘modernidad’ se reduce en Bolivia a los cibercafés, a los coches de lujo y a los bienes suntuarios consumidos por la élite.”
Las rebeliones populares que atravesaron América Latina en los últimos años fueron las primeras expresiones de desesperación que reclamaron un cambio en la distribución de la riqueza. Los primeros gritos sin una orientación política clara, comenzaron a tomar forma de partidos, movimientos sociales, organizaciones políticas y campesinas, entre otras.
Las últimas elecciones en Bolivia muestran que la expresión institucional es una nueva etapa del mismo. En el 2006 12 países renovarán presidentes, no son pocas las posibilidades que los vientos de renovación continúen soplando en el continente.