El negocio del descontrol

El hombre dijo ser jubilado, y contratado como cuidador del estacionamiento a cielo abierto que, por la calle Jean Jaures, integra el complejo formado por dos hoteles (uno de pasajeros y otro alojamiento por horas), canchas de papi fútbol, un estacionamiento cerrado y la clausurada discoteca República Cromañón sobre la calle Bartolomé Mitre.

El viernes 13 de octubre, el testigo se presentó ante la jueza María Angélica Crotto, que investiga el incendio de diciembre de 2004 y declaró espontáneamente que la noche del drama ingresó a la playa de estacionamiento (que tiene acceso directo al hotel) el señor Rafael Levy, dueño de todo el emprendimiento, y luego de bajar de su automóvil tres cajas de grandes dimensiones con la inscripción “bengalas”, las introdujo en el recinto.

Hasta ahora, la responsabilidad sobre el uso de esa pirotecnia estaba limitada a Omar Chabán, su guardaespaldas Raúl Villarreal, y el grupo Callejeros.

Había por otro lado pruebas de cohecho que además de Chabán, involucraban a varios policías, y por ahora tres ex integrantes del gobierno de la Ciudad están procesados por incumplimiento de los deberes de funcionario público: Fiszbin, Fernández y Torres, quedando por resolverse el rol del ex secretario de seguridad Juan Carlos López.
Otras causas conexas investigan la habilitación fraudulenta del local e involucran a un estudio notarial y los ingenieros que firmaron los planos.

El local superaba la superficie autorizada por el Código de Planeamiento Urbano, carecía de puertas de emergencia (reemplazadas por salidas “alternativas”), tenía vencida la autorización de Bomberos y estaba decorado con materiales inflamables.

Chabán prometió en distintas oportunidades dar los nombres de los tres chicos que habrían encendido las bengalas, pero nunca cumplió, y el dato sólo intenta cambiar su condena mediática más que su situación procesal.

El local de “República Cromañón” es propiedad de Nueva Zarelux SA, comprado a Raúl Vengrover, quien inauguró “El Reventón” y al parecer también era propietario de la bailanta “Latino 11”, el hotel Leblón y el tugurio “Pecos’s”, con lo que el negocio del espectáculo se complementaba con la prostitución organizada de Plaza Once y otros rubros anexos.

A la izquierda del local incendiado se encuentra el alojamiento “Magique” y metros más adelante, por Jean Jaures en el número 51, una playa de estacionamiento comunicada (¿legalmente?) con el hotel de pasajeros “Central Park 11”.

A esta playa arriban los micros con contingentes del interior y países limítrofes que eran alojados en el hotel y a quienes se ofrecía la alternativa de concurrir al boliche bailable con entrada incluida en el paquete turístico.

Algunas habitaciones de este último están situadas sobre el local de República Cromañón, y esto habría decidido a Chabán por guatas y poliuretano (en lugar de la lana de vidrio reglamentaria) bajo el techo, para reducir el ruido.
“Central Park 11” posee un segundo estacionamiento cubierto por Bartolomé Mitre, donde la policía fue apilando los cadáveres de las víctimas.

Sobre los techos de la edificación se perciben alambrados romboidales que rodean varias canchas de fútbol.

Nueva Zarelux alquila sus instalaciones a Lagarto SA, aunque también existe Lagarto Disco SRL, constituida como “empresa de servicios relacionados con espectáculos teatrales, musicales y deportivos, agencias de contratación de actores; servicios de iluminación, escenografía; representación de actores, cantantes, deportistas, etc.”, integrada por Raúl Oscar Lorenzo, Eduardo Enrique Ripa y Daniel Marcelo Ripa. Según la Inspección Gral. de Justicia, en los locales involucrados aparecen las sociedades National Uranus Corporation con sede en las Islas Vírgenes, la uruguaya Financiera Rucas SA, la Compañía Argentina de Emprendimientos Comerciales SA (CAECSA) y Central Park SRL.
Nueva Zarelux fue creada el 4 de junio de 1997 como sociedad off shore con sede en Montevideo.

Integra su directorio Rafael Levy, DNI 5119205.
La propiedad fue adquirida el 18 octubre de 1994 por Juan Mario Lerner, apoderado de National Uranus Corp., con sede en las islas Vírgenes, por 2,2 millones de dólares.

El 4 de febrero de 1998 lo vendió en 708 mil dólares a Ana Celia Rothfeld, apoderada de Nueva Zarelux SA, que pagó 620 mil dólares por la propiedad de Bartolomé Mitre 3038 y 88 mil dólares por el edificio lindero, sede del Central Park Hotel, un dato que para los investigadores prueba la existencia de lavado de dinero.

Las acciones de Nueva Zarelux fueron al portador hasta noviembre de 1997 y luego se convirtieron en nominativas, pero no quedaron a nombre de una persona sino de una nueva sociedad fantasma, Avral SA, cuyo domicilio concuerda con el del estudio notarial Cukier & Cukier donde se conformó la sociedad original en Uruguay. Avral no registra aportes en la Argentina y figura como clausurada.
El hotel contiguo, también propiedad de Nueva Zarelux, es regenteado por una quinta sociedad, Central Park Hotel SRL.
Chabán no figura en ninguna de las sociedades, ni tampoco parece existir un contrato que lo identifique como gerenciador.

Las pruebas reunidas por la jueza Crotto han demostrado la responsabilidad compartida de Chabán y Callejeros en el uso masivo de bengalas como parte del show. En espectáculos anteriores en canchas de fútbol, a cielo abierto, esta pirotecnia había provocado que se labraran cientos de actas de comprobación por los fiscales intervinientes, pero a diferencia de República Cromañón, estos shows estaban autorizados por el gobierno de la Ciudad y había medios técnicos (ambulancias y bomberos) para prevenir accidentes.

La presencia del señor Levy en el estacionamiento, introduciendo bengalas, difícilmente pueda alterar el cúmulo de pruebas sobre los otros imputados, pero es una muestra del descontrol imperante.

Porque ese era el negocio: el descontrol.

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