“Debe crecer el protagonismo de quienes demostramos capacidad.”

—¿Cómo transitaron el conflicto por las retenciones desde su apuesta política de fondo?

—Lo vivimos como un conflicto durísimo donde lo que estaba en juego, en esencia, era la posibilidad de que el Estado capture una porción de la renta agraria extraordinaria de los grandes propietarios de tierras y los pooles de siembra, para con ella poder hacer un país mejor, reindustrializado, sin pobreza, integrado. Algo que no se pudo hacer en la historia argentina precisamente por la gran capacidad de resistir de los sectores más concentrados de los propietarios de la tierra, salvo el breve interregno entre 1946-1955. Este problema está en la base de nuestras frustraciones como nación.

—¿Y qué limites imponía la medida oficialista para la profundización de una política redistributiva?

—Los límites que tuvo para nosotros el conflicto, y que en definitiva nos llevó a perder la batalla, fue que, erróneamente, el Gobierno no preparó en forma adecuada el terreno para librarla. No explicó, previamente, a la sociedad lo que se disponía a hacer y para qué; no unió a la propia fuerza, y no dividió a pequeños y medianos productores de los más concentrados, siendo que sus intereses en común son mucho menores que sus conflictos. Es por ello que estuvimos desde un principio a la defensiva y con la iniciativa de parte de ellos, con nuestra fuerza dividiéndose y la de ellos unida. En ese contexto fue difícil eludir la derrota, a pesar de la firmeza que tuvo el gobierno para defender lo que era justo y de la denodada pelea que les dimos en la sociedad.

—¿Cómo se reordena el mapa de actores con los que podría construirse sustento para un proyecto de país distinto?

—La situación se ha vuelto compleja para el campo nacional y popular, pero no ha sido derrotado nuestro proyecto. Solo hemos sido puestos a la defensiva. Habrá que revertir esta situación con firmeza e inteligencia. Hay dos cuestiones que son fundamentales para ello. En primer lugar, que el gobierno mantenga el rumbo económico de crecimiento, de defensa del mercado interno y la industria nacional, de creación de empleo y de abordaje sin pausas de la redistribución de la riqueza en favor de los que menos tienen. Y por otro lado, que se rearme el marco de alianzas del gobierno nacional, dejando de girar casi con exclusividad alrededor del Justicialismo, sumando, ahora con protagonismo, otros sectores que formamos parte de este proyecto. Los que en las horas difíciles hemos dado muestras de firmeza y capacidad de debate, organización y movilización que otros no han dado, para no hablar de los que en definitiva defeccionaron.

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