El nuevo presidente norteamericano Donald Trump ha mostrado con hechos lo que había prometido en su larguísima y comentada campaña electoral. Mucho de aquello que parecía diatriba de bravucón, hoy está firmado y en vías de realización.
Algunos insisten en que durante la ceremonia misma de juramento se hizo del tiempo para firmar el decreto con que derrumbaba el logro más importante de la administración Obama, el plan de salud conocido como el “Obamacare”, oficialmente “Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible”, promulgada en 2010, y que procuraba dar cobertura médica a los ciudadanos de bajos recursos, es decir a unos 56 millones de estadounidenses sin acceso a servicios de salud. En la actualidad el sistema cubre a unas 30 millones de personas y se estima que su desactivación afectará a cerca de 44 mil personas por año. Se cree que recién para 2019 se pondría en marcha el nuevo sistema que pretende implantar la administración Trump.
En el orden interno, además, Trump ha ordenado congelar las contrataciones del gobierno federal, con excepción de las Fuerzas Armadas. Ha ordenado quitar la financiación a los grupos que militen a favor de la legalización del aborto o que promueven un método de planificación familiar, al tiempo que esa misma medida se ha implementado contra las organizaciones que de alguna manera practiquen o promocionen el aborto fuera de los Estados Unidos, reactivando una disposición de Ronald Reagan de 1984.
Pero esta no fue su única promesa de campaña cumplida antes de la primera semana de mandato. De otro plumazo fue eliminada de la página web de la Casa Blanca la solapa en español y todo aquello que tuviera relación, dentro de la comunicación oficial, con los colectivos pertenecientes a las minorías sexuales.
Este último lunes 23, Trump firmó la orden ejecutiva para retirar a los Estados Unidos del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés), el mayor bloque económico del mundo. El TPP fue suscrito en febrero de 2016 por una docena de países que representan el 40% de la economía mundial, lo que supone cerca de 800 millones potenciales de consumidores. Esto tendrá efecto fundamentalmente sobre México, Chile y Perú, cuyas economías se apoyaban en estos acuerdos, tanto como en las proyecciones de intensificación comercial. En ese sentido, el presidente mexicano Enrique Peña Nieto se ha puesto en comunicación urgente con las autoridades canadienses para saber cuánto se puede salvar tras el Huracán Donald.
«Hasta ahora sin duda ha sido México el país más damnificado por la nueva administración norteamericana»
Quizás tanto corazón herido solo pueda ser sanado por China, quien podría convertirse en el sucesor de Estados Unidos en ese marco comercial, aunque es probable que Beijing negocie conociendo las necesidades de sus posibles futuros socios y no deje de aprovecharse de la desesperación.
Hasta ahora sin duda ha sido México el país más damnificado por la nueva administración norteamericana. La gran cantidad de maquilas o ensambladoras que abastecen con exclusividad al mercado estadounidense sufrirán un aumento de aranceles de ingreso a Estados Unidos y particularmente la industria automotriz que el año pasado exportó a su vecino del norte 77% de la producción total, es decir 2.133.724 vehículos.
El miércoles 25, con bombos y platillos, el vocero de la Casa Blanca, Sean Spicer, anunció que el presidente ha firmado la orden para el inmediato inicio de la construcción del muro que separará los dos países. El muro cubrirá la totalidad de los 3200 kilómetros de frontera, de los que ya hay casi 1000 construidos por diferentes administraciones. Una empresa de origen israelí, la Magal Security Systems, ha sido la primera en postularse para un negocio de 8 mil millones de dólares. Ese desembolso, según Donald Trump, de una u otra manera los terminara pagando México. Es importante señalar que las remesas de mexicanos enviadas a su país desde Estado Unidos superaron el año pasado a las ventas petroleras mexicanas, alcanzando los 28 mil millones de dólares.
Uno de los tantos daños colaterales que traerá a México la construcción del muro será la intensificación de la guerra entre los carteles de la droga. El aumento de la seguridad fronteriza, tras los ataques de septiembre de 2001, provocó el estallido de una guerra que no se detiene y ya ha dejado, mal contados, 200 mil muertos. Un cierre absoluto generará la intensificación de la lucha por las vías de paso de la droga rumbo al norte, lo que sin duda multiplicará los muertos de manera astronómica.
Por otro lado ha dispuesto anular las visas y derechos de asilo a ciudadanos de Afganistán, Somalia, Yemen, Irak, Siria, Irán y Sudán. Además de agregar un pesado conjunto de restricciones a todos aquellos que quieran ingresar al territorio de la Unión.
La ultra derecha europea busca un papá
Envalentonados por el triunfo de Donald Trump y los avances que han logrado en sus propias naciones en los últimos años, la extrema derecha europea lanzó una cita continental el día 21 de enero en la localidad alemana de Coblenza.
Convocados bajo la consigna “Libertad para Europa” y organizado por el grupo del Parlamento Europeo, “Europa de las Naciones y la Libertad”, un nutrido grupo de recalcítrateles neonazis debatió sobre los nuevos tiempos que parecen cernirse sobe el mundo tras la irrupción del nuevo presidente norteamericano.
Representantes del francés Frente Nacional (FN) de Marine Le Pen, Alternativa para Alemania (AfD), encabezada por Frauke Petry, la italiana Liga Norte de Matteo Salvini, el Partido de la Libertad de Austria (FPÖ) de Norbert Hofer, el holandés “Partido por la Libertad” (PVV) de Geert Wilders y el VOX español de Gonzalo Abascal, entre otros, han analizado el nuevo panorama mundial tras la asunción de Trump.
Las discusiones giraron en torno al “patriotismo, las fronteras seguras, el islamosocialismo (sic), la revolución política, el Brexit, la identidad nacional, la oligarquía financiera, la nueva Europa, Donald Trump, el miedo al futuro, y el inicio de una nueva era”.
Con consignas y propuestas eurófobas y ultranacionalistas, pretenden encontrar un destino junto al Brexit y Trump.
Es muy pronto para pensar en la posibilidad de que Donald Trump considere la chance de aceptar el liderazgo que los ultra nacionalistas europeos le están ofreciendo. Trump no es un político, sino un empresario pragmático. Sus intenciones son claras: liderar una “revolución” norteamericana en Norteamérica. Por lo que un liderazgo internacional a esta altura le debe importar muy poco, además de que lo tiene, porque resulta intrínseco al cargo al que asumió el pasado viernes 20 de enero.
Como ya se ha dicho, el zar de la construcción está dispuesto a atender lo que él considera los intereses de sus votantes y para nada le urge, por ahora, atender a una panda de fanáticos, que además huelen rancio.