El debate sobre los trenes argentinos ha recrudecido y con ello, ha quedado en evidencia la ausencia de una política oficial que busque soluciones para la crisis del transporte. Luego de que la empresa que opera el tren conocido como «El Gran Capitán», que une Misiones con Buenos Aires, anunciara el fin de su funcionamiento, el Gobierno Nacional no tuvo mejor idea que insistir con el proyecto del Tren Bala. ¿No bastará con revivir la expoliada red de ferrocarriles para detener la dramática pérdida de vidas que sucede todos los días en las rutas argentinas?
Aunque cueste creerlo, y mientras el servicio de transporte de pasajeros de larga y media distancia no logra detener la cantidad de accidentes fatales en las rutas argentinas, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner ha vuelto a insistir con el plan de un presunto tren bala.
Al respecto, el ex candidato a Presidente Fernando Pino Solanas afirmó que “no contentos con el ramal hacia Rosario y Córdoba, se plantea la extensión del tren bala hacia Mar del Plata” y remarcó que “el conjunto del proyecto es una provocación contra los millones de pasajeros y productores de las provincias que, de un día para el otro, les sacaron los trenes interurbanos”.
Destacó que “Con menos de lo que se piensa gastar en el tren bala, se puede reconstruir a nuevo siete kilómetros de vías de los ramales centrales hacia el interior, con trescientas locomotoras y cientos de vagones nuevos, además once mil kilómetros de vías nuevas para los corredores cargueros”.
“El faraónico proyecto del tren bala es un negocio que atenta contra los intereses de la Nación y el pueblo argentino» concluyó.
Con «balas» no se soluciona la crisis ferroviaria
Pero el mejor recurso para comprender la gravedad de la situación, lo proveen los grupos SUER, Pasajeros del Roca y Mejoremos el Tren, que unidos en Recuperemos el Tren, explican que tras la noticia de la adjudicación que realizó el gobierno argentino para la construcción del tren de alta velocidad, consideran que “la medida es una burla hacia los usuarios de los ferrocarriles suburbanos, que a diario sufrimos un servicio denigrante y riesgoso. Como así también para los cientos de pueblos en todo el país que se han quedado sin servicio de trenes, en el más profundo olvido, a merced del vaciamiento ferroviario que, iniciado en los ’90, se perpetúa en nuestros días.”
“Desde el año 2005 venimos denunciando el potencial peligro que corremos al viajar en formaciones sin mantenimiento, donde son cada vez más frecuentes los accidentes y descarrilamientos. Hemos presentados dos petitorios con más de diez mil firmas y solicitamos tres pedidos de audiencia a Presidencia, pero todos nuestros reclamos han sido ignorados por el Gobierno.”
“Creemos que los objetivos de esta mega obra están muy lejos de ofrecer un beneficio a las necesidades de la mayoría de la población. Proyectos como este se acercan más a meros negocios políticos y económicos a favor de grandes grupos empresarios. Un gobierno que pretende diferenciarse de la matriz ideológica que produjo el vaciamiento y la destrucción de la red de ferrocarriles argentinos, con medidas de este tipo lo único que hace es parecerse a ella cada vez más, robusteciendo el lucro de los mismos de siempre.”
“Exigimos que antes de afrontar una obra de tal envergadura, se dé una solución concreta al grave estado en el que se encuentra la red ferroviaria en todo el país. Porque sabemos que el tren bala no es una simple inversión francesa, sino que es el Estado Argentino el que correrá con los gastos, generando nueva deuda.
Y porque sabemos que, con mucho menos que las sumas que se necesitan para este emprendimiento, podemos tener mejores y más dignos servicios ferroviarios. Con trenes balas no sólo no se soluciona en absoluto la crisis del sistema ferroviario argentino, sino que se profundiza aún más la desigualdad social.”