Cleto se hizo miga, tragó saliva y retornó. Hoy, 10 de abril de 2009, la Comisión de Ética de los radicales ha decidido el regreso de Cobos al seno del centenario partido. ¡No amigo! Cleto no murió, volvió. La expulsión de por vida fue revocada por la decisión de mujeres y hombres radicales, no de Dios. A menos de dos años de su excomunión de las filas del partido rojiblanco, el actual Vice está autorizado a regresar al debate republicano y consensual, hábito que había olvidado hace menos de dos años, cuando se enfermó de peronismo. Ahora, casto, puro y traidor, ha probado su honestidad y bonomía, y aquellos que lo echaron con insultos y escupitajos, lo acogen en su grupo.
Que un comité de ética partidaria perdone a un traidor, es una paradoja. Pero porque es un traidor por partida doble: traicionó a sus correligionarios y al pueblo que lo votó. Contra la imperturbable vocación de poder del peronismo gobernante, la movida de Cobos es casi como un acto de despecho, de desamor. Algo fatal en política, espacio donde los afectos determinan, pero no está bien visto mostrarlos. Eso es cosa de negro. La “gente” quiere políticos de traje, serios, blancos y educados; racionales, poco demostrativos de los afectos. La decisión de la UCR y Cobos es racional. Previsible. Esperada. Pero determinada por la acción del antagonista. Esto también es fatal en política. Una decisión que amagaba, pero ya no puede más. Es algo así como que un telebin en vez de repetir jugadas las anticipara. Un disparate, un partido ya sabido, un aburrimiento. Tal vez esto signifique ser radical en estos tiempos.
Que lástima. Raúl, rosquero genial, maestro de la intriga y la sorpresa, perdónalos, no saben lo que hacen. Cleto se merece un especial de ZOOM.
Marcelo