El académico traidor

BIOGRAFÍA DEL ESPÍA BRITÁNICO ANTHONY BLUNT

JESÚS MARCHANTE COLLADO

“Anthony Blunt: El espía de Cambridge”, de Miranda
Carter (Tusquets), tiene la virtud de ir atrapando al lector
poco a poco, hasta no dejarlo escapar ni siquiera cuando llega a
la última página. Son tantas las ideas que comienzan a dar
vueltas en la cabeza que, a pesar de saberse de antemano el
final de la historia el fuego no se extingue del todo. ¡Y no es
para menos! En el libro se puede entrever lo que ha sido el
siglo XX.

Hablar de él requeriría escribir un tratado sobre la ética y el entendimiento humano. Miranda Carter ilumina con suavidad las dos décadas más apasionantes y trágicas de ese siglo: los años veinte y treinta. De Bloomsbury al fascismo-nazismo y la dictadura estalinista. Y la eclosión de una burguesía refinada con buen gusto en lo estético y cierta ingenuidad en lo político.

Y, en medio de todo, unos jóvenes altruistas que creen haber
escogido el bando justo para enderezar el pliegue que el mundo occidental está a punto de torcer. Uno de estos estudiantes de lo que se llamará (con el paso del tiempo) el Círculo de Cambridge es Anthony Blunt, que muy pronto quedará tocado y herido por esa manifestación del malestar humano que es el arte.

Blunt, que no sabe gran cosa sobre política, entrará de lleno en ella gracias a su amigo Guy Burgess; los dos, junto a Kim Philby y Donald MacLean, espiarán a favor de la Unión Soviética antes de la Guerra y después de ella. El libro retrata con delicadeza el fondo homosexual que subyace en todo ese grupo y en todo ese sector del ‘establishment’ británico sin caer nunca en ningún
exceso.

Simpatía

Miranda Carter se mantiene a cierta distancia de la figura
analizada, aunque se advierta alguna simpatía por el historiador y crítico de arte. No es ella quien (como en tantos otros libros) emite el juicio. A lo largo de la biografía deja hablar a unos y a otros, de tal manera que el lector puede acabar haciéndose su propia composición y tomar, o no, partido por Blunt.

El personaje se encuentra atrapado en el dilema de
alcanzar un talante espinosiano intuido en el último Poussin
(pintor sobre el que trabajará durante toda su vida y que
contribuirá a rescatar del olvido al que lo había sepultado el siglo XIX), y al mismo tiempo luchar por enderezar el pliegue que precipita a Europa en el abismo de la enajenación y de la muerte.

Es la historia de un hombre que se sitúa del lado de la vida con mayúsculas, en una época en la que esta palabra tenía un significado y cuando la cultura del trabajo aún no había envilecido el espíritu humano. Blunt logra desdoblar sin esfuerzo aparente sus dos vidas: la del académico y la del espía, sin que una aplaste a la otra; y ésa es la grandeza del personaje.

De un personaje trágico y romántico y al mismo tiempo
racionalista y estoico. Blunt conseguirá controlar el peligro de deslizamiento hacia la locura y la autodestrucción como es el caso de Burgess.

Como él mismo confiesa a una amiga, al final de su vida y después de su desenmascaramiento por la primera ministra Margaret Thatcher en 1979, cuando ésta le pregunta
«¿Cómo has podido soportarlo?», Blunt levanta el vaso de whisky y le dice: «Con esto y con más y más trabajo».

Crónica de una sociedad enferma

La biografía de Carter es también la crónica de una sociedad
enferma e hipócrita que en los años ochenta tratará de camuflar sus gravísimos problemas de legitimación social poniendo en primer plano la figura del traidor. Son los años del thatcherismo y del reaganismo, consecuencia de la derrota de los años sesenta y setenta, cuando tantos jóvenes y no tan jóvenes lucharon con generosidad como Blunt y sus amigos en los años treinta para intentar, si no ya una revolución imposible, al menos que el mundo no girara hacia el lado oscuro de las tinieblas de la irracionalidad.

Que no lo consiguieron lo confirma a todas luces el tipo de
planeta que habitamos hoy. Los millones de muertos de los años treinta y cuarenta debidos a una enajenación histórica y a un fracaso de la inteligencia humana, no soslayan los millones que mueren hoy en los rincones más olvidados de la tierra, de nuevo como consecuencia de la estulticia de unos y otros.

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