“El fuerte de Cristina es la conducción del Estado, no de la fuerza política”

En medio de la “guerra epistolar” del kirchnerismo, Luis D’Elía habla sobre su condena y ensaya una remake del cerco para explicar el silencio de CFK. "Hay mucho nabo alrededor suyo".
Foto: Georgina García | Zoom

El edificio donde Luis D’Elía recibe a Zoom en el barrio de Once bien podría pasar por un museo del temprano kirchnerismo. Imágenes de Hugo Chávez, de Evo Morales, mapas de América Latina, tapas de Clarín, afiches de viejos programas estatales del gobierno de Néstor Kirchner, una foto propia con Gorbachov, toda una memorabilia de los años previos al deshielo, a la caída del Muro K, cuando el kirchnerismo era todavía una novedad histórica a caballo de la ola del No al ALCA y la fractura neoliberal, y mucho antes de que rompiera contra la orilla de los ministros presos y los candidatos derrotadas por mudos representantes de la nueva derecha. A D’Elía, por cierto, no le fue ajeno ese deshielo, aunque cabe preguntarse si a este dirigente social de larga trayectoria, y siempre incómodo para un kirchnerismo que pasó mucho tiempo buscando un perfil mediático que nunca encontró, el deshielo, en realidad, no le llegó antes. Ahora, sin embargo, como si fuera parte de ese álbum de figuritas que todos en Comodoro Py anhelan llenar, a D’Elía le tocó su capítulo judicial. Después de las detenciones de Julio De Vido y Amado Boudou, el Tribunal Oral en lo Criminal 6 lo condenó a cuatro años de prisión en suspenso por aquel 26 de junio de 2004, cuando el referente piquetero, junto a otros dirigentes sociales y vecinos, tomó la comisaría 24 de La Boca en protesta por el asesinato del militante Martín “Oso” Cisneros. Mucho más de trece años parecen haber pasado sobre un D’Elía que hoy se muestra escueto en sus respuestas, algo cansino, distante del estereotipo estridente que en algún momento él mismo ayudó a construir. En medio de un peronismo que vive su «autocrítica epistolar», con cartas y acusaciones mutuas, D’Elía no escribe pero habla y se suma a las críticas internas por la posición de Cristina Fernández de Kirchner frente a las detenciones de De Vido y Boudou. Aunque, aclara, la futura senadora “está reaccionado» y ensaya una remake de la teoría del cerco contra los “nabos” que la rodean. Además, rechaza el armado de Unidad Ciudadana y la «hegemonía» de La Cámpora, habla de su entrevista con Jorge Lanata, del memorándum con Irán y de la ruptura del espacio que tuvo con Boudou, Esteche y Mariotto, y, contra todo pronóstico, cree que los últimos sucesos lo revivieron políticamente. “Hoy cotizo en Wall Street”.

 

¿Qué lectura hace del fallo del Tribunal 6?

Es un plan armado desde hace mucho tiempo. Este juicio, después de catorce años, cuando están los posibles delitos todos prescritos, se hace al solo efecto de condenarme a mí. No hay otra opción.

 

La causa no prescribió porque se le sumaron las denuncias por su ingreso a Plaza de Mayo en 2008 durante el conflicto con las entidades agropecuarias.

Claro, metieron otras cosas en el medio. Pero a mí de hacer actos violentos sólo me acusan los narcopolicías. No hay ningún vecino que me acuse. O sea, los tipos que nosotros decimos “este vendía drogas para ustedes muchachos”. A Martín Cisneros lo mata un dealer, Juan Carlos Duarte, que vendía droga para la comisaría y no lo detenían. Tenía tres pedidos de captura, generados en esa misma comisaría, y no lo capturaban porque laburaba para ellos. Una comisaría tan corrupta que, con el tiempo, fue intervenida por el Poder Ejecutivo.

 

¿Incluye su condena dentro de la misma saga de detenciones a Boudou y a De Vido o es algo distinto?

Yo creo que es una estrategia torpe del macrismo de intentar demonizar a los sectores de la oposición.

 

¿En los tres casos lo que está detrás es el gobierno?

Todos los compañeros están presos por decisión de Macri.

 

¿No por decisión de la Justicia? ¿O porque quieran darle un mensaje político al Poder Ejecutivo, como el caso del juez Lijo?

A Lijo le encontraron en el Banco Royal de Canadá un millón seiscientos mil dólares. ¿Qué podés decir? Un sinvergüenza. Por eso yo estoy retranquilo. ¿A mí de qué me acusan? Me dieron cuatro años, lo mismo que al dictador Orlando Ramón Agosti. ¿Y qué hice yo esa noche? Fui a protestar a una comisaría porque mataron a un pibe humilde.

 

¿Va a apelar?

Sí, sí, voy a apelar. Veremos hasta dónde les dan las bolas a ellos.

“Yo soy kirchnerista, no hincha de River. En River no discuto nada porque soy fanático, acá no. Soy un militante político que discute el rumbo de la fuerza”

En el caso de Amado Boudou su detención se da a raíz de una causa que lleva muchos años. Más allá de las formas de la detención, que no son menores, ¿no cree que hay que investigar qué pasó con Ciccone?

Es una causa totalmente armada. [Jorge] Lanata, cuando tuvo que discutir conmigo, no pudo ni empezar a discutir. Le digo, “Gordo, ¿quién es Jorge Orlando Pacífico?” Que ni él ni [Nicolás] Wiñazki lo nombran. Es un carapintada, autor de la denuncia original.

 

Estamos hablando de la causa que siguió el fiscal Carlos Rívolo. ¿Ya esa primera causa estaba viciada para usted?

Totalmente. Es más, a ese tipo le garparon, seguro. Dice que en un bar de Puerto Madero él estaba de espaldas y escuchó una conversación entre los que estaba Boudou. Ya te das cuenta que la denuncia es una chantada. Segundo, ¿cuál fue el papel de [Jorge] Brito y [Raúl] Moneta en el caso Ciccone? Brito y Moneta nunca pueden ser testaferros de Boudou, si son los dueños reales de The Old Fund, ¿estamos? Y por último, está el papel de Bold, la empresa de los tragamonedas de la provincia, dueña del Casino de Mar del Plata y del Casino de Tigre, subsidiaria de Clarín, que se quería quedar con la impresión de papel moneda en la Argentina. Entonces, cuando vos decís estas cosas, el gordo salió corriendo. Le digo, “Gordo, ¿querés discutir?, sigamos discutiendo, yo sé del tema” Él puede engrupir a la gente, haciéndose el actor histriónico, pero el día que tiene que hablar con otro se le acaba la joda, no puede hablar. ¿De qué va a hablar? El único diputado que no votó la introducción de los tragamonedas en la provincia de Buenos Aires fue el pelotudo de D’Elía. Yo fui el único que no lo votó. Todos los demás recibieron una fortuna con eso. Y de todos los colores políticos, incluida la izquierda.

 

¿Cree que el kirchnerismo tiene casos que deben ser investigados por la Justicia?
Foto: Georgina García | Zoom

Por supuesto, de eso no te quepa la menor duda. Ahora, cuando ellos quieren poner a De Vido como el gran corrupto de la obra pública… si querés hablamos quién cartelizó la obra pública de Argentina. Estamos gobernados por Don Corleone. Hay un libro de Norberto Galasso donde muestra, desde que se constituyó Socma en 1976 a la fecha, lo que estos tipos hicieron con la obra pública. [José] López es un ladrón, pero la guita se la dieron los Macri.

 

¿Pero eso exime de culpa a De Vido?

Pero quiero ver, porque ¿de qué expediente hablamos, de qué obra? Porque para hacer condenas periodísticas así porque tengo ganas, no. Ese tipo manejó mucho derpo, hay que ver bien quién, por qué. Me gusta mucho el proyecto de Adrián Grana, de auditar toda la obra pública desde el advenimiento de la democracia a la fecha. Y empecemos por los doce años de kirchnerismo.

 

¿Cree que lo van a hacer?

¿Qué van a hacer? Si Macri va preso si hacen eso. Esos son unos delincuentes.

 

Se habló mucho del papel de Cristina a raíz de las detenciones de De Vido y Boudou, del “no poner las manos en el fuego por nadie”. Usted dijo que ella no se puede “hacer la pelotuda” y la esposa de De Vido habló de “gestos inhumanos”. ¿Qué tendría que haber hecho Cristina?

Yo creo que en la adversidad están en juego las calidades humanas de quien conduce un proceso político. Y uno tiene que apostar a la solidaridad, al respeto a los compañeros, a la contención, a tirar lazos solidarios. Esto de decir yo no pongo las manos en el fuego por nadie, la verdad no fue una frase buena. Esas cosas hacen que ella después vaya a José C. Paz y no hable. Habló [Mario] Ishii solo.

 

¿Por qué cree que dijo eso?

Yo la voy a defender ahí a Cristina. El fuerte de Cristina es la conducción del Estado, la mina ahí es una tipa muy solvente, muy sólida, muy lúcida. Después, el fuerte de ella no es la conducción de la fuerza política. Y ahí yo creo que la detención de De Vido, ya la de [Roberto] Baratta, indican un cambio de la situación táctica en la conducción política. A ver, los que estamos acostumbrados a conducir en la calle de eso nos damos cuenta enseguida. Ella tardó en darse cuenta. Y me parece que ahora ya está reaccionando bien.

 

¿Por qué?

Porque se va dando cuenta de cómo son las cosas. Por ejemplo, ahora [Oscar] Parrilli lo salió a defender a De Vido. Bueno, esa es ella, que va reaccionando lentamente. Hoy, por ejemplo, tendríamos que ya tener formado un comité de defensa de los presos, de todos los presos políticos, y considerar a todos los compañeros nuestros como presos políticos. Eso es lo que tendríamos que hacer.

“Hay mucho nabo alrededor de Cristina. No darle a [Florencio] Randazzo la interna fue un error”

¿Qué implicaría un comité de defensa o una gran asamblea, como la que demandó el otro día en Comodoro Py?

Acciones, de profundo corte no violento, pero en la calle, marchas y utilizando mucho la simbología cultural, la bandera, San Cayetano, la virgen de Luján, lo que hacíamos en dictadura.

 

¿Pero hoy eso tiene impacto? Mucha de esa simbología, de esa calle, dominó el escenario del año pasado, y nada de eso parece haber horadado al oficialismo.

El gobierno tiene un derpo enorme. Tienen todos los multimedios hegemónicos laburando las 24 horas contra Cristina y le pudieron ganar por un punto y medio.

 

Pero justamente, frente a eso, ¿esa simbología y esa presencia tienen impacto?

Sí, eso lija. Y además se complementa con el desgaste económico, que es enorme. Vamos camino al desastre económico. A los neoliberales les das a manejar en un campo y chocan. Son de una brutalidad espantosa.

 

A la luz de los resultados de octubre, ¿fue un error que Cristina haya sido candidata?

Fue una decisión correcta, lo que estuvo mal es el armado.

 

¿El de Unidad Ciudadana?

Sí, todo ese armado. Hay mucho nabo alrededor de Cristina. No darle a [Florencio] Randazzo la interna fue un error.

 

¿Un error producido por ese entorno de Cristina?

Claro, Cristina tendría que haber sido la cabeza de diez listas distintas, para eso son las PASO, y que todos pudiéramos llevarla a ella de candidata. ¿Cuál es el problema? Eso era inatajable para el macrismo. Pero no, la metieron a jugar una interna chiquita, mezquina, una tontería.

 

¿Cómo vivió el hecho de que lo hayan dejado afuera de las listas, incluso de los actos?
Foto: Georgina García | Zoom

 

Yo estoy acostumbrado. Antes del kirchnerismo era diputado nacional por las mías. Vino el kirchnerismo y no pude ser más nada. Nunca fui en doce años en ninguna lista, me cagaron siempre. Pero sí influí en muchas políticas. Muchas políticas avanzaron por mí, por estar ahí adentro. Soy un tipo raro para hacer política porque no llego a grandes cargos, pero después influyo mucho en política.

 

 

 

¿Qué lectura hace del memorándum con Irán? ¿Fue un error?

Era la única forma de lograr que los imputados iraníes declararan ante un juez y un fiscal argentinos.

 

¿Pero a la luz de los resultados lo sigue reivindicando? ¿No tuvo, entre otras cosas, un costo político muy alto para el kirchnerismo?

No, no, se hizo de manera correcta, lo aprobó el Congreso. Nunca se pidió la caída de las alertas rojas, no lo ratificó Irán. Es como que te acusen de asesinato sin que haya un muerto. Es una payasada.

 

¿Por qué se fracturó el espacio que había conformado con Boudou, Mariotto y otros dirigentes?

Creo que los compañeros no encontraron un lugar ahí y partieron. Pero es un grupo con el cual hay mucha afinidad. Estoy en contacto permanente.

 

¿Cómo ve su futuro político y el armado opositor?

No, antes de hablar del armado va a haber mucha lucha. El armado que viene será el resultado de la conducta de cada uno de nosotros en un tiempo de resistencia. Yo, fijate, en mi vida política presente hoy no soy lo mismo que hace una semana. Tuve la editorial del viernes que la escucharon miles de personas, al domingo siguiente estuve con Lanata cuando jamás un kirchnerista fue a lo de Lanata, y al día siguiente vino la condena. Mi situación adentro del kirchnerismo cambió sustancialmente. Hoy cotizo en Wall Street

“Ahora [Oscar] Parrilli lo salió a defender a De Vido. Bueno, esa es ella, que va reaccionando lentamente.”

¿Fue tan grave ir al programa de Lanata?

No, al revés. Todo el mundo creía que yo iba a Lanata a hablar mal de Cristina. Se equivocaron de acá a la luna.

 

O sea que se puede ser kirchnerista e ir a lo de Lanata y hablar.

Pero claro. A ver, yo soy kirchnerista, no hincha de River. En River no discuto nada porque soy fanático, acá no. Soy un militante político que discute el rumbo de la fuerza.

 

¿Y la conducción de esa fuerza también se discute?

Yo creo que Cristina es la jefa indiscutida y tiene que abrir ante la fuerza política un espacio de debate, de reflexión, de autocrítica, un espacio amplio, que contenga a todo el mundo. Y debe renunciar a tener grupos hegemónicos como La Cámpora. La Cámpora tiene que ocupar un lugar muy importante en el kirchnerismo, lo que no puede ser es ser el único grupo.

 

¿A ellos se refería cuando habló de los “nabos”?

No, no, en general. Hay otros. No son los pibes.

 

¿Esta sería una de las autocríticas que tendría que hacer, el lugar que le dejó a los integrantes del espacio político?

Claro. Sí, yo creo que ella no tiene que tenerle miedo a esas cosas, al disenso, al debate, y después preguntarse qué y qué, no. Yo creo que si el kirchnerismo no es nacional, popular, democrático y revolucionario, no va a ser nada. Y ahí hay muchos que quieren llevarla a Cristina a que el kirchnerismo sea una especie de Frepaso. Esa idea de la política ya fracasó en la Argentina.

 

Pero Unidad Ciudadana demostró ciertos límites y hoy en el peronismo parece hablarse de algo más amplio, un perfil más amplio que el nacional, popular y revolucionario. ¿El kirchnerismo debería ser una parte de algo más amplio?

Sí, sí, hoy hay que unir a todos.

 

¿Inclusive el massismo o sectores no kirchneristas del PJ?

Sí, sí. Hay que juntar a todos. Inclusive hacerle una propuesta a la izquierda. Con el objetivo de desalojar para siempre a la derecha.

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