El Grupo de la Unificación ante la justicia uruguaya: el Moondillo del reverendo

Por Walter Pernas, gentileza Semanario Brecha, especial para Causa Popular.- El Grupo de la Unificación, liderado por el reverendo Sung Myung Moon, enfrenta denuncias penales por libramiento de cheques sin fondo y estafa, a las que factiblemente se sumarán otras por insolvencia societaria fraudulenta. Además, varias empresas privadas y estatales lo demandaron ante la justicia civil por millonarios negocios que no fueron saldados y que ahora figuran en el pasivo de la organización.

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En la Foto: Sung Myung Moon.-

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Directivos y responsables del área contable de una de las empresas del grupo, Alfaner SA, son indagados en el Juzgado Penal de 13 turno, a cargo del magistrado Homero da Costa. Así, el ex gerente general de la empresa, Ángel Guazzo (ex síndico del desbarrancado Banco de Crédito), y el principal agente extranjero de Moon en Uruguay, Chi Sung Shin (presidente del diario Últimas Noticias), fueron interrogados a principios de enero y por más de diez horas en la sede penal.

Además son indagados el ex asistente especial y editorialista de Últimas Noticias -y también ex síndico del Banco de Crédito- Jorge Guldenzoph* y una contadora del grupo que trata de salvar su pellejo negando responsabilidad en presuntos balances maquillados de las empresas deficitarias.

Las autoridades de la secta son defendidas por el estudio del abogado penalista y secretario de la Presidencia de la República, Gonzalo Fernández.

Jugada. Cuando a principios del mes pasado se presentaron las primeras denuncias ante la Jefatura de Policía de Montevideo, debió comparecer Chi Sung Shin, que concurrió con un abogado del estudio de Fernández. Pero además llegó hasta el lugar el ex diputado colorado y gerente general de la Asociación Española Primera de Socorros Mutuos, Óscar Magurno. El ex legislador se interesó por el caso, aunque no había sido denunciado, relataron fuentes cercanas a los denunciantes. Magurno fue uno de los convocados en 1996 por Moon para integrar la Federación de Familias para Salvar a la Nueva Nación, un grupo al que popularmente se le denominó “los 33 orientales”.

Shin se comprometió ante algunos acreedores y ante las autoridades a viajar al exterior a fin de obtener dinero y saldar las cuentas pendientes. Unos 20 días después, el directivo regresó, pero sin plata. Así, todos los involucrados marcharon al juzgado penal, donde hubo largos interrogatorios. El enojo de Shin -familiar del reverendo Moon- con la situación generada era apreciable en el juzgado, según contaron algunos testigos.

Guldenzoph, que aparecía como endosante de varios cheques sin fondo, pagó al contado unos 70 mil dólares para salvarse de la cárcel, al menos en primera instancia.
La investigación presumarial sigue abierta y lo más factible es que las denuncias se amplíen el lunes 13, en virtud de que algunos acreedores -asesorados jurídicamente- detectaron que el concordato solicitado por empresas del grupo Moon está presuntamente elaborado sobre la base de maquillajes contables, dijeron a BRECHA fuentes cercanas al caso.

En diciembre, representantes del grupo se reunieron con los que, al menos hasta ese momento, se creía los principales acreedores, a fin de buscar una solución al problema. En esos momentos se comunicó que el pasivo era de casi seis millones de dólares, según sostuvieron fuentes cercanas a las financieras acreedoras.

Entre el 4 y el 9 de enero el grupo presentó una fórmula transaccional que suponía liquidar el pasivo pagando el 50 por ciento al contado y proponiendo una quita del otro 50. A los acreedores financieros correspondía la parte mayoritaria del pasivo, y eso podría pesar en una eventual asamblea donde se discutiera un concordato. Con esa carta en principio segura, ensayaron una contrapropuesta: que se les pagara el 40 por ciento al contado y el resto en un año, con los intereses legales.

El grupo Moon rechazó la propuesta, y los acreedores informaron que no aceptarían la fórmula concordataria que pretendían los deudores, si ésta llegaba a la justicia.
Pasó la feria judicial, y el viernes 3 se presentó el concordato ante el Juzgado de Concurso de Primer Turno, a cargo de la jueza Teresita Rodríguez Mascardi. Pero, para sorpresa de varios, el grupo pidió un concordato por un pasivo de 570 millones de pesos (casi 23 millones de dólares), según surge de los documentos judiciales a los que accedió BRECHA.

El abogado Carlos Guarnaschelli, en representación de las empresas Impresora Polo SA, Alfaner SA (impresoras de Últimas Noticias y de otras publicaciones) y Frater SA (propietaria del edificio de la imprenta y del diario), solicitó el concordato. Alegó que las sociedades “no pueden hacer frente al pago normal de sus obligaciones ya que están en dificultades que surgen de la memoria explicativa y el resto de la documentación” que se entregó al juzgado.

Y añadió que “del balance consolidado surge la gravísima situación de las empresas (…) cuya finalidad de lucro, en los hechos, aparece como casi inexistente”.

En esos balances aparecen decenas de empresas acreedoras que en las negociaciones iniciales no habían sido mencionadas y que determinan un fuerte incremento del pasivo.

Algunos acreedores financieros sospechan que esas empresas recién aparecidas pueden responder a aportes de capital del propio grupo, que figuran en los balances como deuda, y que esa sería una maniobra para obtener la aprobación del concordato en una asamblea de acreedores, según dijo a BRECHA la abogada Hebe Martínez Burlé.

Una de las empresas que figura como (nueva) acreedora se denomina Kami SRL y -según la propia documentación aportada por el grupo Moon- su sede está ubicada en Gran Caymán, conocido paraíso fiscal. Esta empresa aparece como acreedora de 41 millones de pesos (casi 1,7 millones de dólares). Sin embargo, en la Dirección General de Registros la empresa Kami SRL figura como en disolución desde 2003.
Por otra parte, entre los acreedores también figura el Radisson Victoria Plaza Hotel, que ostensiblemente pertenece al grupo Moon.

En el escrito de concordato se señala que Polo, Alfaner y Frater “son empresas que actúan como un conjunto económico”. No obstante, está claro que en todo caso esas firmas conforman un subconjunto dentro del gran grupo económico de Moon, cuyos rubros en Uruguay van desde la hotelería hasta emprendimientos comerciales y productivos como el proyecto de puerto privado Cerro Free Port, el astillero Atenil SA, la flota de pesca de Krill Top Ocean, y la empresa de servicios informáticos Wacom.

Además, el grupo tiene multimillonarias inversiones en el extranjero.

Lavado de manos. Varios de los acreedores financieros entienden que es el grupo internacional el que debe amortiguar la deuda, al constituir el verdadero respaldo de las inversiones locales.

El grupo Moon propone un concordato en el que pagaría la totalidad de la deuda (casi 23 millones de dólares), aportando el 2 por ciento al homologarse la transacción y el 75 restante en 24 cuotas iguales, mensuales y consecutivas, sin intereses.

Esta fórmula no es aceptada por los acreedores financieros que negocian un salida desde el principio, a quienes se les debe cerca de cuatro millones de dólares. Pero si se tiene en cuenta el nuevo pasivo de 23 millones de dólares presentado, estos acreedores quedarían en minoría en una eventual asamblea.

Además, la ley indica que si la jueza admite la gestión del concordato -paso previo a la aceptación de la iniciativa- debe decretar la moratoria provisional. Esto congelaría los pagos hasta por un año y las firmas en tela de juicio podrían seguir funcionando. El riesgo de una liquidación total de los activos, de un eventual vaciamiento de las empresas, siempre queda latente, sobre todo a juzgar por la historia reciente del país por la cual aún quedan banqueros ladrones prófugos.

La sospecha de acciones delictivas en los balances de la secta Moon es alentada asimismo por la actitud de la contadora del grupo, María Rosa Kadahdjian, que procura deslindar cualquier responsabilidad, tal cual surge del escrito que presentó, y al que accedió BRECHA.

“No he auditado los estados contables adjuntos y no expreso opinión sobre ellos”, señala en ese documento la contadora.
Otro abogado del grupo, el destacado especialista en concordatos Israel Creimer, alegó ante la Liga de Defensa Comercial cómo -según sus clientes- se incrementó el pasivo que en principio se estimaba en 6 millones de dólares.

Creimer realizó una exposición sobre la venta de carteras del grupo que, entre otros aspectos, había determinado un pasivo de 570 millones de pesos y un activo de 380 millones (15 millones de dólares). Pero sus explicaciones no convencieron, según dijeron testigos de la reunión.

Contacto internacional. Los abogados de varios de los acreedores financieros elaboran una denuncia penal por estos hechos, a los que atribuyen indicios de estafa e insolvencia societaria fraudulenta. Hoy viernes procurarán entablar diálogo con las principales autoridades del grupo a fin de esclarecer si están al tanto del manejo financiero que se ha realizado en Uruguay, y si apoyan o no las medidas adoptadas por los representantes locales de Moon. Chi Sung Shin se ha negado hasta ahora a reiterados pedidos de reunión.

Los abogados intentarán ahora contactar a Shung Hua Kwak, Dong Moon Joo, Leong Ogyu, Peter King y Yoo Bac Park, autoridades máximas del grupo.

Naturalmente, lo primero que se va a solicitar es el pago de la deuda cercana a 4 millones de dólares, pero, si no hay acuerdo, se presentará la denuncia penal. De existir una maniobra, ésta podría deducirse de la documentación que ya posee el Poder Judicial. No obstante, una investigación penal a fondo será la que determine si alguien debe ir preso.

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Jorge Guldenzoph* Ocupó cargos en la Dirección Nacional de Inteligencia durante la dictadura cívico-militar. Varias víctimas lo acusan de haber sido torturador.

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