Hoy hemos visto fallecer el viejo Partido Justicialista. Este PJ que durante los últimos 20 años en nombre de la marcha, el escudo y de los cuerpos de Perón y Evita llevó adelante cuanta traición encontró en su camino. Sin duda el peor enemigo del peronismo ha sido el Partido Justicialista, que entregó el Patrimonio Nacional, que cercenó los derechos de los trabajadores, y que hizo caso omiso a las terribles violaciones a los derechos humanos que vivió el pueblo durante la dictadura militar.
Hoy es el día en que hay que proclamar el fin del unicato sindical. Creemos que debe haber Libertad y Democracia sindical en la Argentina y que esta visión del sindicalismo que encargan los sectores sindicales responsables de los incidentes del 17 de octubre -corporativos y facciosos-, debe tener alternativas.
Por eso es menester que se apruebe inmediatamente la personería jurídica para la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), de la que la Federación de Tierras y Viviendas (FTV) es parte.
El resultado es claro: una vez más en la trastienda, la sombría figura de Eduardo Duhalde, con Arcuri y Carlos Rodríguez a la cabeza organizando el caos, el enfrentamiento y el sabotaje. Este es un golpe del duhaldismo contra la memoria y la pluralidad de los argentinos.
Al igual que durante los saqueos en el año 2001, Duhalde por la vía del caos intenta resolver con la violencia lo que no pudo resolver con la política.
El Frente para la Victoria debe ratificar su voluntad trasversal, pluralista, contenedora de distintos contingentes ideológicos de la sociedad argentina y aislar para siempre a estos grupos sindicales y políticos procedentes del aparato, de la corruptela, la banda, la prebenda y la patota.