Muestras de arte, lecturas de poesía, talleres de fotografía, recitales y visitas guiadas son algunas de las tantas actividades que tuvieron como sede al Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti durante 17 años hasta que este 31 de diciembre el secretario de Derechos Humanos Alberto Baños decidió cerrarlo como parte de un plan de vaciamiento que viene llevando a cabo desde que asumió.
El discurso oficial es que el cierre se debe a tareas de “reestructuración, rearmado de equipos de trabajo y análisis de la programación del año entrante” y fue comunicado vía WhatsApp a todos los trabajadores y trabajadoras. El hecho generó, entre otras acciones, un festival con miles de personas en el predio de la exEsma el sábado 4 de enero donde funciona el Conti desde el 31 de mayo de 2008.
Antes fue el pabellón de Armas y Aviación, perteneciente al Sistema Educativo de la Escuela de Mecánica de la Armada, el lugar que fue uno de los centros clandestinos de detención más grandes de América Latina. Allí, donde se industrializó una maquinaria de tortura y muerte durante la dictadura cívico militar en la Argentina, estuvieron secuestradas cerca de 5.000 personas, de las cuales sobrevivieron alrededor de 200.
Recuperar ese predio fue parte de una política de Estado que hoy está al acecho de un gobierno libertario que viene vaciando el predio recuperado en 2004 y constituido como Espacio Memoria y Derechos Humanos por el entonces presidente Néstor Kirchner. La política de vaciamiento es un eje de la Secretaría de Derechos Humanos a cargo de Baños quien desde que llegó echó a más de 200 personas y este fin de año dejó sin trabajo a cerca de 252.
En el Conti específicamente eran más de 100 trabajadores hasta hace un año, quedaban 87 este diciembre último y en esta nueva tanda de despidos hubo 50, quedan de esta manera poco más de 30 trabajadores en guardia pasiva aunque lo que prima es la incertidumbre porque no hay claridad de parte de las autoridades acerca de qué plan tienen para el lugar ni cuál es la situación de todos sus equipos.
El nombre de Conti:
Inaugurado en 2008, el Centro Cultural de Memoria lleva el nombre de Haroldo Conti, escritor, docente y periodista argentino nacido en Chacabuco el 25 de mayo de 1925 y desaparecido desde el 5 de mayo de 1976, cuando un grupo de tareas lo secuestró en su casa en la Ciudad de Buenos Aires, en Villa Crespo en la calle Fitz Roy al 1200, y pasó a integrar la lista de desaparecidos.
En contra de los que escritores que no escriben y convirtieron a la literatura en una actividad social, Conti había destacado en una charla en noviembre de 1966 en la Escuela Nº 12 de Chacabuco: “Hay, por supuesto, notables excepciones, pero generalmente han pagado con la incomprensión o la indiferencia y por fin, el olvido. Con lo que el escribir, tarde o temprano, se resuelve en una conducta y un riesgo. Es allí donde está el compromiso. No en el hecho de urdir una literatura comprometida, lo cual es bastante confuso, sino en el asumir un compromiso con la vida”.
Bajo el título Literatura y vida, el autor de novelas como En vida y Mascaró, el cazador americano dejó claro que era un escritor “nada más” que cuando escribía, el resto del tiempo se perdía “entre la gente”, alejándose de cualquier idea de “los grandes divos de la literatura”. Esa conferencia y varios de sus textos periodísticos pueden leerse en En prensa, una publicación de Ediciones Bonaerenses.
Describir los oficios y actividades que realizó Conti incluye a la docencia, ya que fue maestro de escuela primaria y profesor de latín, pero también su rol como navegante, guionista de cine, nadador de aguas abiertas, seminarista y piloto civil. Justamente en uno de sus vuelos divisó el Delta del Paraná y más tarde lo convirtió en uno de sus lugares favoritos para escribir. Allí nació su novela Sudeste en 1962 que dio inicio a una obra en la que hubo publicaciones de cuentos y obras de teatro.
Un año después de ganar el premio Barral por la novela “En vida”, rechazó postularse a la Beca Guggenheim por considerar “inaceptable” recibir “un beneficio que proviene del sistema” al que criticaba y combatía. Su compromiso lo convirtió en un militante del PRT (Partido Revolucionario de los Trabajadores) y del FAS (Frente Antiimperialista por el Socialismo).
En el lugar en el que fue secuestrado, Conti tenía, sobre su escritorio, un cartel con una frase escrita en latín: «Hic meus locus pugnare est et hinc non me removebunt» [Este es mi lugar de combate y de aquí no me moverán].
Su amigo Eduardo Jozami (1939-2024), periodista, militante y abogado, fue uno de los impulsores de que el Centro Cultural por la Memoria llevara el nombre de Conti y se convirtiera en un lugar central para potenciar agendas de movimientos sociales, organizaciones de derechos humanos y expresiones artísticas. Jozami fue el primer director del Conti hasta 2015, el macrismo no designó autoridades y durante el gobierno del Frente de Todos, la directora fue la actriz Lola Berthet.
La memoria del Conti:
Este Centro Cultural no solo fue sede de actividades que convocaron a artistas de todo el país y de la región para enriquecer la conversación cultural sino que también alberga material histórico de la memoria nacional como un fondo bibliográfico especializado en derechos humanos, constituido por donaciones públicas y privadas.
Se trata del catálogo de la biblioteca y Centro de documentación “Obispo Angelelli”que preserva y difunde trabajos sobre temas relacionados con la memoria social de la política latinoamericana, haciendo eje también en la educación en derechos humanos y preservando información sobre manifestaciones artísticas con el objeto de promover el estudio y la discusión crítica sobre los derechos humanos en clave cultural.
A los más de 11.000 volúmenes disponibles se puede acceder en la sala, pero también tiene algunos textos en formato on line: http://conti.derhuman.jus.gov.ar/areas/b/biblioteca-virtual.php.
A su vez, el Conti conserva los catálogos digitalizados de muestras que se fueron haciendo en estos 17 años http://conti.derhuman.jus.gov.ar/2024/08/publicaciones.php con imágenes y textos especiales sobre distintos hechos históricos como las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001 o los 40 años de democracia.
Desde que el mensaje de WhatsApp llegó a los celulares de las y los despedidos, comenzaron distintas muestras de acompañamiento y defensa del Centro por la memoria que es el espacio cultural del lugar convertido en Espacio y Museo de la Memoria: primero una misa, después un multitudinario festival que se extendió por horas y en las últimas horas un banderazo. Ante la incertidumbre y la crueldad, el Conti tiene una comunidad que está intentando defenderlo.