El chico Google

Aguardientes. Segunda temporada.

Los asianos del medioeste están en guerra desde hace años. El Asia limita al sur con el Mediterráneo, lago cristalino cuyo nombre se debe al cantante catalán, muy exitoso en España, Manuel Serrat.

La guerra es la especialidad de los asianos de esa parte, mientras que la salsa de soja puesta en pastas, moluscos y otros pescados, es el principal componente dietista de los otros asianos que tienen, a diferencia de los primeros, rasgos asiáticos.

El problema de estos últimos tiempos es que los asianos no hacen la guerra, sino que se la hacen, y entonces pierden, por el efecto sorpresa. Y como son muy fundamentalistas, además de ponerles pañuelos en la cara a sus mujeres ponen bombas en los trenes, los supermercados y hasta en la vía pública.

Son tan nihilistas que inventaron el cero.

Hace poco, en un congreso de panaderías fundaron el movimiento Pan Árabe, que es muy bueno para hacer sanguches tostados.

Los asianos son muy lentos, pero fanfarronean con que tienen la paciencia de los hombres del desierto, por eso es que acumulan bronca y, cuando tienen la suficiente, arman una intifada, que viene a ser como una guerra santa pero sin santos, porque ellos no tienen santos en razón de que se los quedaron todos los católicos después del cisma de oriente.

Los asianos más cercanos a América son los uruguayos, orientales que se asimilaron muy bien a los argentinos, no como los del barrio del Once, que no se les entiende nada.

Los asianos oran de rodillas, igual que los cristianos. Besan el piso todos los días en el lugar en el que se encuentran, a diferencia de los papas católicos que solamente besan los pisos de los aeropuertos.

No comen cerdo, dado que al poder tener hasta cuarenta esposas no se sienten tentados por la carne de chancho.

Usan zapatos con las puntas dobladas en espiral hacia delante y hacia arriba para que no se les enganche en los bordados de las alfombras persas. Son tan cuenteros que les alcanza para amenizar mil y una noches. Cultivan el petróleo, las aceitunas, los caballos árabes y la nuez moscada. Practican la equitación, el tiro al blanco y los secuestros de aviones.

Se envuelven la cabeza con sábanas a las que llaman turbante. Algunos asianos salen con la sábana suelta seguramente porque, al ser hombres de negocios, no tienen tiempo de hacerse la enroscada.

Mucho más puede decirse de este pueblo, dado que hace rato que están por este planeta. El problema es que las páginas siguientes que estuve buscando en la red son bastante confusas e incompletas, ya que todo lo que dicen está por la mitad. Y no lo ocultan, ya que se la pasan hablando y hablando de Medio Oriente.

COMPARTÍ ESTE ARTÍCULO

Share on facebook
Share on twitter
Share on linkedin

Recibí nuestras novedades

Puede darse de baja en cualquier momento. Al registrarse, acepta nuestros Términos de servicio y Política de privacidad.

Últimos artículos

Tucumán: “Durante días los militares se dedicaron a tapiar las villas de la ciudad y a cazar mendigos. Los subieron en un camión militar y los arrojaron en los descampados de Catamarca. La abismal desolación de esos parajes da cuenta de la crueldad de la limpieza.” Por Carlos Zeta
“Con otros instrumentos, los mismos resultados”. La pasión del eterno retorno de hundir una y otra vez a un país entero. Por Raúl Dellatorre
Santa Fe no debería endeudarse para hacer obras críticas en infraestructura de exportaciones si existiera la coparticipación de retenciones al complejo oleaginoso, que estuvo vigente desde 2009 hasta la vuelta del FMI. Por Gustavo Castro.