El grito del tero en la Triple Frontera

Argentina, Brasil y Paraguay rechazaron la acusación de Estados Unidos de que nueve personas y dos entidades comerciales, ubicadas en la frontera compartida por esos países sudamericanos, brindan apoyo financiero y logístico a la organización chiíta libanesa Hezbollah.

Un comunicado de prensa conjunto, divulgado por la cancillería argentina, afirmó que la información presentada por el Departamento del Tesoro estadounidense «no aporta nuevos elementos que pudieran permitirles afirmar la existencia de actividades terroristas en la región, incluido el financiamiento de terrorismo».

El comunicado del Departamento del Tesoro había señalado que las personas y entidades designadas «han provisto soporte financiero y logístico para la organización terrorista Hezbollah».

La divulgación el miércoles de la lista de sospechosos por parte de las autoridades estadunidenses generó sorpresa y una rápida reacción de los ministerios de Relaciones Exteriores de Buenos Aires, Brasilia y Asunción, que en pocas horas redactaron el comunicado de prensa rechazando las acusaciones. Al que, por otra parte, fueron inmunes algunos medios de comunicación argentinos, que se lanzaron alegremente a difundir la opinión del Departamento del Tesoro.

«Los designados se encuentran en el área de la Triple Frontera de Argentina, Brasil y Paraguay y han brindado servicios financieros y otros» a Assad Ahmad Barakat, quien a su vez había fue señalado en 2004 como «terrorista» por Estados Unidos, «por su apoyo al liderazgo de Hezbollah», explicó la nota del Departamento del Tesoro.

«La red de Assad Ahmad Barakat en el área de la Triple Frontera es una gran arteria financiera para Hezbollah en Líbano», indicó Adam Szubin, director de la Oficina para el Control de Activos Extranjeros, citado en ese comunicado.

La comunidad de origen árabe que vive en la Triple Frontera, situada en la confluencia de los ríos Paraná e Iguazú, ha sido periódicamente objeto de sospechas por parte de Estados Unidos de financiar actividades de grupos terroristas islámicos. Sin embargo, ninguna de las múltiples acusaciones pudo alguna vez ser probada.

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