Doce estrellas pintadas con rojo sangre

Los casos de violencia de género se multiplican en Mar del Plata mientras el gobierno provincial oscila entre la indiferencia y la complicidad.

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En “La parte de los crímenes” de su inconmensurable novela 2666, el chileno Roberto Bolaño escribe: “Esto ocurrió en 1993. En enero de 1993. A partir de esta muerta comenzaron a contarse los asesinatos de mujeres. Pero es probable que antes hubiera otras. La primera muerta se llamaba Esperanza Gómez Saldaña y tenía trece años. Pero es probable que no fuera la primera muerta. Tal vez por comodidad, por ser la primera asesinada en el año 1993, ella encabeza la lista. Aunque seguramente en 1992 murieron otras. Otras que quedaron fuera de la lista o que jamás nadie las encontró, enterradas en fosas comunes en el desierto o esparcidas sus cenizas en medio de la noche, cuando ni el que siembra sabe en dónde, en qué lugar se encuentra”. A partir de ahí y a lo largo de más de trescientas páginas, Bolaño ensaya una crónica -que descarna casi hasta la pura enumeración- de los femicidios que se suceden en Santa Teresa (una localidad imaginaria que evoca a la muy real Ciudad Juárez, en México) con la que logra en el lector la sensación de que a cada paso está pisando una baldosa salpicada con la sangre de una mujer asesinada.

 

Mar del Plata no es Santa Teresa ni tampoco Ciudad Juárez pero no les va a la zaga en lo que a femicidios se refiere. Para generar conciencia sobre lo que está sucediendo, a fines del mes pasado el Colectivo de Visibilización de Femicidios “Julieta Lanteri” -bautizado así en homenaje a una de las primeras feministas de la Argentina- convocó a los vecinos de la ciudad a realizar una intervención urbana frente a la sede de la Municipalidad, utilizando ese espacio como símbolo del Estado. Los participantes pintaron sobre el asfalto de la calle una estrella roja por cada víctima de femicidio en el Partido de General Pueyrredón.

 

Como en la novela de Bolaño, la lista tenía que empezar por algún lado y decidieron que se tomara como punto de partida la fecha de realización de la primera marcha con la consigna #Niunamenos, el 3 de junio de 2015. Desde entonces, contabilizaron 12 víctimas. El 25 de octubre pasado pintaron estrellas por las primeras diez: Rosario del Carmen Salinas, Claudia Sposetti, Elizabeth Constantópulos, Elizabet Maciel, Miriam Flurin, Erica Falconnat, Blanca Esteche, Celeste Merlo, Lucia Pérez Montero y María Herrera. Ayer, 22 de noviembre, agregaron otras dos estrellas, por dos nuevas muertes ocurridas este mes: Juana Gladys Peralta y Valeria Britez. “Cada estrella que se pintó tiene el nombre de la víctima y el año. Así, los funcionarios públicos verán como, lamentablemente, se cubre de rojo la acera, al igual que una mancha de sangre se expande. Quienes hicimos esta intervención buscamos que de esta manera tomen conciencia de la necesidad de implementar políticas públicas reales y efectivas contra la violencia de género”, dijo a Revista Zoom Patricia Barbieri, una de las organizadoras.

 

Datos de terror

14732199_589723611218061_4737154515996094694_nLa convocatoria se produce en momentos en que las denuncias por violencia de género han crecido de manera casi exponencial. Según datos de la Multisectorial de la Mujer, entre el 1° de enero de 2015 y el 26 de abril de este año, sólo en el Juzgado de Familia N° 4 de Mar del Plata se iniciaron 1732 causas por este motivo y en los últimos seis meses, la línea Malva, dedicada exclusivamente a violencia de género, recibió 1288 llamadas. La información en manos del Observatorio de Violencia por Motivos de Género y Diversidad va en el mismo sentido. Para ese organismo, dependiente de la Municipalidad marplatense, en el último año las denuncias mensuales por violencia de género se han incrementado de 600 a 900.

 

En este contexto y por presión de un grupo de organizaciones sociales, el 9 de junio de este año el intendente Carlos Arroyo promulgó una ordenanza que declara la “Emergencia contra la Violencia por motivos de Género y Diversidad”, aprobada por el Concejo Deliberante. La emergencia se declaró por el plazo de un año y con la opción de ser prorrogada. Sin embargo, en los primeros cinco meses se cumplieron menos de la mitad de los artículos. “Arroyo no está aplicando lo que establece la declaración de la emergencia. Es casi nulo lo que se hizo. La Dirección de la Mujer de la Municipalidad sigue acéfala, lo cual ya es un dato más que significativo, pero además no se destinó mayor presupuesto, lo que implica que no haya personal suficiente para atender la problemática”, explicó a Revista Zoom, Fernando Lozada, uno de los voceros del Colectivo de Visibilización de Femicidios.

 

Los datos que manejan las organizaciones no gubernamentales que integran el Observatorio de Violencia de Género y Diversidad confirman las aseveraciones de Lozada. A mediados de este mes denunciaron que la municipalidad ha dejado de pagar el alquiler de la Casa de la Mujer. “Entendemos que la falta de pago del alquiler del inmueble hace peligrar el funcionamiento de la Dirección en dicho lugar, y en una problemática tan sensible como la que nos ocupa no es conveniente mudar domicilios, menos aún regresar a espacios anteriores que eran absolutamente inadecuados para una atención respetuosa y no revictimizante para las mujeres”, señalaron en una nota elevada al intendente.

“Cada estrella que se pintó tiene el nombre de la víctima y el año. Así, los funcionarios públicos verán como, lamentablemente, se cubre de rojo la acera, al igual que una mancha de sangre se expande”

También denunciaron la reducción de horas extras. La Dirección de la Mujer dispone de 700 horas extras: 400 horas al 50% y 300 extras al 100% autorizadas mes a mes. El municipio declaró su intención de reducir al 50% la cantidad de horas extras autorizadas, lo que impediría cumplir con la demanda de asistencia psicológica, social y jurídica que demandan mensualmente alrededor de trescientas mujeres en situación de peligro. Lo mismo ocurre en el Hogar Goga Gale, destinado a albergar a mujeres víctimas de violencia, donde actualmente se utilizan 276 horas extras al 50% y 226 horas al 100%, pero se presentó un proyecto alternativo para que las operadoras trabajen en módulos de 48 horas, con lo cual, según las organizaciones se reduciría “de manera considerable la utilización de horas extras”.

 

En el mismo sentido, los organizaciones de la intervención urbana frente a la sede de la Municipalidad explicaron: “El Poder Legislativo debe generar un marco jurídico efectivo para prevenir la violencia de género, como hizo en parte el Concejo Deliberante declarando la emergencia de género en el Municipio de General Pueyrredón, pero no se han implementado políticas derivadas de esa ordenanza. La dirección de la Mujer sigue estando acéfala y el Hogar de transito Goga Gale necesita ser ampliado y recibir mayor presupuesto. El Poder ejecutivo debe hacerse cargo de estas acciones. Es fundamental que el Poder Judicial en su totalidad abandone la mirada patriarcal y aplique las leyes con verdadera perspectiva de género. Los jueces deben fallar con el mayor rigor contemplado en las leyes que condenan la violencia de género y los femicidios, pero no debemos concentrarnos únicamente en lo punitivo, hay que evitar llegar a esa instancia, y eso se logrará con políticas de concientización en las escuelas y en los barrios. Es obligación del Estado hacerse presente para producir el cambio socio-cultural”.

 

Arroyo: sobre llovido, mojado

mar-del-plata-marcha-por-el-crimen-de-lucia-perez-sf-21El intendente Carlos Arroyo, ex funcionario de la última dictadura y electo hace un año como candidato de Cambiemos, suele repetir ante cada micrófono que encuentra que es el “primer intendente de Mar del Plata” que ha tomado medidas para combatir la violencia de género. Sin embargo, algunas de sus propias declaraciones más espontáneas y sus acciones lo desmienten con preocupante frecuencia.

 

El mes pasado, en el acto por el 50° aniversario de una escuela primaria, puso en blanco sobre negro lo que realmente piensa: “Creo que muchos políticos invierten innecesariamente en campañas cuando deberían priorizar en la educación. Malgastan dinero en campañas que están de moda, como la de violencia de género”, se despachó. Sus declaraciones trascendieron gracias a una grabación realizada durante el acto por la presidenta de la sociedad de fomento del barrio y se difundieron como un reguero de pólvora. “Pocos días antes, el intendente Arroyo había ido a brindar su ‘apoyo’ al Observatorio de Violencia de Género y dijo que las mujeres se tienen que quedar cuidando a sus hijos para que no les pase nada. Tras la mediatización de su exabrupto, volvió a aparecer en los medios, sin desmentir sus dichos, afirmando que las políticas de género son su prioridad, pero siempre dejando entrever su mirada machista al decir que ‘hay que hacer un cambio de paradigma y, de alguna manera, hay que convencer a toda la población de la igualdad entre el hombre y la mujer y de la necesidad absoluta del respeto hacia ambas partes; no hay que limitar el tema en el hombre o la mujer, todos iguales’. Así se hace imposible creerle cuando dice que quiere combatir la violencia de género”, dijo Lozada a Revista Zoom.

“En el último año las denuncias mensuales por violencia de género se han incrementado de 600 a 900”

En ese sentido, algunos funcionarios municipales parecen no querer ser menos que su intendente. Pocos días después de las desafortunadas declaraciones de Arroyo, Marta Montero -madre de Lucía Pérez Montero, violada y asesinada por dos hombres el mes pasado- denunció que el secretario de Gobierno, Alejandro Vicente, la maltrató cuando fue a pedirle la devolución de 2.500 pesos que había pagado para que el cuerpo de su hija fuera depositado en el sector público del cementerio municipal. La agresión se produjo en el hall del Palacio Municipal, ante la atónita mirada del subsecretario de Relaciones Institucionales de la comuna, Mauricio Loria, el jefe de la Policía Local, Fernando Telpuk, y un periodista de Radio Mitre. La mujer contó que Vicente la agarró de los hombros y la empujó como tres metros para atrás, que ella reaccionó y le dijo: “¿Qué le pasa a usted? ¿Ahora me quiere pegar? Usted está loco”.

 

Cuando el hecho tomó estado público, Arroyo le pidió a la secretaria de Desarrollo Social, Vilma Baragiola, que saliera en su defensa. “Alejandro (por Vicente) nos aseguró que quiso contenerla (a Marta Montero, madre de Lucía Pérez), que la tomó de los hombros, pero no para empujarla, fue para pedirle que se tranquilice”, dijo, convencida o no, la funcionaria. “Qué astuto que una mujer salga a poner el cuerpo para defender al intendente y su equipo machista, que bajeza la de Vilma Baragiola al prestarse a eso -dijo a Revista Zoom Lozada-. Analicemos sus dichos por partes. Dijo que Vicente la tomó de los hombros, es decir que está afirmando que la sujetó sin autorización de ella; eso es un acto violento, que además viene de un varón poco después de que su hija fuera víctima reciente de un femicidio, viene desde alguien que detenta poder, de un funcionario y dentro de un espacio estatal. Son todos agravantes. Pero además dijo que fue para pedirle que se tranquilice, con lo que quiere justificar el acto violento descalificando a la víctima, poniéndola en papel de una histérica que necesita ser sacudida porque no es capaz de comprender solo con palabras”.

 

Mientras tanto, doce estrellas rojas pintadas con rojo sangre frente a la sede de la Municipalidad interpelan al Estado para que se comprometa en la lucha contra la violencia de género. A juzgar por las actitudes de los servidores públicos responsables de hacerlo se parecen mucho a un grito en el desierto.

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